El presidente L¨®pez Obrador y los ¡°Cient¨ªficos¡±
?Existe un solo ejemplo en la historia en el que una sociedad pueda seguir funcionando sin esas cient¨ªficas, esos acad¨¦micos, esas docentes, esos investigadores y esa gente de cultura?
Para los lectores de otros pa¨ªses, que no se dan abasto entre las noticias sobre la pandemia, la econom¨ªa mundial que se desmorona (y con ella las econom¨ªas familiares de algunos de esos mismos lectores) y la explosi¨®n social que est¨¢ ocurriendo actualmente en los Estados Unidos, lo que est¨¢ viviendo la comunidad cient¨ªfica, acad¨¦mica y cultural mexicana no puede ser un tema que resulte muy atractivo o muy interesante. Y, sin embargo, me parece que vale la pena tratar de dar una idea, aunque sea aproximada, de lo que est¨¢ teniendo lugar con esa comunidad. Para no extenderme mucho, me limitar¨¦ ...
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Para los lectores de otros pa¨ªses, que no se dan abasto entre las noticias sobre la pandemia, la econom¨ªa mundial que se desmorona (y con ella las econom¨ªas familiares de algunos de esos mismos lectores) y la explosi¨®n social que est¨¢ ocurriendo actualmente en los Estados Unidos, lo que est¨¢ viviendo la comunidad cient¨ªfica, acad¨¦mica y cultural mexicana no puede ser un tema que resulte muy atractivo o muy interesante. Y, sin embargo, me parece que vale la pena tratar de dar una idea, aunque sea aproximada, de lo que est¨¢ teniendo lugar con esa comunidad. Para no extenderme mucho, me limitar¨¦ a los rasgos m¨¢s generales, no entrar¨¦ en los detalles locales y tratar¨¦ de ser lo m¨¢s conciso posible. Me gustar¨ªa pensar que eso bastar¨¢ para que los cient¨ªficos, la gente de cultura, los profesores y las investigadoras de otras latitudes se identifiquen en alguna medida con lo que expondr¨¦ aqu¨ª. Lo mismo respecto a las personas que creen que la ciencia, la cultura, la docencia, la investigaci¨®n y la academia en general tienen mucho que aportar a la sociedad, a cualquier sociedad en cualquier tiempo.
Desde que el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador inici¨® su Administraci¨®n en diciembre de 2018, asistimos a un ataque, con medidas concretas, en contra de ¡°la corrupci¨®n¡±, de ¡°los privilegios¡± y de ¡°los privilegiados¡±. Era imposible y sigue siendo imposible estar en desacuerdo con esos objetivos. M¨¢s a¨²n porque, si por algo se caracteriz¨® la presidencia anterior, la de Enrique Pe?a Nieto, adem¨¢s de su frivolidad, fue por el nivel de corrupci¨®n gubernamental que campe¨® en M¨¦xico entre 2012 y 2018. No es f¨¢cil, en la historia de M¨¦xico como pa¨ªs independiente, destacarse por ser uno de los gobiernos m¨¢s corruptos de los que se tengan memoria, pero as¨ª sucede con la presidencia de Pe?a Nieto (estamos, por lo dem¨¢s, a 15 meses de que se cumplan 200 a?os del inicio de esa vida independiente).
Lo que nunca imaginamos los acad¨¦micos, los cient¨ªficos y los ¡°expertos¡± en cualquier caso es lo que estaba por venir. Este ¨²ltimo t¨¦rmino lo entrecomillo porque fue desacreditado en varias ocasiones por el presidente L¨®pez Obrador durante su gesti¨®n, hasta que apareci¨® el coronavirus y entonces el ser experto en algo (epidemiolog¨ªa en este caso) result¨® ser no solo una gran ventaja, sino casi la salvaci¨®n. Sea como sea, lo que empez¨® a suceder a poco de iniciada la nueva administraci¨®n fue un ataque frontal, por parte del presidente L¨®pez Obrador y de la doctora Mar¨ªa Elena ?lvarez-Buylla, directora general del Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnolog¨ªa), a muchos centros de investigaci¨®n y de docencia. Este ataque se ha servido, b¨¢sicamente, de un arma poderos¨ªsima: el presupuesto federal. En un pa¨ªs como M¨¦xico, cuyas instituciones cient¨ªficas dependen casi por entero del presupuesto p¨²blico federal, cualquier recorte es un ataque a la columna vertebral de la ciencia, de la investigaci¨®n y de la docencia mexicana en educaci¨®n superior.
No voy a enumerar aqu¨ª a los 26 Centros P¨²blicos de Investigaci¨®n, conocidos como CPIs en M¨¦xico, en los que se lleva a cabo investigaci¨®n de muy alto nivel en ¨¢reas del conocimiento muy diversas. Mi formaci¨®n es en ciencias sociales y humanidades, por lo que no puedo dar detalles sobre muchas de esas ¨¢reas, pero lo que s¨ª puedo asegurar que en algunos de estos centros se ubica la mejor ciencia que M¨¦xico es capaz de hacer, ya sea en ciencias exactas, ciencias biol¨®gicas o ciencias sociales. Ahora bien, las pol¨ªticas de recorte presupuestario que ha aplicado sistem¨¢ticamente el presidente L¨®pez Obrador en el campo de la ciencia, la investigaci¨®n y la cultura, siempre con la anuencia y el respaldo de la principal responsable de la pol¨ªtica cient¨ªfica mexicana, la ya mencionada doctora ?lvarez-Buylla, no solo han afectado a esos 26 CPIs, sino tambi¨¦n a muchas otras instituciones acad¨¦micas (alguna por ah¨ª, dicho sea de paso, de enorme relevancia acad¨¦mica y social, apenas se ha visto afectada). Que dichas pol¨ªticas se hayan justificado al amparo del discurso anticorrupci¨®n, antiprivilegios, antidispendio y, ¨²ltimamente, cobijadas por ese constructo ideol¨®gico denominado ¡°ciencia neoliberal¡±, es algo que rebasa al m¨¢s b¨¢sico de los entendimientos.
Por supuesto que en el ¨¢mbito cient¨ªfico y acad¨¦mico mexicano hab¨ªa dispendios. Por supuesto tambi¨¦n, hab¨ªa que eliminarlos. Muchos acad¨¦micos celebramos que se termine con h¨¢bitos y pr¨¢cticas que eran inaceptables y que no contribu¨ªan un ¨¢pice a que en M¨¦xico se hiciera m¨¢s o mejor ciencia. De ah¨ª a convertir a la pr¨¢ctica totalidad de los cient¨ªficos y de los acad¨¦micos mexicanos en ¡°privilegiados¡±, media un abismo. Llevo dos d¨¦cadas en el mundo acad¨¦mico mexicano como profesor-investigador de una peque?a instituci¨®n p¨²blica, dedicada sobre todo a la investigaci¨®n en ciencias sociales y humanidades. Durante ese lapso, por motivos de trabajo he visitado varios centros de investigaci¨®n y no pocas universidades, sobre todo en provincia. A excepci¨®n de un pu?ado de colegas en diversas instituciones, jam¨¢s he tenido la impresi¨®n de que el gremio acad¨¦mico mexicano constituye un grupo privilegiado. Menos a¨²n si se consideran los a?os que dedicaron a su preparaci¨®n (en promedio, poco m¨¢s de 10 a?os). S¨¦ muy bien que decir esto en una de las sociedades m¨¢s desiguales de Am¨¦rica Latina es arriesgado. Por una raz¨®n muy simple: en sociedades como la mexicana, con m¨¢s de 50 millones de personas viviendo en pobreza extrema (cifra que la pandemia y la consecuente crisis econ¨®mica incrementar¨¢ significativamente), se podr¨ªa decir que varios millones de mexicanas y mexicanos son, de uno u otro modo, privilegiadas y privilegiados. Planteado as¨ª, el argumento parece inatacable, pero creo que conviene hilar un poco m¨¢s fino.
Aceptar ese argumento es convertir a gran parte de las clases medias mexicanas en privilegiadas. Sin embargo, cuando en una discusi¨®n de este tipo estamos hablando de ¡°privilegiados¡±, es muy claro que s¨ª hay un segmento de la poblaci¨®n que puede ser denominado de esa manera sin necesidad de muchas precisiones. En M¨¦xico, como en todas las sociedades desiguales del mundo, existe ese segmento en n¨²meros totales que no son desde?ables. Si el presidente considera que a ese segmento se le deben aplicar ciertas pol¨ªticas que contribuyan a mitigar la desigualdad, esa es su decisi¨®n; mientras se respete el Estado de derecho, es una opci¨®n que ¨¦l tiene como presidente de la rep¨²blica. El punto aqu¨ª es que aplicar el sustantivo o adjetivo ¡°privilegiado¡± a buena parte de las clases medias, parece presuponer como uno de los objetivos presidenciales el desmantelamiento de esas clases medias. Una pregunta se impone: ?es eso lo que pretende el presidente L¨®pez Obrador? Otra: ?existe alg¨²n caso en la historia en el que una sociedad pueda salir adelante como sociedad si buena parte de su clase media es sistem¨¢ticamente erosionada? M¨¢s concretamente: ?de veras considera el presidente de M¨¦xico que las cient¨ªficas, los acad¨¦micos, las docentes, los investigadores y la gente que vive de la cultura y para la cultura viven en una situaci¨®n de privilegio? Otra vez: ?existe un solo ejemplo en la historia en el que una sociedad pueda seguir funcionando como sociedad sin esas cient¨ªficas, esos acad¨¦micos, esas docentes, esos investigadores y esa gente de cultura?
Hace unos d¨ªas (el jueves 28 de mayo concretamente), al final de su conferencia matutina, el presidente L¨®pez Obrador hizo una equivalencia que resume, encapsula o ¡°explica¡± lo que, a mi parecer, est¨¢ detr¨¢s de buena parte de lo que la comunidad cient¨ªfica y acad¨¦mica mexicana ha vivido desde hace un a?o y medio. Con una ligereza hist¨®rica y moral que me dej¨® estupefacto, el presidente de M¨¦xico hizo una equivalencia entre un grupo de pol¨ªticos conservadores que apoyaron al dictador Porfirio D¨ªaz a fines del siglo XIX, conocidos como los ¡°Cient¨ªficos¡±, con algunos de quienes ¡°se dedican a la ciencia, a la cultura, a la investigaci¨®n, a la academia¡± actualmente en nuestro pa¨ªs. Para cualquiera que sepa un poquito de historia de M¨¦xico, esto es casi una afrenta. No me detengo en la manipulaci¨®n de la historia con fines ideol¨®gicos, pues ya varias historiadoras se encargaron de ponerlo de manifiesto, pero tengo que decir algo sobre lo que desde mi punto de vista est¨¢ detr¨¢s de la referencia hist¨®rica del presidente y de muchas de las pol¨ªticas que ha aplicado hasta hoy en relaci¨®n con la comunidad cient¨ªfica y acad¨¦mica. Desde ese jueves de mayo est¨¢ claro que para el presidente L¨®pez Obrador no pocos de los cient¨ªficos mexicanos y de las acad¨¦micas mexicanas forman parte integral del conservadurismo; en otras palabras, son pol¨ªtica e ideol¨®gicamente conservadores y conservadoras. Como tales y por lo que aclarar¨¦ en el p¨¢rrafo siguiente, son enemigos a vencer. De hecho, para el presidente L¨®pez Obrador no son ¡°gentes conscientes¡±. Esta fue la expresi¨®n que emple¨® el presidente aquel d¨ªa para referirse a quienes de una u otra manera comulgaban o comulgan con los ¡°Cient¨ªficos¡±, es decir, ese grupo pol¨ªtico conservador que en general adul¨®, apoy¨® y solap¨® al dictador D¨ªaz.
Ante la visi¨®n maniquea de la historia de M¨¦xico que el presidente L¨®pez Obrador ha exhibido en repetidas ocasiones desde el primer d¨ªa de su Administraci¨®n (en realidad, desde su campa?a presidencial), en la que los ¡°liberales¡± son los buenos de toda bondad y los ¡°conservadores¡± los malos de toda maldad, y ante la ret¨®rica, las disposiciones y las actitudes de la directora general del Conacyt, no es dif¨ªcil colegir lo que el futuro inmediato le depara a la comunidad cient¨ªfica y acad¨¦mica mexicana. Concluyo con algo que, hoy por hoy, parece incontrovertible y que no ignora que el d¨ªa de ayer se revirti¨® el ¨²ltimo de los recortes que se hab¨ªa decidido aplicar a los CPIs: de no modificarse algunas de las pol¨ªticas que se est¨¢n aplicando y de no variar el rumbo respecto a lo que significa y representa para M¨¦xico su comunidad cient¨ªfica, acad¨¦mica y cultural, varias de las mejores instituciones cient¨ªficas, acad¨¦micas y culturales mexicanas no podr¨¢n seguir funcionando o, en el mejor de los casos, lo har¨¢n bajo condiciones sumamente adversas.
?Se trata de una faceta m¨¢s de la muy complicada realidad que est¨¢ viviendo la sociedad mexicana actual? Sin duda, pero, hasta donde alcanzo a ver, esta faceta tiene una relevancia y una trascendencia que debieran resultar evidentes para propios y extra?os.
Roberto Bre?a es acad¨¦mico de El Colegio de M¨¦xico.