?D¨®nde quedan los pa¨ªses de renta media?
El mundo no puede arriesgarse a una contracci¨®n que afecte a un tercio de la econom¨ªa global
La pandemia del coronavirus est¨¢ teniendo un profundo impacto en Am¨¦rica Latina, con un costo humano sobrecogedor. Estamos ante una triple crisis sist¨¦mica ¡ªsanitaria, econ¨®mica y social¡ª que representa la amenaza m¨¢s grande que han enfrentado nuestros pa¨ªses desde hace casi un siglo.
Am¨¦rica Latina sufre ya la muerte de m¨¢s de 65.000 habitantes y la amenaza de un aumento de la pobreza de 30 millones de personas, de la inseguridad alimentaria en m¨¢s de cinco millones de familias y la p¨¦rdida de 12 millones de empleos. Un panorama extremadamente preocupante.
Se dice que el virus n...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
La pandemia del coronavirus est¨¢ teniendo un profundo impacto en Am¨¦rica Latina, con un costo humano sobrecogedor. Estamos ante una triple crisis sist¨¦mica ¡ªsanitaria, econ¨®mica y social¡ª que representa la amenaza m¨¢s grande que han enfrentado nuestros pa¨ªses desde hace casi un siglo.
Am¨¦rica Latina sufre ya la muerte de m¨¢s de 65.000 habitantes y la amenaza de un aumento de la pobreza de 30 millones de personas, de la inseguridad alimentaria en m¨¢s de cinco millones de familias y la p¨¦rdida de 12 millones de empleos. Un panorama extremadamente preocupante.
Se dice que el virus no discrimina, pero esto es solo verdad en parte porque la covid-19 no afecta a todas las personas, ni a todos los pa¨ªses por igual. La realidad es que esta crisis profundiza las desigualdades estructurales de Am¨¦rica Latina y que, si bien todos los pa¨ªses del mundo tienen la misma capacidad de enfermarse, no todos tienen la misma capacidad de curarse del inmenso impacto que tendr¨¢ la pandemia en nuestros sistemas sociales y econ¨®micos.
En los mal llamados pa¨ªses ¡°de renta media¡± hay menos personal m¨¦dico per c¨¢pita, sistemas de protecci¨®n social m¨¢s d¨¦biles, mayores porcentajes de trabajadores informales (casi el 50% de la fuerza laboral en Am¨¦rica Latina), mucha m¨¢s poblaci¨®n en pobreza y en riesgo de caer en ella y mayor fragilidad de nuestras micro y peque?as empresas.
Pero, sobre todo, hay menos capacidad de poner en marcha paquetes econ¨®micos de contingencia de gran magnitud, tanto porque tales pa¨ªses cuentan con menos espacio fiscal como por las limitaciones de nuestros Bancos Centrales para desempe?ar un papel activo en los mercados de deuda y controlar el aumento de nuestros costos de financiamiento. Adem¨¢s, los flujos de inversi¨®n extranjera est¨¢n yendo en la direcci¨®n contraria tras una enorme fuga de capitales y ca¨ªda de las remesas.
En definitiva, la situaci¨®n de los pa¨ªses de renta media es doblemente complicada. La contracci¨®n econ¨®mica esperada es de magnitudes similares a la del mundo desarrollado, pero no hay la misma capacidad de financiar una respuesta a la altura de las circunstancias.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y los bancos de desarrollo regionales han comprometido recursos para tratar de reducir estas brechas de financiaci¨®n. Sin embargo, todo apunta a que poseen una suma insuficiente para lo que se avecina. El G20 pidi¨® medidas extraordinarias (como la moratoria en el pago de intereses), pero estas han ido dirigidas solo a los pa¨ªses m¨¢s pobres, lo que, si bien es loable, excluye ¡ªcomo ya dec¨ªa en un art¨ªculo que publiqu¨¦ en el mes de marzo en estas p¨¢ginas¡ª a los pa¨ªses de renta media, que representan un tercio del producto bruto del planeta, el 75% de la poblaci¨®n mundial y el 62% de sus pobres.
Hago, por ello, un llamamiento urgente a que los pa¨ªses de renta media coordinen esfuerzos para trabajar juntos y avanzar propuestas en dos ¨¢mbitos esenciales.
En primer lugar, dotar de m¨¢s recursos al FMI y a los bancos de desarrollo para que puedan proveer una financiaci¨®n suficiente, tanto de corto como de largo plazo, por medio de l¨ªneas de cr¨¦dito novedosas, flexibles y r¨¢pidas y con propuestas para el manejo de la deuda y su sostenibilidad.
Este marco financiero debe permitirnos proteger a la poblaci¨®n vulnerable de la pobreza y el hambre, salvaguardar el tejido empresarial y los puestos de trabajo, fortalecer los sistemas de salud y la educaci¨®n y evitar retrocesos en la equidad de g¨¦nero. Tambi¨¦n debe ayudar a realizar las inversiones necesarias para retomar un crecimiento sostenible e incluyente, capaz de aprovechar las enormes oportunidades que ofrece la sociedad del conocimiento, la innovaci¨®n, la sostenibilidad y las nuevas tecnolog¨ªas.
En segundo lugar, abrir un espacio de reflexi¨®n con los mercados financieros y los organismos internacionales sobre la necesidad de incurrir en mayores d¨¦ficits fiscales y tasas de endeudamiento para salvaguardar nuestra solvencia a largo plazo. Lograr claridad sobre los criterios, indicadores y la temporalidad de esta ¡°nueva normalidad¡± ser¨ªa un paso importante para navegar la incertidumbre que nos rodea.
El mundo no puede permitirse el lujo de dejar de lado a nuestros pa¨ªses y arriesgar una espiral de contracci¨®n que perjudique a un tercio de la econom¨ªa mundial y genere una crisis humanitaria que afecte a m¨¢s de 5.000 millones de personas.
Si el multilateralismo es un instrumento de la paz y un facilitador de la justicia, este es quiz¨¢s el momento m¨¢s cr¨ªtico que ha tenido desde su creaci¨®n en la posguerra. El tiempo apremia y debemos actuar ya. Cargamos sobre nuestros hombros el peso de la historia.
Rebeca Grynspan es secretaria general iberoamericana.