Banalizaci¨®n del ultranacionalismo
El espacio nacionalista se transforma en el eje vertebrador de la pr¨®xima batalla presidencial
Si las elecciones presidenciales de 2017 en Francia marcaron una ruptura en la V Rep¨²blica por la desagregaci¨®n del sistema hegem¨®nico de los grandes partidos y la estrategia populista de Emmanuel Macron basada en el reclamo ¡°ni derecha ni izquierda¡±, el desaf¨ªo en la convocatoria de 2022 parece mucho m¨¢s complejo. No porque los partidos se hayan reconstruido, sino porque el campo de ruina de anta?o sigue vigente tres a?os despu¨¦s. Los restos de la derecha tradicional que no han sido filtrados por el macronismo se recuperan poco a poco, pero comparten con los escombros del Partido Socialista l...
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Si las elecciones presidenciales de 2017 en Francia marcaron una ruptura en la V Rep¨²blica por la desagregaci¨®n del sistema hegem¨®nico de los grandes partidos y la estrategia populista de Emmanuel Macron basada en el reclamo ¡°ni derecha ni izquierda¡±, el desaf¨ªo en la convocatoria de 2022 parece mucho m¨¢s complejo. No porque los partidos se hayan reconstruido, sino porque el campo de ruina de anta?o sigue vigente tres a?os despu¨¦s. Los restos de la derecha tradicional que no han sido filtrados por el macronismo se recuperan poco a poco, pero comparten con los escombros del Partido Socialista la misma enfermedad: ausencia de proyecto alternativo. Solo constituyen polos de resistencia ¡°aut¨¦nticos¡± el partido de Marine Le Pen ¡ªReagrupamiento Nacional¡ª y La Francia Insumisa, partido de izquierda alternativa de Jean Luc M¨¦lenchon.
La presencia del coronavirus ha cambiado el posicionamiento de todos los actores. El nuevo problema es la reconstrucci¨®n nacional para hacer frente a la crisis econ¨®mica que se avecina. Parad¨®jicamente, el lema ¡°ni derecha ni izquierda¡± vuelve a reproducirse como plato fuerte, pero Macron no lo puede manipular a su antojo: las consecuencias del fracaso de gran parte de sus propuestas de ¡°reforma¡± del modelo social, como su gesti¨®n de la pandemia, han demostrado que gobierna con la derecha liberal y centrista, y que, enfrente, a excepci¨®n de los ecologistas, el tono dominante es el socialnacionalismo extremista de Le Pen o el republicanismo social patri¨®tico de La Francia Insumisa. Es decir, el espacio nacionalista se transforma en el eje vertebrador de la pr¨®xima batalla presidencial.
Una parte minoritaria, pero medi¨¢ticamente ruidosa, de la intelligentsia de izquierda ha devenido furiosamente nacionalista hasta el punto de reagruparse en una nueva revista ¡ªFrente popular, prevista para el pr¨®ximo junio¡ª con ide¨®logos de extrema derecha. Proclaman haber superado la dicotom¨ªa derecha-izquierda en nombre del soberanismo populista frente a la mundializaci¨®n, del Estado social-nacional frente al europe¨ªsmo elitista liberal, del nacionalismo xen¨®fobo frente a la inmigraci¨®n, en particular africana, y de una islamofobia arraigada en el acervo colonial de la extrema derecha francesa y difundida por algunos medios de comunicaci¨®n.
No se puede decidir ahora si este desplazamiento en el campo cultural tendr¨¢ efecto pol¨ªtico importante en la batalla presidencial, pero s¨ª que se puede considerar emblem¨¢tico tanto del se¨ªsmo identitario que Francia atraviesa con la p¨¦rdida de su papel mundial, como de su relaci¨®n problem¨¢tica con Europa. Tampoco se puede aventurar qui¨¦n se aprovechar¨¢ pol¨ªticamente de esta andadura en las pr¨®ximas elecciones. Pero la cuesti¨®n fundamental es que tras 40 a?os de lepenismo, lo que era entonces insignificante y absolutamente intolerable en la Rep¨²blica, el ultranacionalismo, se ha vuelto banal hoy en d¨ªa.