C¨®mo hablamos de la pandemia
Tenemos una ¨¦lite pol¨ªtica y opinativa que confunde el fin con los medios. Discutir, criticar, tener raz¨®n (o perderla) no es el objetivo de todo esto
La mayor¨ªa de votantes de la oposici¨®n estuvieron de acuerdo con que sus partidos apoyasen los estados de alarma de S¨¢nchez, seg¨²n varias encuestas realizadas en ese momento sobre la opini¨®n p¨²blica espa?ola. Al mismo tiempo, y seg¨²n el Eurobar¨®metro de la Comisi¨®n Europea, la ciudadan¨ªa espa?ola era de las menos satisfechas del continente con la gesti¨®n que su Gobierno hizo de la pandemia. ?C¨®mo pueden ser ambas cosas ciertas al mismo tiempo? Pero en realidad no hay raz¨®n para sorprenderse con ello. Si nos lo parece es porque miramos a estos datos con gafas equivocadas, deformadas, y posiblem...
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La mayor¨ªa de votantes de la oposici¨®n estuvieron de acuerdo con que sus partidos apoyasen los estados de alarma de S¨¢nchez, seg¨²n varias encuestas realizadas en ese momento sobre la opini¨®n p¨²blica espa?ola. Al mismo tiempo, y seg¨²n el Eurobar¨®metro de la Comisi¨®n Europea, la ciudadan¨ªa espa?ola era de las menos satisfechas del continente con la gesti¨®n que su Gobierno hizo de la pandemia. ?C¨®mo pueden ser ambas cosas ciertas al mismo tiempo? Pero en realidad no hay raz¨®n para sorprenderse con ello. Si nos lo parece es porque miramos a estos datos con gafas equivocadas, deformadas, y posiblemente alejadas de la sensibilidad mayoritaria.
A la opini¨®n p¨²blica le parece (de media) que el Gobierno no hizo su trabajo satisfactoriamente. Tambi¨¦n le parece (de media) que, aun as¨ª, era mejor apoyar las medidas del mismo que no hacerlo, porque es preferible una soluci¨®n imperfecta a una crisis de magnitud inusitada que ninguna en absoluto. Son los partidos y otras voces adictas a la trinchera las que se empe?an en crear una imagen blanquinegra del mundo. Esta dicotom¨ªa nos ciega ante la imprescindible evaluaci¨®n serena de las decisiones espec¨ªficas que se han venido tomando. Sin culpas, pero con responsabilidades. Lo necesitamos: no sabemos si el virus va a regresar, o cu¨¢ndo, o si llegar¨¢ otro (ya una t¨ªmida nueva amenaza despunta en China, y as¨ª tenemos una cada pocos a?os). Acabamos de pasar un pico epid¨¦mico que ha producido m¨¢s de 40.000 muertes. As¨ª sea por minimizar la probabilidad de asumir de nuevo semejante coste humano, deber¨ªamos ser capaces de reenfocar nuestras lentes sobre lo que realmente importa.
En lugar de eso, tenemos la construcci¨®n de ¨ªdolos (Fernando Sim¨®n) y demonios (el propio Pedro S¨¢nchez), camisetas con frases ingeniosas y amenazas de denuncias penales, metadiscusiones sobre sesgos y puntos ciegos que siempre son los del rival, pero nunca son los nuestros. Tenemos, en definitiva, una ¨¦lite pol¨ªtica y opinativa que confunde el fin con los medios. Discutir, criticar, tener raz¨®n (o perderla) no es el objetivo de todo esto. El objetivo es, o deber¨ªa ser, mejorar la vida de las personas. Si nos enzarzamos en disputas dial¨¦cticas es para encontrar soluciones mejores, m¨¢s equitativas, para los problemas a los que se enfrenta la gente. Nuestros egos, ideas e identidades son apenas un veh¨ªculo contingente. @jorgegalindo