Corona virus
Alguna vez, en lo peor del confinamiento, me dio por pensar qu¨¦ estar¨ªa haciendo el rey em¨¦rito
Alguna vez, en lo peor del confinamiento, me dio por pensar qu¨¦ estar¨ªa haciendo el rey em¨¦rito. Seg¨²n las cr¨®nicas, Juan Carlos de Borb¨®n pasa el encierro en el palacio de la Zarzuela, al que regres¨® tras enterrar a su hermana Pilar en enero y pasar varias semanas cazando en fincas de amigos hasta las v¨ªsperas del estado de alarma. Ya entonces, presumen quienes dicen saberlo todo, el monarca rumiaba la idea de desaparecer del mapa y retirarse al Caribe a disfrutar su vejez al amor del jet y el yate de alg¨²n magnate. Yo, sin embargo, pensaba en qu¨¦ estar¨ªa rumiando el viejo le¨®n, enjaul...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Alguna vez, en lo peor del confinamiento, me dio por pensar qu¨¦ estar¨ªa haciendo el rey em¨¦rito. Seg¨²n las cr¨®nicas, Juan Carlos de Borb¨®n pasa el encierro en el palacio de la Zarzuela, al que regres¨® tras enterrar a su hermana Pilar en enero y pasar varias semanas cazando en fincas de amigos hasta las v¨ªsperas del estado de alarma. Ya entonces, presumen quienes dicen saberlo todo, el monarca rumiaba la idea de desaparecer del mapa y retirarse al Caribe a disfrutar su vejez al amor del jet y el yate de alg¨²n magnate. Yo, sin embargo, pensaba en qu¨¦ estar¨ªa rumiando el viejo le¨®n, enjaulado por un virus al que ni siquiera ¨¦l es inmune, en la peor hora de su vida, reci¨¦n repudiado por su propio hijo para no verse salpicado por sus enjuagues y salvar a la Corona. Lo imaginaba a ratos, como todos. Ora subi¨¦ndose por las paredes de tedio. Ora melanc¨®lico a?orando para¨ªsos perdidos. Ora muerto de miedo, pena y autoindulgencia mientras extramuros mor¨ªan solos miles de paisanos de su quinta, entre ellos sus ¨ªntimos Carlos Falc¨® y Alfonso Cortina.
Dicen que el anciano no est¨¢ solo del todo. Que come civilizadamente con su a¨²n esposa, Sof¨ªa, y su cu?ada Irene, presos los tres en la misma c¨¢rcel dorada. Que habla con sus hijas y nietos. Que Felipe VI, hijo aparte de Rey, le visita. Y que mata el tiempo enganchado al WhatsApp y las videollamadas. No da pena. Tampoco gloria. Esta semana hace un a?o que anunci¨® su retirada de la vida p¨²blica. Desde entonces le hemos visto poco el perfil de las pesetas. Ahora, con el alivio del encierro, est¨¢ al caer la primera foto de su vuelta a una calle que dej¨® de entender hace lustros, los mismos que la calle dej¨® de disculparle. Llevar¨¢ mascarilla, guardar¨¢ distancia, mantendr¨¢ regio el porte y campechano el esp¨ªritu. Da igual. El virus de su reinado tiene el calibre del elefante que fue a cazar a Botsuana hace ocho a?os, y a¨²n no ha dado negativo en la PCR.