Confinado
A los 69 a?os ten¨ªa todo lo que pod¨ªa desear en esta vida, salvo un sobrepeso que hac¨ªa saltar la aguja de la b¨¢scula
Lo ten¨ªa todo, una tercera mujer con dos hijos adolescentes que parec¨ªan dos m¨¢quinas tragaperras, ten¨ªa un d¨²plex con terraza, un despacho financiero conectado con para¨ªsos fiscales, un rifle con mira telesc¨®pica para matar venados, un monovolumen con un maletero capaz de transportar los palos de golf y tambi¨¦n cualquier cad¨¢ver. A los 69 a?os ten¨ªa todo lo que pod¨ªa desear en esta vida, salvo un sobrepeso que hac¨ªa saltar la aguja de la b¨¢scula. Una masajista diplomada le pasaba la garlopa por sus mantecas dos veces por semana y un dietista en n¨®mina lo somet¨ªa en vano a distintas y crueles ...
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Lo ten¨ªa todo, una tercera mujer con dos hijos adolescentes que parec¨ªan dos m¨¢quinas tragaperras, ten¨ªa un d¨²plex con terraza, un despacho financiero conectado con para¨ªsos fiscales, un rifle con mira telesc¨®pica para matar venados, un monovolumen con un maletero capaz de transportar los palos de golf y tambi¨¦n cualquier cad¨¢ver. A los 69 a?os ten¨ªa todo lo que pod¨ªa desear en esta vida, salvo un sobrepeso que hac¨ªa saltar la aguja de la b¨¢scula. Una masajista diplomada le pasaba la garlopa por sus mantecas dos veces por semana y un dietista en n¨®mina lo somet¨ªa en vano a distintas y crueles ensaladas. Era uno de esos gordos con mala conciencia que hunden el div¨¢n del psicoanalista, quien le dec¨ªa: ¡°Tienes confinado dentro de ti a un ser muy limpio que grita deseando huir, deja que escape y s¨ªguele a donde quiera que vaya¡±. El estado de alarma de la pandemia hab¨ªa concluido con la llegada del verano, un tiempo en que la gente trata de alargar el brazo ag¨®nico hacia el horizonte y s¨®lo consigue atraparse por detr¨¢s los propios genitales. El psicoanalista le hab¨ªa advertido de que todos estamos habitados por los m¨²ltiples seres que hemos sido a lo largo de la vida, culpables o inocentes, y que se niegan a desaparecer. Tal vez ese otro yo que gritaba dentro de este hombre quer¨ªa huir hacia una playa que no estuviera en el mapa donde esperaba reencontrarse con su primera inocencia, con aquella libertad de lobo estepario de cuando solo buscaba la belleza y la armon¨ªa de vivir. Puede que fuera aun aquel chaval de 16 a?os con su primer amor de verano o aquel joven comprometido con los ideales de la izquierda o aquel tipo solidario antes de que enredara en negocios que lo hicieron un sucio millonario. Uno de estos seres confinado en aquel cuerpo mantecoso es el que gritaba pidiendo auxilio, mientras el hombre tomaba tranquilamente una ensalada.