?El fin del neoliberalismo?
El eje central de un programa ecosocialista debe ser la redistribuci¨®n de la riqueza y de los recursos
Se dice, y es verdad, que la crisis econ¨®mica y social provocada por la pandemia lo cambia todo. Cabe preguntarse, en este sentido, si tambi¨¦n supone el punto final de lo que conocemos como ¡°neoliberalismo¡±. Entendido como el entramado de pol¨ªticas, din¨¢micas econ¨®micas e intereses que han impregnado en las ¨²ltimas d¨¦cadas las agendas de los Gobiernos y de las instituciones internacionales ¡ªy, por supuesto, tambi¨¦n de las comunitarias¡ª, en torno a la bandera de ¡°m¨¢s mercado¡±.
Es cierto, la crisis actual ha revelado dram¨¢ticamente la fragilidad e inconsistencia de los postulados b¨¢sicos ...
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Se dice, y es verdad, que la crisis econ¨®mica y social provocada por la pandemia lo cambia todo. Cabe preguntarse, en este sentido, si tambi¨¦n supone el punto final de lo que conocemos como ¡°neoliberalismo¡±. Entendido como el entramado de pol¨ªticas, din¨¢micas econ¨®micas e intereses que han impregnado en las ¨²ltimas d¨¦cadas las agendas de los Gobiernos y de las instituciones internacionales ¡ªy, por supuesto, tambi¨¦n de las comunitarias¡ª, en torno a la bandera de ¡°m¨¢s mercado¡±.
Es cierto, la crisis actual ha revelado dram¨¢ticamente la fragilidad e inconsistencia de los postulados b¨¢sicos neoliberales. Esto es lo que ha acontecido con la divisi¨®n internacional del trabajo articulada en torno a las cadenas transnacionales de creaci¨®n de valor. Esas cadenas se han roto, propiciando una brusca interrupci¨®n de los suministros y el colapso de los mercados, contribuyendo de esta manera a la paralizaci¨®n de una parte importante del tejido empresarial. D¨¢ndose la paradoja, adem¨¢s, de que en toda Europa no tuvi¨¦ramos capacidad de producir las necesidades b¨¢sicas para responder ante una emergencia sanitaria.
Otro tanto cabe decir de la supuesta superioridad del mercado frente a lo p¨²blico, que ha justificado las pol¨ªticas de ajuste presupuestario y la mercantilizaci¨®n y privatizaci¨®n de servicios b¨¢sicos para la vida como la sanidad y los cuidados¡ Sin embargo, el cortafuegos para detener y superar la enfermedad ha sido responsabilidad de un sector p¨²blico muy debilitado justamente por las pol¨ªticas neoliberales.
Asimismo, la aparici¨®n y extensi¨®n del coronavirus, y de otras enfermedades, es el resultado de unas din¨¢micas a escala global cuyo ¨²nico objetivo ha sido hacer m¨¢ximo el crecimiento econ¨®mico, provocando la persistente alteraci¨®n de los h¨¢bitats naturales y una profunda degradaci¨®n de los ecosistemas.
?Debe ser interpretado lo anterior como que emerge un escenario posneoliberal? Si no hacemos nada, puede que todo lo contrario. Podemos asistir a una aceleraci¨®n neoliberal utilizando la crisis como una coartada para llevar a cabo reformas que agraven a¨²n m¨¢s la situaci¨®n social, pero que beneficien a una minor¨ªa y refuercen sus posiciones de privilegio. Por el momento, los pilares centrales que sostienen el orden neoliberal permanecen intactos; solo desde su cuestionamiento tendremos la oportunidad de sentar las bases de otra econom¨ªa al servicio del bien com¨²n, que enfrente los retos de una emergencia clim¨¢tica y que ponga la vida en el centro de sus pol¨ªticas.
En primer lugar, debemos cuestionar la situaci¨®n actual caracterizada por una formidable concentraci¨®n de la renta y la riqueza, que no ha dejado de aumentar en los ¨²ltimos a?os y d¨¦cadas. Cualquier alternativa debe pasar por el combate de la desigualdad, interviniendo en las realidades que son fuente y reflejo de esa desigualdad, como la fiscalidad, la precariedad, la austeridad y/o los cuidados. En definitiva, volver a poner en el centro del debate la redistribuci¨®n de la riqueza y de los recursos como eje central de un programa ecosocialista.
En segundo t¨¦rmino, las grandes corporaciones, las manos visibles de los mercados, se han configurado como una econom¨ªa en la sombra que gobierna el mundo reforzando un poder corporativo que condiciona, en su propio beneficio, la agenda de los Gobiernos y las instituciones. Un aut¨¦ntico secuestro de la democracia donde la lex mercatoria impera sobre cualquier otro derecho. Toda alternativa que cuestione el statu quo actual tiene que pasar por una profundizaci¨®n democr¨¢tica que acabe con el poder corporativo y permita el control social de sectores estrat¨¦gicos de la econom¨ªa necesarios para el bien com¨²n.
En tercer lugar, la deuda se ha mantenido en el centro de todo el engranaje econ¨®mico. No solo ha seguido creciendo con fuerza, especialmente el endeudamiento de las corporaciones no financieras, sino que se ha acentuado su dimensi¨®n m¨¢s vol¨¢til e inestable. Sin romper con el chantaje de la deuda que atenaza las cuentas p¨²blicas y que est¨¢ acompa?ada de una condicionalidad macroecon¨®mica es imposible responder ante las emergencias sanitarias, sociales y ecol¨®gicas a las que nos enfrentamos.
No estamos ante los ¡°restos del naufragio¡± del orden neoliberal, pero desde luego esta crisis ha desnudado sus limitaciones, mostr¨¢ndolo incapaz de asegurar algo tan b¨¢sico como la propia vida y el bienestar de las mayor¨ªas sociales. Aun as¨ª, las piezas clave de este orden est¨¢n en pie y los grupos econ¨®micos que lo sostienen est¨¢n jugando sus bazas; aprovechando la oportunidad brindada por esta situaci¨®n de excepcionalidad para beneficiarse de la misma y reforzar sus posiciones de privilegio. El primer paso para el fin del neoliberalismo, es, ineludiblemente, pensar que es posible otro sistema que anteponga nuestras vidas a sus beneficios.
Fernando Luengo es economista y Miguel Urb¨¢n es eurodiputado y miembro de Anticapitalistas.