Antes de que sea tarde
La polarizaci¨®n puede retrasar el arranque de las medidas para la recuperaci¨®n econ¨®mica y social
Pertenecemos a una generaci¨®n que empez¨® a interesarse por la pol¨ªtica durante la crisis financiera global de 2008. Reci¨¦n llegados a la universidad, presenciamos c¨®mo la crisis econ¨®mica se convert¨ªa paulatinamente en una crisis pol¨ªtica: crec¨ªa la desconfianza hacia las instituciones y descend¨ªa la satisfacci¨®n con la democracia. Nos llamaban la generaci¨®n m¨¢s preparada de la historia, pero ve¨ªamos el mercado laboral espa?ol sin mucha esperanza. La irrupci¨®n de Podemos y el salto a la pol¨ªtica nacional de Ciudadanos nos confirm¨® que, al igual que en otros pa¨ªses, nuestro sistema de partidos ...
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Pertenecemos a una generaci¨®n que empez¨® a interesarse por la pol¨ªtica durante la crisis financiera global de 2008. Reci¨¦n llegados a la universidad, presenciamos c¨®mo la crisis econ¨®mica se convert¨ªa paulatinamente en una crisis pol¨ªtica: crec¨ªa la desconfianza hacia las instituciones y descend¨ªa la satisfacci¨®n con la democracia. Nos llamaban la generaci¨®n m¨¢s preparada de la historia, pero ve¨ªamos el mercado laboral espa?ol sin mucha esperanza. La irrupci¨®n de Podemos y el salto a la pol¨ªtica nacional de Ciudadanos nos confirm¨® que, al igual que en otros pa¨ªses, nuestro sistema de partidos estaba atravesando cambios profundos. M¨¢s all¨¢ de sus postulados ideol¨®gicos, recibimos con optimismo la llegada de estos partidos. Supon¨ªan, por un lado, una cierta renovaci¨®n de nuestras ¨¦lites pol¨ªticas y, por otro lado, la inclusi¨®n en la agenda pol¨ªtica de nuevos temas como la desigualdad, la corrupci¨®n, la conciliaci¨®n laboral, los problemas del mercado laboral y las reformas institucionales. Adem¨¢s, los nuevos partidos parec¨ªan prestar m¨¢s atenci¨®n a los j¨®venes, cuyo inter¨¦s por la pol¨ªtica hab¨ªa aumentado recientemente.
Aquella idea, tantas veces repetida, de que Espa?a no ten¨ªa soluci¨®n porque nuestro car¨¢cter nacional nos abocaba al fracaso, empezaba a desvanecerse. Parec¨ªa que Espa?a estaba dejando de ser excepcional. En 2015 se confirm¨® que el bipartidismo no era consustancial a nuestra naturaleza y que la corrupci¨®n y la precariedad ten¨ªan consecuencias pol¨ªticas. El aumento de la fragmentaci¨®n pol¨ªtica nos equiparaba al resto de pa¨ªses de Europa y auguraba un nuevo periodo de acuerdos y coaliciones m¨¢s o menos transversales entre partidos de distinto signo. Pronto fuimos conscientes de que hab¨ªamos pecado de optimismo. Mariano Rajoy fue presidente en funciones durante m¨¢s de 300 d¨ªas despu¨¦s de dos elecciones que estuvieron a punto de ser tres. Entre diciembre de 2015 y noviembre de 2019, se celebraron en Espa?a cuatro elecciones generales, pero s¨®lo se aprobaron dos presupuestos; los de 2018 siguen vigentes hoy. Existieron mayor¨ªas posibles para formar coaliciones electorales relativamente estables que no llegaron a consumarse.
La crisis catalana vino acompa?ada de un aumento significativo de la polarizaci¨®n tambi¨¦n en el resto de Espa?a. Las cuestiones identitarias fueron robando poco a poco el protagonismo a las pol¨ªticas p¨²blicas. La primera moci¨®n de censura exitosa de la democracia espa?ola tuvo importantes consecuencias pol¨ªticas m¨¢s all¨¢ de la formaci¨®n de un nuevo Gobierno. Supuso tambi¨¦n la renovaci¨®n ideol¨®gica del PP y la confirmaci¨®n del escoramiento a la derecha de Ciudadanos.
La pol¨ªtica espa?ola ha perdido un poco m¨¢s de su excepcionalidad en los ¨²ltimos tiempos. La fuerte irrupci¨®n de Vox puso fin al debate sobre por qu¨¦ la extrema derecha no terminaba de cuajar en Espa?a. El acuerdo de coalici¨®n entre PSOE y Podemos acab¨® con otra anomal¨ªa: Espa?a hab¨ªa sido hasta entonces el ¨²nico pa¨ªs de la UE, junto a Malta, que nunca hab¨ªa tenido una coalici¨®n de partidos en el Gobierno.
Sin embargo, seg¨²n investigaciones acad¨¦micas recientes, la polarizaci¨®n sigue siendo excepcionalmente alta en Espa?a. Todos los actores pol¨ªticos han contribuido al actual clima de polarizaci¨®n; recordemos las referencias a la ¡°cal viva¡±, ¡°el trifachito¡±, ¡°la banda¡± y la ¡°dictadura constitucional¡±. Esta polarizaci¨®n est¨¢ aumentando todav¨ªa m¨¢s durante la crisis de la covid-19. Ello no deber¨ªa extra?arnos del todo. Seg¨²n el economista Dani Rodrik, la pandemia ha convertido a muchos pa¨ªses en una versi¨®n exagerada de lo que ya eran antes. La polarizaci¨®n durante la pandemia no se ha intensificado solo en Espa?a, sino tambi¨¦n en EE UU, Reino Unido o Brasil, donde este fen¨®meno ven¨ªa de lejos.
La polarizaci¨®n, por tanto, no afecta solo a nuestro pa¨ªs. Sin embargo, es especialmente problem¨¢tica en un Parlamento muy fragmentado donde los consensos son imprescindibles para poner en marcha medidas legislativas. Las cr¨ªticas al Gobierno son siempre bienvenidas en democracia, pero deber¨ªan ser algo m¨¢s constructivas que las que esgrime gran parte de la derecha; el Gobierno, por su parte, har¨ªa bien en dejar de insistir en que quienes le critican le hacen siempre el juego a la ultraderecha.
Creemos que no es tarde todav¨ªa para que nuestras ¨¦lites pol¨ªticas ¡ªy nosotros con ellas¡ª dejen de lado el maximalismo y cortoplacismo para comenzar una discusi¨®n sosegada sobre las soluciones a nuestros problemas estructurales, aquellos que esta crisis ha vuelto a acentuar. Por ejemplo, el posible apoyo del PP a un ingreso m¨ªnimo vital a nivel estatal muestra que quiz¨¢s haya m¨¢s espacios de encuentro de los que la discusi¨®n pol¨ªtica de los ¨²ltimos meses sugiere.
Si la espiral de polarizaci¨®n contin¨²a, corremos el riesgo de que la puesta en marcha de las medidas para la recuperaci¨®n econ¨®mica y social se retrasen. Pero no solo eso. Tambi¨¦n supondr¨ªa el fracaso de unos l¨ªderes en los que los m¨¢s j¨®venes hab¨ªamos depositado algunas esperanzas. Si ello fuera as¨ª, la desafecci¨®n pol¨ªtica se extender¨¢ a¨²n m¨¢s entre una generaci¨®n llamada a liderar un futuro tan emocionante como incierto. Para evitarlo, la polarizaci¨®n debe atenuarse cuanto antes. Intent¨¦moslo antes de que sea demasiado tarde.
Luis Cornago Bonal es analista de riesgo pol¨ªtico en Teneo. Javier Padilla es doctorando en Ciencias Pol¨ªticas en City University of New York.