El atentado del sexenio
Mientras L¨®pez Obrador ha enviado el iluso mensaje de enfrentar a los grupos de crimen organizado con ¡°abrazos y no balazos¡±, ha cometido errores graves de seguridad nacional
El 26 de junio de 2020 quedar¨¢ en la historia de este sexenio como el d¨ªa en que el grupo de delincuencia organizada m¨¢s poderoso del pa¨ªs mand¨® un puntual mensaje al presidente y lo hizo desde la capital de M¨¦xico. Un atentado mortal, con armas que utilizan los grupos terroristas en otros pa¨ªses, arrebat¨® la vida de agentes especializados e hiri¨® a ...
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El 26 de junio de 2020 quedar¨¢ en la historia de este sexenio como el d¨ªa en que el grupo de delincuencia organizada m¨¢s poderoso del pa¨ªs mand¨® un puntual mensaje al presidente y lo hizo desde la capital de M¨¦xico. Un atentado mortal, con armas que utilizan los grupos terroristas en otros pa¨ªses, arrebat¨® la vida de agentes especializados e hiri¨® a Omar Garc¨ªa Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana, quien en un operativo de la Marina, logr¨® desarticular parte de la c¨¦lula criminal La Uni¨®n de Tepito, asociada con el Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n (CJNG), operador de trata de ni?as y ni?os para la mendicidad, esclavitud sexual y tr¨¢fico de ¨®rganos, as¨ª como de j¨®venes para el narcomenudeo y monopolio de la venta de productos de contrabando, falsificaciones y lavado de dinero. Durante la intervenci¨®n se encontraron dos laboratorios de drogas de dise?o, 42 cr¨¢neos y un centenar de restos humanos.
No podemos olvidar que el 23 de febrero pasado se extradit¨® a Washington a Rub¨¦n Oseguera, El Menchito, hijo del l¨ªder del CJNG, se?alado por v¨ªnculos con el tr¨¢fico de armas, personas y drogas. La Secretar¨ªa de Marina document¨® dos amenazas por esa extradici¨®n, la primera ya se ha cumplido con el ataque a Harfuch. La DEA [agencia estadounidense para el control de drogas] reconoce que el l¨ªder del CJNG tiene como centros operativos la Ciudad de M¨¦xico y la zona serrana de Colima. Su hijo, hoy preso, naci¨® en California y tiene doble nacionalidad como muchos de los narco-millennials de los grupos delincuenciales m¨¢s poderosos del mundo.
Es indispensable entender las razones y la estrategia detr¨¢s de este ataque para comprender que la delincuencia organizada no se queda en casa durante la pandemia. Mientras el presidente L¨®pez Obrador ha enviado el iluso mensaje de enfrentar a los grupos de crimen organizado transnacional con ¡°abrazos y no balazos¡± o ¡°acus¨¢ndolos con su mam¨¢¡±, ha cometido errores graves de seguridad nacional al mostrar informaci¨®n de inteligencia militar en sus conferencias ma?aneras, poniendo en riesgo operaciones de gran delicadeza; se contradijo admitiendo recientemente que fue ¨¦l quien orden¨® la liberaci¨®n de Ovidio, hijo de El Chapo Guzm¨¢n y rindiendo pleites¨ªa frente a las c¨¢maras a la madre del l¨ªder del cartel de Sinaloa en territorio narco.
Mientras tanto, la Unidad de Inteligencia Financiera a cargo de Santiago Nieto, se atrevi¨® a congelar los bienes materiales de los carteles, y el canciller Marcelo Ebrard logr¨® operar la extradici¨®n de El Menchito a Estados Unidos. Estas operaciones, que apenas comienzan en un Gobierno dividido estrat¨¦gica e ideol¨®gicamente, se dan frente a la mirada at¨®nita de un presidente que, como el anterior, no entiende de inteligencia militar, y cuya estrategia de no-violencia, propuesta por Alfonso Durazo, no funcionar¨¢ sin una red t¨¢ctica y operativa de inteligencia, sin protecci¨®n de Seguridad Nacional, sin defensa efectiva de los Derechos Humanos, sin redes s¨®lidas de la sociedad civil que cooperen con el Estado. Los ataques presidenciales a la prensa que cubre la realidad del pa¨ªs, y el nivel de impunidad judicial a¨²n intocado por esta administraci¨®n, favorecen a los criminales, y ponen en riesgo a quienes trabajamos para que la sociedad obtenga informaci¨®n confiable.
Habr¨¢ que recordar que Garc¨ªa Harfuch, hoy hospitalizado, es experto en antiterrorismo y en desarticulaci¨®n de grupos paramilitares. ?l sab¨ªa que el Jalisco Nueva Generaci¨®n es el grupo criminal con mayor poder econ¨®mico, t¨¢ctico y estrat¨¦gico, que supera casi seis veces al cartel de Sinaloa (quien lo prohij¨® como su brazo armado).
La entrega de alimentos, cubrebocas y medicinas, documentada y promovida en redes sociales por los miembros de los carteles Jalisco Nueva Generaci¨®n y Sinaloa, compitiendo entre s¨ª por la visibilidad de ocupaci¨®n territorial y su evidente aceptaci¨®n social, fue solo el comienzo de una batalla campal que ha arrojado ya sus primeros frutos para sembrar terror y desestabilidad. El atentado fallido contra de Garc¨ªa Harfuch, es apenas el comienzo de la batalla que habr¨¢ de enfrentar el Gobierno de L¨®pez Obrador. El poder hegem¨®nico del cartel de Sinaloa es ya un mito, quienes hemos seguido de cerca la transformaci¨®n de la delincuencia organizada trasnacional dedicada a la esclavitud (compra venta de seres humanos), venta de armas, producci¨®n y trasiego de drogas, sabemos que el crecimiento exponencial del CJNG tiene ya bajo su poder el control de 17 de los 32 Estados de la Rep¨²blica y v¨ªnculos criminales desde Paraguay hasta Polonia y Camboya. Seg¨²n los datos de mis fuentes de la DEA y CRS, el cartel JNG tiene ya presencia en el 70% de Estados Unidos.
Las historias nunca se comprenden a cabalidad sin seguimiento, por eso no podemos olvidar que este cartel derrib¨® un helic¨®ptero con un lanzacohetes en Jalisco, y que el secretario Harfuch y su equipo fueron atacados con fusiles Barret calibre .50 que perforan blindajes; es el tipo de armamento utilizado por Al Qaeda y ej¨¦rcitos de diversos pa¨ªses.
Es un hecho que la Fiscal¨ªa General de la CDMX carece de capacidades t¨¢cticas y t¨¦cnicas para enfrentar este primer ataque, por eso tendr¨¢ que atraer el caso el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, quien ha demostrado ser m¨¢s que ineficaz en procuraci¨®n de justicia y ha dejado intocada a la delincuencia organizada desde hace 17 meses. El panorama es m¨¢s que desalentador en un Gobierno que se ha dedicado a desarticular a las instituciones sin estrategias para erradicar la corrupci¨®n por las cuales las se?ala, sin planeaci¨®n para suplirlas por mejores organismos.
No deber¨ªa pasar desapercibido que un d¨ªa antes de este atentado, el presidente L¨®pez Obrador decidi¨® exhibir documentos de Inteligencia militar sobre la distribuci¨®n de los carteles en el Estado de M¨¦xico y en Ciudad de M¨¦xico, mismos que le presentaron para consumo y estudio estrat¨¦gico de operaciones internas durante la reuni¨®n del Consejo de Seguridad Nacional.
El monopolio tem¨¢tico de la pandemia ha dejado a la sociedad con poca informaci¨®n sobre el empoderamiento radical de los grupos criminales, quienes obtienen ganancias de 32.000 millones de d¨®lares al a?o por comprar, vender y esclavizar personas. Criminales responsables de miles de desapariciones cada a?o, que reclutan forzadamente, solo en el norte del pa¨ªs, a 40.000 ni?os y j¨®venes para la siembra de drogas y el sicariato; son esos los que cogobiernan e invierten dinero sucio en campa?as pol¨ªticas de todos los partidos. Ellos, efectivamente est¨¢n aqu¨ª hace d¨¦cadas, el tema ahora es que L¨®pez Obrador ya no es el candidato que puede opinar a la ligera, es el presidente de una Rep¨²blica sometida por la violencia, el racismo, el machismo, el crimen organizado y ahora una crisis econ¨®mica y una pandemia. No hay excusa que le valga, ni a ¨¦l ni a sus m¨¢s fieles defensores. Si no decide reestructurar su gabinete, aprender y escuchar a las y los expertos en temas de narcoterrorismo transnacional, la pandemia ser¨¢, en verdad, lo menos peligroso que enfrentaremos.
Quienes desde el periodismo hemos cubierto y documentando la expansi¨®n y fortalecimiento del crimen organizado en los ¨²ltimos 30 a?os, entendemos que nada ser¨¢ igual para M¨¦xico a partir de este ataque. Ojal¨¢ el presidente y todo su Gabinete lo entiendan, porque considerar la documentaci¨®n de hechos como ataques personales, intentar desacreditar a las y los periodistas y a quienes defienden los derechos humanos en lugar de se?alar y abatir al verdadero enemigo del pa¨ªs, que es la delincuencia organizada, le har¨¢ un da?o irreparable a la sociedad y dinamitar¨¢ ese deseo de prestigio por bonhom¨ªa cristiana que tanto le obsesiona al mandatario. La felicidad de un pueblo no se decreta pol¨ªticamente, se alcanza, acaso por momentos, cuando las mayor¨ªas viven una vida estable, libre de violencia y trabajan para que las minor¨ªas se liberen de todo yugo que las someta al sufrimiento, la pobreza y la muerte.
Lydia Cacho es periodista y escritora.