No vivimos en un cuadro de Hopper
Mezclar aislamiento y soledad genera confusi¨®n e impide ver y analizar realidades muy diferentes
?Se acuerdan del cuadro Los noct¨¢mbulos, de Hopper? Es una composici¨®n en tonos verdes fr¨ªos, donde se ve una cafeter¨ªa sin puerta y cuatro figuras: una pareja, un camarero rubio y un hombre solo sentado de espaldas. Nadie habla, ninguno se mira, todos est¨¢n ensimismados. El borde derecho del lienzo impide ver una salida, produciendo una sensaci¨®n de encierro. Un bar que recluye y protege; una alegor¨ªa sobre el aislamiento y la incomunicaci¨®n, pero tambi¨¦n sobre la invisibilidad de los solitarios.
Hopper era inigualable mostrando la atomizaci¨®n social y el desamparo, quiz¨¢ por el...
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?Se acuerdan del cuadro Los noct¨¢mbulos, de Hopper? Es una composici¨®n en tonos verdes fr¨ªos, donde se ve una cafeter¨ªa sin puerta y cuatro figuras: una pareja, un camarero rubio y un hombre solo sentado de espaldas. Nadie habla, ninguno se mira, todos est¨¢n ensimismados. El borde derecho del lienzo impide ver una salida, produciendo una sensaci¨®n de encierro. Un bar que recluye y protege; una alegor¨ªa sobre el aislamiento y la incomunicaci¨®n, pero tambi¨¦n sobre la invisibilidad de los solitarios.
Hopper era inigualable mostrando la atomizaci¨®n social y el desamparo, quiz¨¢ por ello no sorprende el titular de un art¨ªculo de The Guardian: ¡°Todos vivimos hoy en d¨ªa en un cuadro de Hopper¡±. A pesar de la indudable fuerza de la frase que nos traslada al Nueva York de 1942, mezclar aislamiento y soledad genera confusi¨®n e impide ver y analizar realidades muy diferentes.
En este momento, todos estamos m¨¢s o menos aislados, pero no necesariamente solos. Lo dijo Epicteto: ¡°No por estar el hombre solo se siente solitario; mientras que no por estar entre muchos deja de sentirse solitario¡±. Estar aislado tiene que ver con la p¨¦rdida de conexi¨®n social, con la distancia f¨ªsica o psicol¨®gica a nuestra red social (familiares, amigos). El aislamiento es la p¨¦rdida de la relaci¨®n con los otros, en nuestro caso temporal, pero la soledad es otra cosa.
La soledad es subjetiva y est¨¢ relacionada con nuestros pensamientos, necesidades sociales, emociones y percepciones. Cuando hablas con una persona que sufre soledad lo primero que surge es el ¡°dolor psicol¨®gico¡± que ocasiona, las emociones y sentimientos que la componen: a?oranza, tristeza, abandono, vac¨ªo, desesperanza, vulnerabilidad, incertidumbre...
Otra huella de la soledad son las ¡°necesidades sociales¡± que no se consiguen cubrir: la ausencia de relaciones de intimidad, la falta de pertenencia a un grupo, la carencia de integraci¨®n social, la a?oranza de relaciones significativas, el sentimiento de estar uno ¡°existencialmente¡± aislado.
La soledad tambi¨¦n tiene que ver con la evaluaci¨®n que cada persona hace de sus relaciones, y m¨¢s en concreto, con la discrepancia entre las relaciones que uno tiene y las que esperaba tener. La distancia entre expectativas y realidad es la marca cognitiva de la soledad. No hablamos de insatisfacci¨®n con una relaci¨®n (uno puede estar insatisfecho y no sentirse solo), sino de un juicio que cada persona realiza con enorme influencia en los sentimientos.
Cuando hablas con personas en situaci¨®n de soledad es f¨¢cil escuchar que se sienten aisladas porque no consiguen comunicarse, o que no logran ¡°contactar¡± con otros, o que se sienten ¡°existencialmente aislados¡±¡ El ¡°aislamiento¡± como percepci¨®n y sentimiento es otro de los elementos centrales de la soledad.
La soledad es adem¨¢s un fen¨®meno chocante. Hermana de la p¨¦rdida, a veces proviene de la falta de compromiso e implicaci¨®n personal en nuestras relaciones; otras es el anhelo de integraci¨®n, la necesidad de ¡°sentirnos completos¡±, la convicci¨®n de que no estamos unidos a ninguna persona o grupo, lo que la genera. La soledad es adem¨¢s acumulativa y tiende a perpetuarse.
Suele, la soledad, mostrar ins¨®litos mecanismos. Robert Weiss dec¨ªa que la soledad inhibe la empat¨ªa, al inducir una especie de amnesia protectora, y cuando una persona deja de estar sola, se empe?a en olvidar que lo estuvo. Olivia Laing escribi¨® que a veces los solitarios acaparan espacio personal creando una barrera contra una intimidad que les aterra; otras, la soledad produce verg¨¹enza y miedo, y algunos solitarios optan por el aislamiento, ante el temor de que se descubra su realidad. Creo que ser¨ªa factible aminorar el dolor que produce la soledad si no tuvi¨¦ramos tanta obligaci¨®n de ocultar lo que no es bello, si pudi¨¦ramos exponernos como somos, mostrando nuestra vulnerabilidad.
Los que trabajamos con personas en situaci¨®n de soledad sabemos muy bien que la palabra no basta para reconectar y que el ¡°amor¡± no siempre es suficiente para ¡°sacarle¡± a alguien de la soledad. Hay veces en las que la soledad no es relacional, porque lo que me faltan no son personas, sino una vida con significado. Hay soledades cuyo ingrediente principal es la incertidumbre, y en otras, la tristeza; hay soledades que est¨¢n te?idas de p¨¦rdida y otras de ¡°cansancio existencial¡±; a veces de fragilidad humana y necesidad de cuidados, otras de incomunicaci¨®n.
No estamos por el confinamiento viviendo en un cuadro de Hopper; sino una situaci¨®n de aislamiento temporal, complicada, s¨ª, pero con un objetivo: volver a estar juntos. ?Decir a los que sufren soledad que, por estar confinados, todos vivimos en la misma soledad es un agravio, porque nosotros volveremos a la normalidad y ellos seguir¨¢n solos! Una ¨²ltima cosa: volvamos un momento al cuadro. Se ve la cafeter¨ªa llena de luz, la calle est¨¢ oscura. Se aprecia la soledad de los clientes del bar, pero se puede percibir que tambi¨¦n est¨¢n solos los que est¨¢n encerrados fuera del bar, mirando a la gente sola dentro del mismo. La soledad tambi¨¦n va con ellos.
Javier Yanguas es doctor en Psicolog¨ªa y director cient¨ªfico del Programa de Mayores de Fundaci¨®n ¡°la Caixa¡±.