Tareas claras
El Congreso debe centrarse en la estrategia sanitaria y la recuperaci¨®n
El Congreso de los Diputados aprob¨® esta semana la ¨²ltima pr¨®rroga al estado de alarma declarado el pasado 14 de marzo. Como en todas las ocasiones anteriores, el debate que precedi¨® a la votaci¨®n nada tuvo que ver con la raz¨®n por la que se hab¨ªa convocado el pleno. De este modo, los ciudadanos han permanecido en el confinamiento decretado para contener la pandemia sin que el Parlamento haya abordado en ning¨²n momento las cue...
El Congreso de los Diputados aprob¨® esta semana la ¨²ltima pr¨®rroga al estado de alarma declarado el pasado 14 de marzo. Como en todas las ocasiones anteriores, el debate que precedi¨® a la votaci¨®n nada tuvo que ver con la raz¨®n por la que se hab¨ªa convocado el pleno. De este modo, los ciudadanos han permanecido en el confinamiento decretado para contener la pandemia sin que el Parlamento haya abordado en ning¨²n momento las cuestiones m¨¢s relevantes de una medida que les ha supuesto un ingente esfuerzo econ¨®mico y personal, y saldr¨¢n de ¨¦l con id¨¦ntica carencia. Las fuerzas pol¨ªticas no solo no han buscado un acuerdo para hacer frente a la pandemia en mejores condiciones tanto internas como en el contexto europeo, sino que algunas de ellas se han servido de la enfermedad para fomentar la divisi¨®n e, incluso, el odio entre ciudadanos, como medio para sus luchas de poder.
Nadie en su sano juicio dejar¨¢ de reconocer que, de saber a la altura de los meses de enero y febrero lo que se conoce hoy, las decisiones relacionadas con la pandemia habr¨ªan sido diferentes. Pero esta evidencia, v¨¢lida en Espa?a y en cualquier otro pa¨ªs que est¨¦ sufriendo los efectos del coronavirus, no permite una descalificaci¨®n en bloque de la gesti¨®n realizada por el Gobierno, ni, menos a¨²n, intentar servirse de la justicia para convertir los errores cometidos en il¨ªcitos penales. Y tampoco la respuesta del Gobierno a estos ataques que est¨¢n envileciendo la vida p¨²blica y da?ando las instituciones puede consistir en desplazar el conflicto hacia una confrontaci¨®n entre feminismo y antifeminismo, o entre el poder civil y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Convertir la manifestaci¨®n del 8 de marzo en Madrid en la m¨¢s grave cuesti¨®n que deben dilucidar los partidos cuando los riesgos de una segunda oleada de la pandemia no han sido conjurados es m¨¢s que el resultado de una obscena manipulaci¨®n; es, simplemente, una burla a los ciudadanos. No solo porque ese mismo d¨ªa y en esa misma capital hubo otros actos m¨¢s multitudinarios y funcionaron los transportes p¨²blicos, donde se cruzaron millones de viajeros, sino tambi¨¦n porque en el resto de Espa?a la vida cotidiana sigui¨® con normalidad, y con ella los contagios. Que un juzgado haya aceptado investigar selectivamente los tr¨¢mites administrativos que precedieron a la manifestaci¨®n de Madrid no la convierte en la causa de la expansi¨®n de la pandemia, como han querido establecer a partir de las primeras resoluciones dos fuerzas de oposici¨®n, Partido Popular y Vox, que rivalizan en reclamar de los ciudadanos una furia y un ruido que la inmensa mayor¨ªa rechaza.
El desenlace judicial de la manifestaci¨®n ser¨¢ el que sea, como tambi¨¦n el de los efectos pol¨ªticos colaterales que ha provocado. Entre ellos, revelar que algunos atestados de la polic¨ªa judicial no se diferencian de res¨²menes de prensa sin rigor o colocar al ministro del Interior ante la necesidad de asumir responsabilidades por no explicar en sede parlamentaria las verdaderas razones del cese de un mando de la Guardia Civil. Ninguna de estas dimensiones del problema resuelve, sin embargo, la m¨¢s imprescindible para preparar al pa¨ªs ante episodios semejantes: establecer c¨®mo y por qu¨¦ fallaron las alarmas sanitarias, revisando los protocolos y corrigi¨¦ndolos.
La estrategia de la crispaci¨®n recuperada por algunos l¨ªderes pol¨ªticos actuales pretende que la totalidad del pa¨ªs libre un pulso pol¨ªtico a cara de perro por asuntos que eluden lo esencial y promueven la fractura, a fin de dividir al pa¨ªs y extraer beneficios electorales. Pero lo que sirvi¨® una vez no servir¨¢ ¨¦sta, porque tambi¨¦n las estrategias pol¨ªticas quedan al descubierto y se agotan, por m¨¢s que cuenten con instigadores que conocen su teor¨ªa y su pr¨¢ctica. Por su parte, las tareas que aguardan al Congreso est¨¢n claras: completar un sistema de salud que ha evitado el colapso con mecanismos de alerta que est¨¦n a la altura, y abordar la recuperaci¨®n econ¨®mica desde las m¨¢s amplias mayor¨ªas parlamentarias.