Pandemia y desorden mundial
La UE ha reaccionado mejor que en la crisis anterior, pero est¨¢ por ver la unidad pol¨ªtica
En el a?o 430 antes de Cristo la peste se ceb¨® con Atenas. Sus habitantes estaban hacinados tras las murallas mientras los espartanos les asediaban, as¨ª que la enfermedad se expandi¨® f¨¢cilmente por toda la ciudad. Incluso Pericles, su l¨ªder, pereci¨® por la plaga, con lo que se suele decir que la peste fue un factor que propici¨® el fin de la hegemon¨ªa ateniense y el auge de sus eternos rivales, los lacedemonios.
Las pandemias muchas veces se han acompa?ado de cambios de poder a nivel mundial. La plaga de Justiniano en el siglo VI, por ejemplo, debilit¨® en gran medida al Imperio Romano de...
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En el a?o 430 antes de Cristo la peste se ceb¨® con Atenas. Sus habitantes estaban hacinados tras las murallas mientras los espartanos les asediaban, as¨ª que la enfermedad se expandi¨® f¨¢cilmente por toda la ciudad. Incluso Pericles, su l¨ªder, pereci¨® por la plaga, con lo que se suele decir que la peste fue un factor que propici¨® el fin de la hegemon¨ªa ateniense y el auge de sus eternos rivales, los lacedemonios.
Las pandemias muchas veces se han acompa?ado de cambios de poder a nivel mundial. La plaga de Justiniano en el siglo VI, por ejemplo, debilit¨® en gran medida al Imperio Romano de Oriente y a los persas, favoreciendo el auge de los ¨¢rabes. La Peste Negra, una de las m¨¢s mort¨ªferas pandemias de la historia, propici¨® la decadencia definitiva de la Edad Media. La expansi¨®n del sarampi¨®n y la viruela, llevada por los europeos a las Am¨¦ricas, caus¨® una enorme mortalidad en sus nativos y as¨ª facilit¨® su conquista.
Sin embargo, la pandemia de la covid-19 ha tenido un alcance global y su epicentro no ha estado en la potencia que decae sino en la que emerge. Estas dos diferencias pueden invitar a pensar que este virus podr¨ªa servir como una especie de t¨²nel del tiempo, acelerando din¨¢micas que se intu¨ªan antes de la emergencia sanitaria y econ¨®mica, m¨¢s que como un radical reequilibrio de poder.
De entrada, las cr¨ªticas a la hiperglobalizaci¨®n han calado. Los Estados (que pueden) ya est¨¢n interviniendo en econom¨ªa, endeud¨¢ndose, participando de sectores estrat¨¦gicos, intuy¨¦ndose relocalizaciones. Ahora bien, esto no es algo novedoso, los electorados ya estaban votando el ¡°take back control¡± desde la Gran Recesi¨®n. Es posible que si vemos la reelecci¨®n de Trump en noviembre (hoy m¨¢s incierta que ayer) el mundo contin¨²e tension¨¢ndose entre guerras comerciales: la carta del enemigo exterior es demasiado tentadora.
Mientras, el predominio de China puede llegar este siglo, pero no necesariamente acelerado por el virus. Xi Jimping se ha fortalecido dentro del r¨¦gimen, personalizando mucho m¨¢s el car¨¢cter del autoritarismo chino, y su reto ser¨¢ afrontar el primer retroceso econ¨®mico del gigante asi¨¢tico desde la Revoluci¨®n Cultural. Algo que no quita que pueda recuperarse r¨¢pidamente, apuntalando la l¨®gica bipolar con Washington en un tiempo en el que las guerras son comerciales y tecnol¨®gicas.
Entre tanto, la Uni¨®n Europea, la ¨²nica gran potencia que a¨²n est¨¢ persuadida de las virtudes del multilateralismo, sigue haciendo equilibrismo. Sin duda ha reaccionado mucho mejor y m¨¢s r¨¢pido que en la anterior crisis, pero todav¨ªa est¨¢ por ver que sepa traducir su peso econ¨®mico en unidad de acci¨®n pol¨ªtica. Despu¨¦s de todo, el virus vuelve a preguntar a la Uni¨®n ¡°qu¨¦ hace una potencia kantiana como t¨² en un mundo hobbesiano como este¡±.