Nace otro catalanismo
Marta Pascal dej¨® sus cargos hace dos a?os por defender a su partido frente a la ingerencia de Puigdemont
Ha nacido otro catalanismo. Con la celebraci¨®n del congreso constituyente del Partit Nacionalista de Catalunya (PNC) y la elecci¨®n, ayer, de la antigua coordinadora del posconvergente PDeCAT, Marta Pascal, como secretaria general, a las formaciones indepes les ha surgido un rival potencialmente formidable.
Lo es porque se trata de un esqueje del mismo ¨¢rbol soberanista. Inatacable como producto de enemigos o antipatriotas. Y moderado. Cierto que el PNC busca las m¨¢ximas competencias posibles para Catalu?a, en la estela de su admirado PNV.
Pero rechaza alcanzarlas mediante cualqui...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Ha nacido otro catalanismo. Con la celebraci¨®n del congreso constituyente del Partit Nacionalista de Catalunya (PNC) y la elecci¨®n, ayer, de la antigua coordinadora del posconvergente PDeCAT, Marta Pascal, como secretaria general, a las formaciones indepes les ha surgido un rival potencialmente formidable.
Lo es porque se trata de un esqueje del mismo ¨¢rbol soberanista. Inatacable como producto de enemigos o antipatriotas. Y moderado. Cierto que el PNC busca las m¨¢ximas competencias posibles para Catalu?a, en la estela de su admirado PNV.
Pero rechaza alcanzarlas mediante cualquier proc¨¦s unilateral, ilegal y no pactado. Y como recoge buena parte del sentir, y de gentes procedentes de ese mundillo, tiene la ocasi¨®n de abrir brecha propia en ¨¦l.
En su mejor hip¨®tesis, un intersticio suficiente como para acabar con la hegemon¨ªa del rupturismo neocarlista, e inducirle as¨ª a rebobinar, como ya han hecho algunos dirigentes del nuevo partido.
Nace el PNC en un escenario ¨®ptimo para fraguar una alternativa al caos an¨ªmico, el desconcierto estrat¨¦gico y la inquina mutua en que deambulan los dos partidos del Govern, esperando unas elecciones en las que ambos aspiran al cetro.
El universo posconvergente resulta infernal. Con un president desahuciado; la CDC pujolista original reci¨¦n cerrada por latrocinio en el caso Palau y la portavoz parlamentaria procesada por presunto desv¨ªo de fondos p¨²blicos a los amiguetes...
...Y con el hombre de Waterloo, Carles Puigdemont, que por vez primera embiste en p¨²blico contra la direcci¨®n de su propio partido, el PDeCAT (David Bonveh¨ª y alcaldes de prestigio) por negarse a autodisolverse con la fantasmal Crida de Jordi S¨¢nchez, como era su designio. Un profeta desarmado por lo suyos. De momento.
El universo de Esquerra se empe?a por su parte en practicar el seguidismo del radicalismo posconvergente, por miedo al tir¨®n electoral de Puigdemont y a que le tilden de traidor. Hasta el extremo de que olvida su vocaci¨®n pragm¨¢tica y logra encaramarse a la irrelevancia pol¨ªtica.
De todos los grupos surgidos tras el fiasco del proc¨¦s, el PNC, fraguado en la reflexi¨®n del grupo de Poblet, es el que cuenta con m¨¢s bazas para liderar un nuevo proyecto catalanista, quiz¨¢ con el apoyo de los democristianos de Units per Avan?ar.
Porque se inici¨® con un debate de ideas y no en una conjura por poltronas.
Porque cuenta con un liderazgo conocido, poco vulnerable: Marta Pascal dej¨® sus cargos hace dos a?os por defender a su partido frente a la ingerencia de Puigdemont; renunci¨® a su esca?o en el Senado; y realiz¨® un potente examen autocr¨ªtico (Perdre la por, prologado por I?igo Urkullu, editorial Catarata).
Y porque empieza a tener red, rodeada de exalcaldes y j¨®venes profesionales, treinta?eros. Forman una malla capaz de recoger a muchos n¨¢ufragos.