Las correcciones
Las constantes rectificaciones forman parte del estilo de Gobierno de S¨¢nchez
El Gobierno de Pedro S¨¢nchez es el Gobierno de la correcci¨®n pol¨ªtica, entendida esta como la correcci¨®n y rectificaci¨®n constante de las decisiones pol¨ªticas. Hay varias hip¨®tesis que explican esto. La primera es que el Gobierno lanza globos sonda y espera la reacci¨®n de la ciudadan¨ªa o de otros partidos y l¨ªderes pol¨ªticos para saber qu¨¦ pensar y si hay que seguir adelante o no. Esta hip¨®tesis tiene un pilar esencial: las cosas han de hacerse a medias porque no est¨¢ claro que vayan a sobrevivir. Y por eso, cuando sobreviven, suelen ser medidas ambiguas y jur¨ªdicamente confusas, como algunas ...
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El Gobierno de Pedro S¨¢nchez es el Gobierno de la correcci¨®n pol¨ªtica, entendida esta como la correcci¨®n y rectificaci¨®n constante de las decisiones pol¨ªticas. Hay varias hip¨®tesis que explican esto. La primera es que el Gobierno lanza globos sonda y espera la reacci¨®n de la ciudadan¨ªa o de otros partidos y l¨ªderes pol¨ªticos para saber qu¨¦ pensar y si hay que seguir adelante o no. Esta hip¨®tesis tiene un pilar esencial: las cosas han de hacerse a medias porque no est¨¢ claro que vayan a sobrevivir. Y por eso, cuando sobreviven, suelen ser medidas ambiguas y jur¨ªdicamente confusas, como algunas de las leyes aprobadas contra la crisis de la covid-19, que se anuncian a bombo y platillo pero se van concretando sobre la marcha.
Esto ¨²ltimo explica en parte otra hip¨®tesis sobre la tendencia del Gobierno a las rectificaciones. El presidente es impaciente y a menudo anuncia cosas que no est¨¢n del todo claras. Quiere ser el portador de buenas noticias, una visi¨®n muy limitada de la presidencia: incluso en los momentos en los que hay que anunciar algo dram¨¢tico y asumir las consecuencias, el presidente intenta hacer balance positivo (en el Congreso la semana pasada lleg¨® a insinuar que el gobierno se merece un ¡°notable¡±). Cuando anunci¨® las fases de desescalada dio una buena noticia, pero no supo concretar muy bien en qu¨¦ consist¨ªa. Lo importante es que estaba, aparentemente, dando esperanzas a los espa?oles. Era una esperanza agridulce; hasta que no salieron en el BOE las medidas no supimos exactamente por qu¨¦ ten¨ªamos que alegrarnos.
Algo parecido ocurri¨® cuando, en mitad del debate parlamentario sobre la ¨²ltima pr¨®rroga del estado de alarma, el presidente agradeci¨® a la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, antes de que estuvieran cerradas las negociaciones, su abstenci¨®n. Aizpurua respondi¨® sorprendida: ¡°Tengo que suponer que han aceptado el acuerdo para la derogaci¨®n ¨ªntegra de la reforma laboral¡±. El pacto se aprob¨® en directo (aunque pocos se percataron), se rectific¨® a las pocas horas y desvel¨® la preocupante falta de coordinaci¨®n entre el Gobierno y sus socios y entre el partido y algunos miembros del Gobierno (Adriana Lastra tom¨® una decisi¨®n en nombre del partido mayoritario de Gobierno sin el conocimiento de las ministras de Econom¨ªa, Hacienda y Trabajo).
Las constantes rectificaciones forman parte del estilo de Gobierno de S¨¢nchez. A menudo avanza en solitario, sin comunicar sus intenciones a nadie, y cuando no le queda otra opci¨®n rectifica. Entonces, como los n¨²meros no le dan, como ha alienado a potenciales socios y enfadado a la oposici¨®n (que busca cualquier excusa para la sobreactuaci¨®n y la intransigencia), vende flexibilidad, cintura y geometr¨ªa variable. Si el resto de partidos no se f¨ªa del todo, el Gobierno les acusa de ir contra el progreso del pa¨ªs. Es una estrategia muy arriesgada y poco estable. Pero S¨¢nchez cultiva como nadie una ¨¦tica de la excepcionalidad.