No somos el centro
Dirijamos la humildad, la atenci¨®n, el esfuerzo y la solidaridad hacia lo tangible, en lugar de preguntarnos exhaustivamente c¨®mo de cerca est¨¢ nuestra especie del ombligo de la Creaci¨®n
Con cada nuevo desastre, un nutrido grupo de voces se alza, siempre tocando la misma nota: la de la culpabilidad y la verg¨¹enza. ¡°Pensemos en lo que nos quiere decir el universo¡±, seguido de la necesidad de reconsiderar profundamente el papel en el mundo de la especie humana, normalmente hacia un supuesto estado de naturaleza en el que todo iba mejor.
Es curioso c¨®mo, a pesar de verse a s¨ª mismas como est¨¦ticamente alejadas de la tradici¨®n cristiana, la l¨®gica de esta postura es calcada: la humillaci¨®n de los seres humanos frente a un ente superior que, cargado de voluntad y aten...
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Con cada nuevo desastre, un nutrido grupo de voces se alza, siempre tocando la misma nota: la de la culpabilidad y la verg¨¹enza. ¡°Pensemos en lo que nos quiere decir el universo¡±, seguido de la necesidad de reconsiderar profundamente el papel en el mundo de la especie humana, normalmente hacia un supuesto estado de naturaleza en el que todo iba mejor.
Es curioso c¨®mo, a pesar de verse a s¨ª mismas como est¨¦ticamente alejadas de la tradici¨®n cristiana, la l¨®gica de esta postura es calcada: la humillaci¨®n de los seres humanos frente a un ente superior que, cargado de voluntad y atenci¨®n exclusiva hacia nosotros, se toma la molestia de ponernos un virus mortal a circular y osos a pasear por las calles para que aprendamos lo que, seg¨²n su criterio, estamos haciendo ¡°mal¡±.
Pero lo que sabemos de los virus desmiente esta visi¨®n: al SARS-CoV-2 le convendr¨ªa ser menos letal para poder convivir por m¨¢s tiempo con nosotros. Como le dijo el derviche al C¨¢ndido de Voltaire: nada significa que observemos lo que, bajo nuestra ¨®ptica humana, nos parece como ¡°el bien¡± o ¡°el mal¡±. No somos el centro de todo esto: somos, siguiendo la alegor¨ªa de Voltaire, m¨¢s bien como ratas en un barco dirigido por un rey hacia Egipto. Lo m¨¢s probable, estad¨ªsticamente hablando, es que a duras penas le importemos a nadie, si es que hay alguien (Dios o Naturaleza) a quien le podamos importar por encima de nosotros.
?Quiere esto decir que no deben preocuparnos las consecuencias de nuestras acciones? Al contrario: bajo esta ¨®ptica, disponemos de menor poder e importancia en el esquema general de las cosas, pero de mayor libertad. Preocup¨¦monos entonces de qu¨¦ podemos hacer para minimizar la probabilidad de que un virus como este vuelva a surgir. Preocup¨¦monos tambi¨¦n de los tripulantes m¨¢s vulnerables de entre los m¨¢s vulnerables del barco, y de c¨®mo el virus les golpea con mayor intensidad por cuestiones que s¨ª est¨¢n bajo la responsabilidad humana: las casi 20.000 muertes en residencias espa?olas de servicios sociales para mayores, la exposici¨®n de trabajadores esenciales al contagio, o el incremento del riesgo para las mujeres que viven situaciones de violencia en sus hogares, por citar algunas. Dirijamos la humildad, la atenci¨®n, el esfuerzo y la solidaridad hacia lo tangible, en lugar de preguntarnos exhaustivamente c¨®mo de cerca est¨¢ nuestra especie del ombligo de la Creaci¨®n. @jorgegalindo