Teletrabajo, no tele-explotaci¨®n
La adaptaci¨®n deprisa y corriendo de muchas empresas al trabajo en remoto se ha convertido en la excusa para que la jornada laboral se solape con el conjunto del d¨ªa
Con la amenaza del coronavirus sobrevolando parece inevitable la expansi¨®n del teletrabajo. En esta cuesti¨®n Espa?a, tan presencialista, nunca ha tenido una posici¨®n destacada. Seg¨²n el INE, en 2019 solo el 7% de los ocupados (1,4 millones de trabajadores) realizaban esta pr¨¢ctica de manera ocasional y algo menos, el 5%, de manera habitual. Las dos cifras est¨¢n lej¨ªsimos del tercio que se alcanza en pa¨ªses como Finlandia, Luxemburgo o Pa¨ªses Bajos.
Cuando lleg¨® la pandemia hubo que hacer una r¨¢pida transici¨®n al trabajo remoto, pero no todos los sectores lo hicieron f¨¢cilmente. El confi...
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Con la amenaza del coronavirus sobrevolando parece inevitable la expansi¨®n del teletrabajo. En esta cuesti¨®n Espa?a, tan presencialista, nunca ha tenido una posici¨®n destacada. Seg¨²n el INE, en 2019 solo el 7% de los ocupados (1,4 millones de trabajadores) realizaban esta pr¨¢ctica de manera ocasional y algo menos, el 5%, de manera habitual. Las dos cifras est¨¢n lej¨ªsimos del tercio que se alcanza en pa¨ªses como Finlandia, Luxemburgo o Pa¨ªses Bajos.
Cuando lleg¨® la pandemia hubo que hacer una r¨¢pida transici¨®n al trabajo remoto, pero no todos los sectores lo hicieron f¨¢cilmente. El confinamiento asfixia a las ocupaciones con menos ingresos, las cuales est¨¢n m¨¢s expuestas al desempleo y que, por menos cualificadas, tienen imposibilitado el trabajo a distancia. De ah¨ª que el Banco de Espa?a estime que el teletrabajo podr¨ªa cubrir al 60% de las ocupaciones t¨¦cnicas, pero apenas un tercio del sector servicios y empresas de menos de 50 trabajadores. As¨ª, igual que el confinamiento tuvo efectos asim¨¦tricos seg¨²n el sector social, lo mismo puede acabar pasando con el trabajo a distancia.
Los estudios indican que el elemento m¨¢s determinante para adoptar el teletrabajo es, aparte del sector, la cultura empresarial. Son las empresas m¨¢s grandes, con m¨¢s medios o con productividad m¨¢s controlable las que se prestan a ello con mayor facilidad. Pero quiz¨¢ lo m¨¢s llamativo es que los estudios no son inequ¨ªvocos, por lo que toca a su efecto en la satisfacci¨®n del trabajador. Se encuentra de todo: desde empleados que lo valoran positivamente por su flexibilidad a quienes lo repudian por la soledad que implica.
En teor¨ªa, el teletrabajo nos hace m¨¢s productivos al ser un formato que reduce las interrupciones. Sin embargo, esto no siempre est¨¢ claro. No solo porque la interacci¨®n humana sea crucial en ocupaciones creativas o de cara al p¨²blico, sino porque las interrupciones en el teletrabajo no siempre son evitables. Pensemos que durante el Gran Confinamiento muchos de los que teletrabajaban tuvieron tambi¨¦n que cuidar de sus menores o desarrollar sus tareas dom¨¦sticas.
Ahora, el problema es que el teletrabajo, en ausencia de normativa, puede devenir en tele-explotaci¨®n. Esto durante la pandemia ha sido m¨¢s que evidente en muchos sectores. En el mundo fordista las jornadas laborales ten¨ªan ocho horas. Sin embargo, la adaptaci¨®n deprisa y corriendo de muchas empresas (y sector p¨²blico) se ha convertido en la excusa para que la jornada laboral se solape con el conjunto del d¨ªa. Sin derecho a la desconexi¨®n se ha pasado a estar a demanda las 24 horas.
Por tanto, es indudable que la pandemia ha podido vencer muchas resistencias para la expansi¨®n del teletrabajo. Lo que ser¨ªa de agradecer es que, all¨ª donde la transici¨®n se hizo bruscamente, se regule para que quede algo de tiempo para vivir despu¨¦s.