Museo y democracia
El Reina Sof¨ªa refuerza su ¨®rgano de gobierno y ampl¨ªa sus salas
En estos tiempos de incertidumbre econ¨®mica y proyectos postergados, dos anuncios sobre el Reina Sof¨ªa invitan al optimismo. El primero es la llegada al Patronato del museo de dos mujeres que tomar¨¢n la m¨¢xima responsabilidad en el ¨®rgano de gobierno de la casa: las exministras socialistas ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde como presidenta y Beatriz Corredor como vicepresidenta. Su presencia refuerza notablemente al director, Manuel Borja-Villel, cuya gesti¨®n ha situado a la instituci¨®n como modelo de referencia internacional.
Por otra parte, el museo ha iniciado el acondicionamiento de los espacio...
En estos tiempos de incertidumbre econ¨®mica y proyectos postergados, dos anuncios sobre el Reina Sof¨ªa invitan al optimismo. El primero es la llegada al Patronato del museo de dos mujeres que tomar¨¢n la m¨¢xima responsabilidad en el ¨®rgano de gobierno de la casa: las exministras socialistas ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde como presidenta y Beatriz Corredor como vicepresidenta. Su presencia refuerza notablemente al director, Manuel Borja-Villel, cuya gesti¨®n ha situado a la instituci¨®n como modelo de referencia internacional.
Por otra parte, el museo ha iniciado el acondicionamiento de los espacios de la planta cero del edificio de Sabatini. Un anuncio que debe recibirse con la excepcionalidad de las buenas noticias. La obra permitir¨¢ rehabilitar 21 salas, que suman unos 2.000 metros cuadrados, consagrados a dar un impulso a la arquitectura en el museo nacional y al arte desde 1992 hasta hoy. Aquel fue el a?o en el que estos espacios dejaron de ser expositivos para dar servicios auxiliares. En 1986, con Carmen Gim¨¦nez al frente del Centro Nacional de Exposiciones del Ministerio de Cultura, el edificio se estren¨® como espacio para las grandes muestras del arte moderno y contempor¨¢neo. Y una generaci¨®n, que hab¨ªa dejado atr¨¢s la dictadura y a¨²n segu¨ªa bajo la influencia de la movida, se asom¨® a una nueva ventana al mundo.
Entonces, con Javier Solana como ministro, la apuesta del Gobierno por la cultura como motor modernizador de la sociedad espa?ola result¨® un acierto hist¨®rico. Har¨ªan mal los actuales responsables en no entender hoy las necesidades espec¨ªficas de un museo como el Reina Sof¨ªa pese a las estrecheces dinerarias: su misi¨®n no es tanto preservar el patrimonio art¨ªstico como construirlo; de su savia se nutre una fr¨¢gil red de creadores, artistas y galer¨ªas, un entramado a cuyo deterioro una sociedad avanzada no puede asistir sin movilizarse. Esta misi¨®n ¡ªy su colecci¨®n, articulada sobre el eje del Guernica¡ª son fundamentales para la Espa?a del futuro: el Reina Sof¨ªa es el museo de la democracia.