Mujeres, viejos y ni?os
La derecha, da lo mismo la social, que la pol¨ªtica, que la judicial, que la dom¨¦stica, que la policial, piensa, al parecer, que ponerles la rodilla en el cuello es lo m¨¢s normal
Las mujeres y los viejos son en Espa?a como los negros en Estados Unidos. Y la derecha, da lo mismo la social, que la pol¨ªtica, que la judicial, que la dom¨¦stica, que la policial, piensa, al parecer, que ponerles la rodilla en el cuello es lo m¨¢s normal.
A los viejos, que para muchos periodistas empiezan a serlo con 60 a?os, se les ha estado arrumbando en las llamadas residencias de mayores para que el primer virus que pasara los hiciera suyos para siempre. La mayor parte de los muertos achacados a la covid-19 se ha producido en la franja m¨¢s alta de edad y en sitios que le costaban un...
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Las mujeres y los viejos son en Espa?a como los negros en Estados Unidos. Y la derecha, da lo mismo la social, que la pol¨ªtica, que la judicial, que la dom¨¦stica, que la policial, piensa, al parecer, que ponerles la rodilla en el cuello es lo m¨¢s normal.
A los viejos, que para muchos periodistas empiezan a serlo con 60 a?os, se les ha estado arrumbando en las llamadas residencias de mayores para que el primer virus que pasara los hiciera suyos para siempre. La mayor parte de los muertos achacados a la covid-19 se ha producido en la franja m¨¢s alta de edad y en sitios que le costaban una pasta a la familia. Y que no siempre, ni mucho menos, eran vaciaderos donde las familias se quitaban de problemas.
Ese asunto nos lo tendr¨¢ que explicar Isabel D¨ªaz Ayuso, la presidenta de Madrid. O alguien. Los mayores han muerto como chinches, de manera indigna, en muchas de esas residencias.
La derecha no se ha sentido satisfecha con los mayores.
Es darle la vuelta a lo que dec¨ªan siempre los militares, que tend¨ªan a proteger las vidas de mujeres, ni?os y ancianos.
Porque detr¨¢s de los mayores, han venido las mujeres. Esas gritonas que piden derechos civiles. La manifestaci¨®n del 8 de marzo ha sido, seg¨²n alg¨²n juez, algunos guardias civiles y la mitad de la madrile?a calle de N¨²?ez de Balboa, la fuente fundamental de bichos que han matado m¨¢s de 27.000 espa?oles. Ni Abd el-Krim ni Santiago Carrillo llegaron a tanto. Illa y Sim¨®n, que de S¨¢nchez son.
Ni el partido de f¨²tbol del Atl¨¦tico de Madrid con el Liverpool, que se celebr¨® el 11 de marzo, ni las miles de ceremonias cat¨®licas que se hicieron esos d¨ªas en tantas iglesias espa?olas, han sido investigadas por guardias ni jueces. Esos actos tampoco fueron prohibidos por el Gobierno de S¨¢nchez.
Porque habiendo mujeres que quieren tener derechos, a qu¨¦ se va a mirar a otro lado.
Quedan tan solo los ni?os, que Espa?a va a proteger con una de las m¨¢s progresistas leyes del mundo, seg¨²n James Rhodes, un estupendo pianista y un, a su pesar, experto en malos tratos a la infancia.
Estamos a tiempo para que, desde N¨²?ez de Balboa, se d¨¦ el impulso para que tengamos a la terna de ni?os, mujeres y viejos en primera fila de rodillazo.
Porque no tenemos casi negros.