La libertad de los otros
Los argumentos de la derecha se ha desplegado en torno a una peculiar defensa de la libertad personal, pero cuidar de lo com¨²n no es rendirse a una estructura ajena sino a algo de lo que se nutre ese concepto
Era inevitable que la gesti¨®n de la crisis se convirtiera en objeto de pol¨¦mica pol¨ªtica, pero no deja de ser sorprendente que los argumentos de la derecha se hayan desplegado en torno a una peculiar defensa de la libertad individual. ?Tiene sentido entender como una restricci¨®n injustificada de la libertad aquellas limitaciones impuestas para salvaguardar la salud p¨²blica? Hay quien est¨¢ tratando de situar el confinamiento en el marco mental de una restricci¨®n de derechos individuales, como si la responsabilidad por la salud de los dem¨¢s no tuviera nada que ver con las libertades. Era previsi...
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Era inevitable que la gesti¨®n de la crisis se convirtiera en objeto de pol¨¦mica pol¨ªtica, pero no deja de ser sorprendente que los argumentos de la derecha se hayan desplegado en torno a una peculiar defensa de la libertad individual. ?Tiene sentido entender como una restricci¨®n injustificada de la libertad aquellas limitaciones impuestas para salvaguardar la salud p¨²blica? Hay quien est¨¢ tratando de situar el confinamiento en el marco mental de una restricci¨®n de derechos individuales, como si la responsabilidad por la salud de los dem¨¢s no tuviera nada que ver con las libertades. Era previsible que una crisis de las actuales dimensiones provocara grandes convulsiones, pero nadie pod¨ªa adivinar que en el barrio de Salamanca reclamaran libertad golpeando una se?al de tr¨¢fico con un palo de golf y los antisistema exigieran orden y obediencia a la autoridad.
La libertad puede ser entendida como la ausencia de impedimentos para hacer lo que uno quiera o como la capacidad real de hacer lo que uno quiera. Tal vez sea Thomas Hobbes quien mejor ha representado lo primero. En un debate con el obispo Bramhall a mediados del siglo XVII, la discusi¨®n se centraba en torno a si era libre o no quien hubiera decidido ir a jugar al tenis sin saber que la puerta estaba cerrada. Actualmente hay muchas puertas cerradas, tanto por la literalidad de nuestro confinamiento como debido a las condiciones estructurales que le impiden a uno hacer lo que desea, y el tipo de libertad que as¨ª se impide es muy diferente en cada caso. La tradici¨®n republicana defiende, frente a la liberal, que la libertad no consiste en que no haya interferencias, sino en que no haya dominaci¨®n. La libertad de elegir est¨¢ condicionada por el hecho de que nadie tenga el poder de hacer imposible esa capacidad. Pues bien: pongamos el caso de que hay una pandemia y todos queremos disfrutar al m¨¢ximo de nuestra libertad. En ese caso, las autoridades pol¨ªticas har¨ªan bien en impedir que la conducta irresponsable de unos ponga en peligro la vida de otros, sin la cual no habr¨ªa libertad posible.
?Qu¨¦ ha pasado para que la contestaci¨®n conservadora al confinamiento se haya llevado a cabo apelando a las libertades individuales? Las derechas en Espa?a han tenido diversos formatos (conservador, nacionalista, tecnocr¨¢tico, reaccionario¡), pero no han sido especialmente defensoras de los valores individuales. La f¨®rmula m¨¢s exitosa ha sido combinar un liberalismo econ¨®mico con un conservadurismo cultural y un creciente nacionalismo. La defensa de las libertades individuales no estaba en su agenda ni en sus discursos (salvo las libertades de los empresarios); no ha existido propiamente un anarquismo de derechas, excepto en alguna medida el lerrouxismo o la definici¨®n que de s¨ª mismo daba Baroja, excepciones que parecen confirmar un conservadurismo sin individuos como el car¨¢cter general de la derecha.
Desde hace alg¨²n tiempo, este paisaje ha cambiado y aparecen cada vez m¨¢s en el estilo pol¨ªtico de la derecha elementos que parecen importados del libertarianismo americano. El actual discurso de Casado calificando al Gobierno de S¨¢nchez de dictadura constitucional y absolutismo moderno coincide con diversas manifestaciones en otros pa¨ªses contra el confinamiento como un atentado contra las libertades individuales. Podr¨ªamos recordar aquella cr¨ªtica de Aznar (que se fue a su casa de Marbella durante este confinamiento) a la limitaci¨®n de la tasa de alcohol permitida al volante apelando a que nadie debe decirle a uno lo que debe o no beber, o la oposici¨®n de los populares a la restricci¨®n del tr¨¢fico en Madrid central (y en otras ciudades) en nombre de la libertad de los conductores. Esa idea de la libertad individual como principio supremo se plasm¨® en un reciente manifiesto de la Fundaci¨®n Internacional para la Libertad, firmado por l¨ªderes liberales de todo el mundo, en el que se llamaba la atenci¨®n sobre el poder desmedido que se habr¨ªa desplegado con ocasi¨®n de la crisis y no sobre la gravedad de la situaci¨®n. Los medios de comunicaci¨®n recogen con frecuencia opiniones de ret¨®rica libertaria, dibujando as¨ª un marco mental que puede resultar gratificante para un grupo amplio de personas de ideolog¨ªa diversa. Resulta curioso que a este grupo se agreguen quienes reivindican la libertad de culto, porque est¨¢bamos acostumbrados a que la pr¨¢ctica religiosa se asociara en este pa¨ªs a la necesidad de la tradici¨®n y no a la libertad individual.
Del mismo modo que se ha producido una americanizaci¨®n de nuestros estilos de vida, en los productos culturales o en la configuraci¨®n de nuestras ciudades, un sector de los conservadores europeos importa esquemas mentales de la cultura pol¨ªtica norteamericana, promovidos por Steve Bannon, por determinados think tanks o por simple imitaci¨®n. Su imagen m¨¢s histri¨®nica es la de aquellos hombres armados que irrumpieron en el Capitolio de Michigan, para mostrar su oposici¨®n al confinamiento, siguiendo as¨ª la instigaci¨®n de Trump a rebelarse contra semejante imposici¨®n. Podemos sintetizar ese contraste entre las dos culturas pol¨ªticas en torno al hecho de que los americanos no han realizado toda la transferencia de soberan¨ªa desde el individuo hacia el Estado que es una normalidad para los europeos (tambi¨¦n a los conservadores europeos de viejo cu?o). De ah¨ª que tantos americanos sean contrarios a un seguro m¨¦dico universal, defiendan la posesi¨®n de armas para la autodefensa y se opongan a unos impuestos elevados. El individuo debe poder cuidar de s¨ª mismo; los instrumentos de protecci¨®n resultan sospechosos de ejercer un paternalismo injustificado. La poderosa atracci¨®n que est¨¢ ejerciendo sobre un cierto sector del electorado conservador este individuo soberano y sustra¨ªdo de un espacio com¨²n podr¨ªa explicar ese giro y algunas actitudes asociadas, como la segregaci¨®n urbana, el veto parental, la oposici¨®n a las vacunas (de momento, muy minoritaria), la concepci¨®n de los impuestos como un saqueo o la propensi¨®n a entender la solidaridad en torno a la figura del donante y no del contribuyente. Este modelo de una sociedad de individuos autosuficientes se corresponde con una idea de la producci¨®n del bien com¨²n mediante la mera agregaci¨®n a trav¨¦s del mercado y con una concepci¨®n de la naci¨®n en la que ha desaparecido, ah¨ª s¨ª, cualquier dimensi¨®n de voluntariedad.
Si volvemos al terreno de la discusi¨®n sobre la libertad en tiempos de pandemia, esta concepci¨®n individualista revela sus profundas contradicciones, mientras que su versi¨®n republicana se muestra m¨¢s resistente a la hora de articular mi libertad y la de los dem¨¢s. Existe una libertad para salir de casa, por supuesto, pero no hay libertad para infectar. ?Hay un sentido de responsabilidad mayor que limitar la propia libertad de movimiento para no contribuir a la extensi¨®n de una pandemia?
Los Gobiernos que gestionan la crisis sanitaria tienen la obligaci¨®n de justificar cualquier restricci¨®n de la libertad mostrando su utilidad a los efectos de contener la pandemia, del mismo modo que cualquier aspiraci¨®n de recuperar espacios de libertad tiene la obligaci¨®n de justificar que no es incompatible con el objetivo general de contener la pandemia. Al cuidar lo com¨²n no estamos rindi¨¦ndonos a una estructura neutra o ajena, sino a algo de lo que se nutre nuestra libertad personal. Jon Elster, uno de los m¨¢s destacados pensadores republicanos, glosaba la figura de Ulises dej¨¢ndose atar para no sucumbir a los cantos de las sirenas. Nos recordaba as¨ª que muchas veces la mejor manera de preservar la libertad es atarse, no tanto para respetar la de los dem¨¢s, sino para protegerse de las torpezas que podr¨ªa uno cometer si llama libertad a cualquier cosa.
Daniel Innerarity es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Pol¨ªtica e investigador Ikerbasque en la Universidad del Pa¨ªs Vasco. Acaba de publicar el libro Pandemocracia. Una filosof¨ªa de la crisis del coronavirus (Galaxia Gutenberg).