Menos Principito y m¨¢s Pr¨ªncipe
En el mundo que llega la diplomacia de las sonrisas lleva las de perder
Si todos tenemos que aceptar que la vida no va a ser lo que era, es mejor reconocer cuanto antes que sucede igual con las relaciones internacionales. No se trata de que la pandemia las haya cambiado s¨²bitamente porque desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn la cosa buscaba un nuevo acomodo, pero la crisis mundial que viene seguramente sea la gota que colma el vaso. Sucede que algunos lo ver¨¢n as¨ª y otros es posible que sigan insistiendo en que el vaso todav¨ªa est¨¢ medio lleno. La ventaja ser¨¢, naturalmente, de los primeros. En estos casos, lo mejor para afrontar el futuro es mirar ¡ªde reojo¡ª al pasa...
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Si todos tenemos que aceptar que la vida no va a ser lo que era, es mejor reconocer cuanto antes que sucede igual con las relaciones internacionales. No se trata de que la pandemia las haya cambiado s¨²bitamente porque desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn la cosa buscaba un nuevo acomodo, pero la crisis mundial que viene seguramente sea la gota que colma el vaso. Sucede que algunos lo ver¨¢n as¨ª y otros es posible que sigan insistiendo en que el vaso todav¨ªa est¨¢ medio lleno. La ventaja ser¨¢, naturalmente, de los primeros. En estos casos, lo mejor para afrontar el futuro es mirar ¡ªde reojo¡ª al pasado y extraer algunas ideas que de paso sirvan para aclarar malentendidos.
Probablemente una de las mayores injusticias que se han cometido en la historia es la de considerar a Nicol¨¢s Maquiavelo como un desalmado guiado por el lema de que el fin justifica los medios. En realidad, nunca pronunci¨® esa frase. Maquiav¨¦lico es definido por la RAE como ¡°astuto y enga?oso¡± y el maquiavelismo como ¡°modo de proceder con astucia, doblez y perfidia¡±. Seguramente al pensador, que vivi¨® a caballo entre el siglo XV y el XVI, le sorprender¨ªa comprobar que en el XXI su nombre representa una manera oculta y tramposa de actuar en pol¨ªtica y de que hay quienes citan a El Pr¨ªncipe como quien habla de un manual de magia negra.
En esta ¨¦poca en la que el emotivismo lo invade todo, convendr¨ªa releer (y en muchos casos leer por primera vez) al pol¨ªtico florentino no como un gur¨² en trapacer¨ªas, sino como alguien en cuyas obras subyace la denuncia del estrangulamiento de la libertad, de la cobard¨ªa en la toma de decisiones y de los peligros del disenso.
Claro que habr¨¢ quien argumente que se trata de buscar inspiraci¨®n en un autor antidemocr¨¢tico. Si Maquiavelo puede ser estudiado para realizar negocios en Wall Street, resulta curioso su escrupuloso veto a la hora de reconocer que en estos momentos ser¨ªa muy ¨²til en una diplomacia. Por ejemplo, la europea.
Vienen tiempos en los que la amabilidad va a servir de poco. A la vista ha quedado en el mercadeo y pirateo de mascarillas y respiradores. Y Europa lleva las de perder, porque las tres potencias con las que compite ¡ªRusia, China y Estados Unidos¡ª no utilizan El Principito como manual, sino El Pr¨ªncipe. Es necesario ser temido y querido. ?Y qui¨¦n va a temer a una potencia an¨®mala y desunida pol¨ªticamente?
No es precisa una uni¨®n pol¨ªtica previa, pero s¨ª una uni¨®n en torno a unos intereses y, sobre todo, una demostrada voluntad de defenderlos al precio que sea. No es una estrategia imperial ¡ªla Florencia de Maquiavelo no era ning¨²n imperio¡ª, sino un planteamiento realista que lleve a un grupo de pa¨ªses que andan a la gre?a entre ellos a poner por encima de todo la libertad y el bienestar de sus ciudadanos en com¨²n. Si hay que relocalizar, investigar y defenderse, se hace. Que te quieran es otra cosa.