Como africanos colgados del m¨®vil
La conversi¨®n de la sociedad europea en completa sociedad digital se har¨¢ con ¡ªo contra¡ª el valor europeo de la cohesi¨®n social y territorial
No hace tanto, los ciudadanos de ?frica descubrieron que su salvaci¨®n era el m¨®vil. Que as¨ª se saltar¨ªan etapas de la revoluci¨®n en las comunicaciones, como la del tel¨¦fono fijo.
La de hoy es una transformaci¨®n de similar calado. La sociedad europea, como conjunto, est¨¢ aprendiendo en la pandemia un nuevo vivir en digital: el teletrabajo, la telemedicina, la telescuela.
Lo nuevo no son los cachivaches tecnol¨®gicos, que exist¨ªan, como ciertos sectores y generaciones duchos en aprovecharlos. Lo nuevo es que eso involucra a todos, en todos los pa¨ªses, al mismo tiempo.
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No hace tanto, los ciudadanos de ?frica descubrieron que su salvaci¨®n era el m¨®vil. Que as¨ª se saltar¨ªan etapas de la revoluci¨®n en las comunicaciones, como la del tel¨¦fono fijo.
La de hoy es una transformaci¨®n de similar calado. La sociedad europea, como conjunto, est¨¢ aprendiendo en la pandemia un nuevo vivir en digital: el teletrabajo, la telemedicina, la telescuela.
Lo nuevo no son los cachivaches tecnol¨®gicos, que exist¨ªan, como ciertos sectores y generaciones duchos en aprovecharlos. Lo nuevo es que eso involucra a todos, en todos los pa¨ªses, al mismo tiempo.
Ni siquiera es nueva la pol¨ªtica europea en este ¨¢mbito: la Agenda Digital, creciente en los ¨²ltimos a?os, procura la conexi¨®n general a la red, la protecci¨®n a sus consumidores, la reducci¨®n de tarifas, la econom¨ªa online. Pero ahora afrontamos un cambio de escala, para todos. Vivimos, trabajamos, nos curamos, aprendemos en digital.
Por eso es de inter¨¦s urgente el elemento tecnol¨®gico de esta aportaci¨®n espa?ola a la Conferencia sobre el futuro de Europa, aunque no verse sobre sus objetos clave (instituciones, competencias, derechos). Porque extrae lecciones de la realidad.
Al propugnar la asociaci¨®n de ¡°terceros Estados¡± amigos en el desarrollo tecno-sanitario y ofrecer el territorio europeo para alojar servidores, yergue un multilateralismo actualizado. Es justo el que toca cuando los anglosajones reniegan de ¨¦l, se refugian en el proteccionismo, atentan contra la globalizaci¨®n que tanto les report¨® y apuntan al Otro, chinos, inmigrantes, organismos de la ONU o enfermeras europeas, como chivos expiatorios del desastre.
El desaf¨ªo que deletrea Espa?a es asegurar ¡°una m¨ªnima autonom¨ªa digital europea, reduciendo la dependencia tecnol¨®gica¡± de un continente-cuasi-colonia que no es autosuficiente siquiera en mascarillas.
Debe tomarse en serio la ¡°inteligencia artificial, las bater¨ªas, las tecnolog¨ªas de vigilancia¡± e ¡°incluirlos en el debate sobre los retos ¨¦ticos de las desigualdades integradas en los algoritmos, la reciprocidad tecnol¨®gica y la reducci¨®n de la brecha digital¡±, sostiene la propuesta. Porque la conversi¨®n de la sociedad europea en completa sociedad digital se har¨¢ con ¡ªo contra¡ª el valor europeo de la cohesi¨®n social y territorial. El riesgo actual, adem¨¢s de la pobreza, es excluir a los aun analfabetos tecnol¨®gicos, viejos y arrinconados.
Por eso hay que darles habilidad, poder, acceso a la red-infraestructura. Y procurar un Erasmus tecnol¨®gico generalizado, con becas internacionales, formaci¨®n dual, impulso a las nuevas empresas... Hay cosas ya hechas. Y mucho m¨¢s por hacer.
Mucho m¨¢s. El documento espa?ol lleva otros apuntes de urgencia sobre asuntos muy espec¨ªficos: la gobernanza mundial, el turismo o la pol¨ªtica industrial.
Otros papeles se preparan sobre el conjunto de la tem¨¢tica de la Conferencia. Como el ambicioso texto ¡°El debate ciudadano en la Conferencia sobre el futuro de Europa¡±, del Consejo Federal Espa?ol del Movimiento Europeo, a punto de editar por Marcial Pons. No perdamos esta ocasi¨®n.