Un golpe seco, definitivo
Sin el nefasto escenario global, China no se hubiera atrevido a borrar los 27 a?os que le faltaban a Hong Kong para perder su entera soberan¨ªa
Ha sido un golpe seco, definitivo. Una victoria fulgurante para el Partido Comunista y una derrota sin consuelo para la oposici¨®n democr¨¢tica, a pocos meses de unas elecciones en las que iba a conseguir la mayor¨ªa en el legislativo local. Sus formaciones han decidido disolverse sin esperar a la ilegalizaci¨®n por el r¨¦gimen. Sus dirigentes van a esfumarse, sea en la clandestinidad o en el exilio.
La jugada, perfecta, es hija de la paciencia estrat¨¦gica. Con nocturnidad, demorando hasta el ¨²ltimo minuto los detalles. La nueva ley de seguridad remueve de una tacada todos los obst¨¢culos con...
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Ha sido un golpe seco, definitivo. Una victoria fulgurante para el Partido Comunista y una derrota sin consuelo para la oposici¨®n democr¨¢tica, a pocos meses de unas elecciones en las que iba a conseguir la mayor¨ªa en el legislativo local. Sus formaciones han decidido disolverse sin esperar a la ilegalizaci¨®n por el r¨¦gimen. Sus dirigentes van a esfumarse, sea en la clandestinidad o en el exilio.
La jugada, perfecta, es hija de la paciencia estrat¨¦gica. Con nocturnidad, demorando hasta el ¨²ltimo minuto los detalles. La nueva ley de seguridad remueve de una tacada todos los obst¨¢culos con que tropezaba Pek¨ªn a la hora de imponer su santa voluntad a los ciudadanos de la excolonia, por encima de la ley b¨¢sica, especie de texto constitucional, y del tratado de retrocesi¨®n de la soberan¨ªa brit¨¢nica firmado en 1984.
La chispa que suscit¨® la ¨²ltima revuelta fue un proyecto de ley de extradici¨®n, que permit¨ªa detener y juzgar en el continente a los ciudadanos de Hong Kong. La oposici¨®n impidi¨® su aprobaci¨®n, pero ahora lo permite la ley aprobada por el comit¨¦ permanente de la Asamblea Nacional Popular. El movimiento empez¨® en 2012 en los liceos de bachillerato como oposici¨®n a una legislaci¨®n que pretend¨ªa imponer contenidos patri¨®ticos en la ense?anza. Tambi¨¦n fue retirada, pero ahora resucitar¨¢ amparada en la ley de seguridad. La polic¨ªa central podr¨¢ instalarse en la excolonia e intervenir a los medios de comunicaci¨®n, en vez de secuestrar clandestinamente a los libreros que vend¨ªan libros antip¨¢ticos para el r¨¦gimen como sucedi¨® varias veces.
La excolonia pierde lo que quedaba de su soberan¨ªa. La pierde el Parlamento, solo parcialmente democr¨¢tico, puenteado desde Pek¨ªn por una asamblea oscurantista y de nombramiento vertical. Poco queda del Estado de derecho y de la justicia independiente, en perjuicio de la seguridad jur¨ªdica que permit¨ªa a Hong Kong mantenerse como plaza financiera. A Pek¨ªn no le importa porque en sus planes se contempla la inundaci¨®n demogr¨¢fica y la sustituci¨®n del liderazgo econ¨®mico por el de un Shangh¨¢i emergente. Este duro rev¨¦s es la culminaci¨®n de un golpe lento, gradualista, sabiamente preparado desde 2013, cuando Xi Jinping alcanz¨® el poder supremo.
Muchos reproches merece la oposici¨®n por su escasa visi¨®n de tan perversa jugada. Han funcionado las provocaciones violentas, que han da?ado la imagen al principio impoluta del movimiento. Ha sido escasa la inteligencia pol¨ªtica de sus dirigentes, hipnotizados por una independencia tan inalcanzable como da?ina, no tan solo porque exacerbaba los reflejos autoritarios sino por su car¨¢cter divisivo.
Compensa esos errores la fuerza aplastante del contexto internacional. Sin Donald Trump, la pandemia, la recesi¨®n global, las instituciones internacionales destruidas y sin las licencias anexionistas exhibidas por la India, Rusia e Israel, tampoco China se hubiera atrevido a borrar los 27 a?os que le faltaban a Hong Kong para perder su entera soberan¨ªa. Para China Daily, diario oficial, se trata naturalmente de la ¨²ltima victoria contra el colonialismo.