La hora de la ciudadan¨ªa
No es mi intenci¨®n ponerme catastrofista, pero abrir el peri¨®dico, escuchar la radio o ver la televisi¨®n van resultando actividades de riesgo, pues no hay forma de que se vean signos de que este mundo vaya a mejorar, sino m¨¢s bien todo lo contrario. Se fija uno en lo que hacen los grandes mandatarios del mundo y se le hiela la sangre: violencia policial, racismo, presidentes amenazantes y violentos, millones de infectados y cientos de miles de muertos por el coronavirus, negacionismo del cambio clim¨¢tico, casquetes polares derretidos, mares llenos de pl¨¢stico. Y aqu¨ª, en nuestro pa¨ªs, ataques ...
No es mi intenci¨®n ponerme catastrofista, pero abrir el peri¨®dico, escuchar la radio o ver la televisi¨®n van resultando actividades de riesgo, pues no hay forma de que se vean signos de que este mundo vaya a mejorar, sino m¨¢s bien todo lo contrario. Se fija uno en lo que hacen los grandes mandatarios del mundo y se le hiela la sangre: violencia policial, racismo, presidentes amenazantes y violentos, millones de infectados y cientos de miles de muertos por el coronavirus, negacionismo del cambio clim¨¢tico, casquetes polares derretidos, mares llenos de pl¨¢stico. Y aqu¨ª, en nuestro pa¨ªs, ataques verbales violent¨ªsimos entre nuestros pol¨ªticos, querellas judiciales y un mot¨®n de desvar¨ªos m¨¢s. O los ciudadanos del mundo nos ponemos serios o esta clase pol¨ªtica, financiera y poderosa que ordena y manda acaba con nosotros. Es la hora del sentido com¨²n ciudadano, sin partidismos in¨²tiles y defendiendo nuestra subsistencia.
?ngel Villegas Bravo. Madrid