El salvaje Oeste
El objetivo de los republicanos estadounidenses no es derrotar a la violencia, sino a los dem¨®cratas
En EE UU hay racistas. Aunque hoy pocos blancos apoyan la segregaci¨®n racial y rechazan el matrimonio interracial, perviven los estereotipos raciales inconscientes y los comportamientos discriminatorios. Pero la democracia norteamericana sufre otra dolencia adem¨¢s del racismo: el partidismo. No es solo el sur contra el norte, sino tambi¨¦n la ciudad liberal contra el salvaje Oeste.
Hace 50 a?os, el drama para muchos conservadores era que su hijo o hija se casara con un afroamericano; hoy, la tragedia es que se case con un dem¨®crata. La exclusi¨®n pol¨ªtica se ha superpuesto a la racial, re...
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En EE UU hay racistas. Aunque hoy pocos blancos apoyan la segregaci¨®n racial y rechazan el matrimonio interracial, perviven los estereotipos raciales inconscientes y los comportamientos discriminatorios. Pero la democracia norteamericana sufre otra dolencia adem¨¢s del racismo: el partidismo. No es solo el sur contra el norte, sino tambi¨¦n la ciudad liberal contra el salvaje Oeste.
Hace 50 a?os, el drama para muchos conservadores era que su hijo o hija se casara con un afroamericano; hoy, la tragedia es que se case con un dem¨®crata. La exclusi¨®n pol¨ªtica se ha superpuesto a la racial, retroaliment¨¢ndose una a la otra. EE UU se est¨¢ fragmentando en dos. A un lado, los liberales dem¨®cratas, m¨¢s urbanitas, cosmopolitas, aperturistas y defensores del Estado de bienestar europeo. Al otro, los conservadores republicanos, m¨¢s rurales, tradicionalistas, patrioteros y partidarios del sheriff del Far West.
Esta divisi¨®n supone un doble peligro para la convivencia. Primero, porque empieza a fallar el contrapeso fundamental contra el autoritarismo: la actitud de la poblaci¨®n. Como dijo Walter Lippmann hace un siglo, la opini¨®n p¨²blica es la que realmente controla el uso de la fuerza en una crisis. Y hoy los votantes republicanos y dem¨®cratas anteponen la victoria de su formaci¨®n a la defensa de los valores democr¨¢ticos. Seg¨²n una investigaci¨®n reciente, solo un 13% del electorado americano dejar¨ªa de votar al candidato de su partido aunque este violara los principios democr¨¢ticos.
Segundo, el partidismo impide la discusi¨®n racional sobre los asuntos p¨²blicos. La soluci¨®n a la violencia policial es conocida: los departamentos de polic¨ªa que imponen restricciones al uso de la fuerza, obligando a sus oficiales a utilizar medios alternativos, avisar antes de disparar y reportar con detalle sus acciones, tienen menos muertes.
Cierto, en EE UU es duro ser un agente de la ley. Docenas de polic¨ªas mueren cada a?o en acto de servicio, muchos m¨¢s que en otros pa¨ªses. Pero militarizar la polic¨ªa, como quieren los zelotes de la ley y el orden, no solo no reduce el crimen, sino que aumenta la desconfianza ciudadana en las fuerzas de seguridad. Sin embargo, a muchos republicanos les da igual. Su objetivo no es derrotar a la violencia, sino a los dem¨®cratas, por lo civil o por lo militar, y aunque el precio sea un pa¨ªs menos democr¨¢tico y m¨¢s irracional. @VictorLapuente