Activismo del BCE
El banco central aumenta su apuesta expansiva, muy por encima de lo que hab¨ªan descontado los mercados
?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si la Europa del euro no tuviese un banco central, el BCE, con todos los instrumentos de la pol¨ªtica monetaria contempor¨¢nea activados a su servicio? ?Qu¨¦ suceder¨ªa si este BCE enfocase los problemas del mismo modo ¡ªt¨ªmido y proc¨ªclico¡ª que lo hizo la propia instituci¨®n al inicio de la Gran Recesi¨®n de 2008 y, sobre todo, en la fase de la crisis de las deudas soberanas de 2011?
Como entonces se estuvo a punto de rozar la cat¨¢strofe, pautada por la quiebra de varios socios vulnerables y la amenaza de exclusi¨®n de uno de ellos de la propia moneda ¨²nica, la respuesta no es d...
?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si la Europa del euro no tuviese un banco central, el BCE, con todos los instrumentos de la pol¨ªtica monetaria contempor¨¢nea activados a su servicio? ?Qu¨¦ suceder¨ªa si este BCE enfocase los problemas del mismo modo ¡ªt¨ªmido y proc¨ªclico¡ª que lo hizo la propia instituci¨®n al inicio de la Gran Recesi¨®n de 2008 y, sobre todo, en la fase de la crisis de las deudas soberanas de 2011?
Como entonces se estuvo a punto de rozar la cat¨¢strofe, pautada por la quiebra de varios socios vulnerables y la amenaza de exclusi¨®n de uno de ellos de la propia moneda ¨²nica, la respuesta no es dif¨ªcil ni ucr¨®nica: sin este BCE la econom¨ªa de la eurozona habr¨ªa sufrido desastres extraordinarios. Y sus empresarios, trabajadores y consumidores no habr¨ªan sido inmunes a esos reveses.
Si desde entonces, y durante el estancamiento que sucedi¨® a la crisis, la eurozona evit¨® lo peor, fue gracias al activismo monetario. Solo este compens¨® la ausencia de una pol¨ªtica fiscal com¨²n y el sesgo deflacionista de las pol¨ªticas presupuestarias autoimpuestas a los socios mediante el Pacto de Estabilidad y su austeridad extrema.
Ahora, frente a la recesi¨®n provocada por la par¨¢lisis econ¨®mica que ha generado la pandemia del coronavirus sucede lo mismo, pero afortunadamente con mejores variantes. La primera instituci¨®n en reaccionar fue, a principios de marzo, el BCE. Luego, sus propias llamadas a completar lo monetario con lo fiscal, y sobre todo, la dureza de la crisis en curso, empez¨® a convencer a los Gobiernos europeos de que deb¨ªan articular una pol¨ªtica fiscal expansiva de excepci¨®n.
El jueves mismo, visto el cuadro negativo de la coyuntura, el banco central aument¨® su apuesta expansiva, muy por encima de lo que hab¨ªan descontado los mercados. Decidi¨® inyectar otros 600.000 millones de euros en su programa contra la pandemia, que se a?aden a los 750.000 millones de hace dos meses, lo que junto a las decisiones del oto?o totalizan un paquete de 1,7 billones para este a?o. Es lo que Fr¨¢ncfort dedica a contrarrestar una ¡°recesi¨®n sin precedentes en tiempos de paz¡±.
Desde un punto de vista de estrategia de la pol¨ªtica econ¨®mica europea, esta decisi¨®n enfatiza dos tendencias de extrema importancia. Por un lado, subraya la ¡ªhist¨®ricamente in¨¦dita¡ª sinergia de la pol¨ªtica monetaria y la fiscal, de manera que ambas reman acompasadas contra el ciclo negativo. Y por otra, proclama sin alharacas, pero sin duda ninguna, la independencia del propio BCE. Este ignora p¨²blica, notoria y orgullosamente la descabellada injerencia de un tribunal constitucional nacional (en este caso, el alem¨¢n) en su tarea, un atentado contra el Tratado de la Uni¨®n, que proh¨ªbe darle instrucciones en el ejercicio de sus competencias. Menos mal que existe el BCE.