Desnudar
Demos descanso y no olvido a quienes sucumbieron y descansemos nosotros en paz sobre una tierra a la que deber¨ªamos darle un respiro
En un acceso de frivolidad sin ardor me puse a practicar el striptease, no en la ropa, sino en la lengua. Me acord¨¦, por ejemplo, de la palabra independencia, que tan frecuentemente sal¨ªa de nuestras bocas y nuestro entero cuerpo social; hace un a?o no se hablaba de otra cosa. Pero lleg¨® este mes de enero con sus presagios, y ya en marzo ninguna persona sensata iba a urgencias independentistas, estando al lado la calamidad de las UCI. La palabra se desprendi¨® del prefijo in, y entramos en la era de la dependencia. Los mayores pasamos a ser dependientes, unos m¨¢s que otros,...
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En un acceso de frivolidad sin ardor me puse a practicar el striptease, no en la ropa, sino en la lengua. Me acord¨¦, por ejemplo, de la palabra independencia, que tan frecuentemente sal¨ªa de nuestras bocas y nuestro entero cuerpo social; hace un a?o no se hablaba de otra cosa. Pero lleg¨® este mes de enero con sus presagios, y ya en marzo ninguna persona sensata iba a urgencias independentistas, estando al lado la calamidad de las UCI. La palabra se desprendi¨® del prefijo in, y entramos en la era de la dependencia. Los mayores pasamos a ser dependientes, unos m¨¢s que otros, y de esa forma de depender de los dem¨¢s depend¨ªa no solo la vida de miles de ancianos internados en residencias desmanteladas, sino la subsistencia, en cualquier lugar, de los que a¨²n nos valemos por nosotros mismos. Mor¨ªan muchos sin que les llegara el remedio, mientras seres humanos con batas de patchwork improvisado trabajaban por la salud de todos bajo el aplauso sincero de los balcones. En el anfiteatro de los Parlamentos las ovaciones iban mejor trajeadas y por color ideol¨®gico; la prioridad all¨ª era una palabra menguante que se queda en pendencia. De todas las miserias de lo vivido y del dolor causado por esta pesadilla, el talante pendenciero de la oposici¨®n se recordar¨¢ en Espa?a mientras haya memoria.
Nuestro porvenir pol¨ªtico y sanitario pende hoy de tres letras. El verano, naturalmente caluroso, tiene algo antinatura: en las playas, m¨¢s que sombrillas hay sombras, los ni?os no le temen al mar, los adultos buscamos de nuevo el deber y el placer sabiendo el peligro que esconden. Cumplido el rito del DEP no hay que hacer de ese acr¨®nimo f¨²nebre la ¨²ltima palabra. Demos descanso y no olvido a quienes sucumbieron y descansemos nosotros en paz sobre una tierra a la que deber¨ªamos darle un respiro, quit¨¢ndole las vestiduras falsas que la asfixian y ensucian.