El valor del silencio
Unos dicen que la lengua de Dios nunca fue muda, pero otros que la voz de Dios es el silencio. A unos les molesta el taciturno que calla, a otros el faraute que no detiene sus palabras. Unos ven el silencio como una manera de ocultar los problemas y otros como un bien imprescindible para saber d¨®nde pueda estar la verdad. Considero que ese silencio, en el que se razona y escucha debe preceder a la voz, imprescindible para decir algo de inter¨¦s, y no como esos comunicadores y tertulianos que parecen hablar siempre sin reflexi¨®n alguna. Ante tanta gente llena del vicio de la locuacidad me encuen...
Unos dicen que la lengua de Dios nunca fue muda, pero otros que la voz de Dios es el silencio. A unos les molesta el taciturno que calla, a otros el faraute que no detiene sus palabras. Unos ven el silencio como una manera de ocultar los problemas y otros como un bien imprescindible para saber d¨®nde pueda estar la verdad. Considero que ese silencio, en el que se razona y escucha debe preceder a la voz, imprescindible para decir algo de inter¨¦s, y no como esos comunicadores y tertulianos que parecen hablar siempre sin reflexi¨®n alguna. Ante tanta gente llena del vicio de la locuacidad me encuentro m¨¢s a gusto en el silencio, y una forma de evitar propasarse o descomedirse con la traidora verborrea quiz¨¢ sea la brevedad y selecci¨®n de la escritura: menos perder el tiempo con la oratoria y m¨¢s ponderar la escritura.
Javier Fat¨¢s Cebollada. Zaragoza