Europa y el otro Hamilton
El primer secretario del Tesoro lanz¨® a EE UU a un federalismo fiscal al que aspira mucho europe¨ªsta
Los europeos solemos andar obsesionados con el nacimiento y desarrollo de Estados Unidos. En estos momentos se ha puesto en boga el t¨¦rmino ¡°momento hamiltoniano¡± para designar este periodo en el que la UE puede dar un salto fiscal para afrontar la recuperaci¨®n de la profunda crisis socioecon¨®mica del coronavirus. La Comisi¨®n Europea ha propuesto un importante fondo para ello, el Next Generation EU, financiado con obligaciones europeas y nuevos recursos propios, a lo que se a?adir¨¢ un presupuesto relativamente ambicioso para los pr¨®ximos a?os (el Marco Financiero Plurianual 2021-2027). Pero el...
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Los europeos solemos andar obsesionados con el nacimiento y desarrollo de Estados Unidos. En estos momentos se ha puesto en boga el t¨¦rmino ¡°momento hamiltoniano¡± para designar este periodo en el que la UE puede dar un salto fiscal para afrontar la recuperaci¨®n de la profunda crisis socioecon¨®mica del coronavirus. La Comisi¨®n Europea ha propuesto un importante fondo para ello, el Next Generation EU, financiado con obligaciones europeas y nuevos recursos propios, a lo que se a?adir¨¢ un presupuesto relativamente ambicioso para los pr¨®ximos a?os (el Marco Financiero Plurianual 2021-2027). Pero el ¡°momento hamiltoniano¡± no se deber¨ªa limitar a ese federalismo fiscal, sino tambi¨¦n centrarse en un aspecto menos conocido de la labor del que fuera el primer secretario del Tesoro de EE UU: el impulso a la industria, en este caso, una nueva pol¨ªtica industrial absolutamente necesaria tanto en el ¨¢mbito de la UE como de sus Estados miembros, a comenzar por Espa?a. Lejos ha de quedar aquella denostada idea de un ministro socialista de que ¡°la mejor pol¨ªtica industrial es la que no existe¡±. Hay que reinventarla para el siglo XXI.
Hamilton, que nunca lleg¨® a presidente, revolucion¨® EE UU desde el Tesoro. Una de sus decisiones emblem¨¢ticas fue que el Estado federal asumiera la deuda de los Estados federados, y crear de paso un mercado nacional (luego global) de capitales. Para que el Gobierno no fuera dependiente del de los Estados, invent¨® los impuestos y recursos propios federales. Pero no era un objetivo en s¨ª mismo, sino, como explic¨® en el famoso Federalist Paper n? 30, garantizar desde un Estado federal fuerte la libertad y la seguridad de los ciudadanos. Se preguntaba Hamilton: ¡°?C¨®mo es posible que un Gobierno abastecido solo a medias y siempre necesitado pueda cumplir los prop¨®sitos de su instituci¨®n, pueda proveer la seguridad, avanzar la prosperidad o apoyar la reputaci¨®n de la mancomunidad? ?C¨®mo puede emprender o ejecutar cualquier ampliaci¨®n del bien p¨²blico?¡±. Un texto que ha inspirado a muchos europe¨ªstas, como otros de estos Papers, escritos por cuatro grandes personajes para convencer a los ciudadanos de Nueva York de aprobar la Constituci¨®n, texto que, con enmiendas, dura hasta nuestros d¨ªas.
El federalismo fiscal que se plantea en la Uni¨®n Europea a ra¨ªz del coronavirus no solo va a ser dif¨ªcil de conseguir, sino que ser¨¢ temporal, salvo si se logran realmente avances en los recursos propios como ser¨ªa, por ejemplo, que la llamada tasa Google (para las Big Tech) se europe¨ªce y pase, al menos en parte, a nutrir las arcas comunitarias. Si el Banco Central Europeo y sus masivas intervenciones financieras ¡ªadem¨¢s del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), sobre el que pesa un estigma¡ª son importantes para la Eurozona, esta, con la necesidad de responder a la recuperaci¨®n a escala de toda la UE, ha aparcado discretamente la idea de un presupuesto significativo para la Eurozona, m¨¢s all¨¢ de algunos instrumentos. La Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria sigue incompleta, pero con estos pasos y con el Brexit, parece estar decayendo una cierta visi¨®n de la Europa de geometr¨ªa variable. Pues ahora, sin el Reino Unido, que nunca se integr¨® en el euro, todos los pa¨ªses de la UE ¡ªcon la ¨²nica exenci¨®n de Dinamarca¡ª est¨¢n comprometidos con su participaci¨®n en el euro. La crisis del coronavirus ha reforzado la idea de la Uni¨®n Europea. La eventual federalizaci¨®n fiscal de Europa, si se consolida, ya no ser¨¢ solo desde la propia Eurozona, sino desde el conjunto de la UE.
Hamilton, en l¨ªnea con lo que quer¨ªa el presidente Washington con una visi¨®n m¨¢s bien militar, fue asimismo el gran impulsor de una pol¨ªtica industrial para Estados Unidos, un pa¨ªs hasta entonces esencialmente agr¨ªcola debido a la pol¨ªtica imperial brit¨¢nica, como bien se?alan Matthew Klein y Michael Pettis (Trade Wars Are Class Wars). Hamilton, que public¨® en 1791 su famoso Informe sobre el tema de las manufacturas, estaba convencido que estas ¡°diversificar¨ªan la prosecuci¨®n industriosa de la ciudadan¨ªa, aumentar¨ªan la productividad agr¨ªcola y fomentar¨ªan la inversi¨®n en m¨¢quinas¡±. Puso a EE UU en una nueva direcci¨®n de superpotencia industrial, hoy digital.
Ese es el Hamilton que tambi¨¦n tiene que releer el europe¨ªsmo. La UE se ha quedado atr¨¢s de EE UU y China en muchos aspectos como la inteligencia artificial y la econom¨ªa de los datos, que ahora intentan corregir la Comisi¨®n Europea y un eje franco-alem¨¢n que no siempre es europeo, aunque por algo hay que empezar. En Espa?a, el sector industrial supone menos del 14% del PIB, frente a la media europea de un 20%. De haber tenido, como Alemania o los pa¨ªses n¨®rdicos, un sector industrial potente y din¨¢mico, Espa?a hubiera podido capear esta crisis mucho mejor, y tambi¨¦n la que empez¨® en 2008. Hay que seguir a este otro Hamilton ¡ªdesde Espa?a y desde Europa¡ª para reconstruir y para prepararse mejor para la siguiente.
Andr¨¦s Ortega es investigador s¨¦nior asociado del Real Instituto Elcano y director del Observatorio de las Ideas.