El futuro de la nostalgia
El cuidado y la responsabilidad personales, pobres paliativos ante la ausencia de cuidados y de responsabilizaci¨®n de los Gobiernos
Claro que no es una guerra, pero cerca debemos estar de lo que anta?o fueron algunas guerras. Por las cifras de fallecidos y por el percance econ¨®mico. Y, sobre todo, por esa idea inquietante de un corte con el pasado, un a?o cero que nos obligar¨ªa a comenzar de nuevo, una reconstrucci¨®n. La discusi¨®n versar¨¢ sobre c¨®mo debemos reconstruir, sobre los planos del pasado o con planos nuevos, los propios para un futuro que no repita los errores.
Desde hace tiempo, propiamente desde que se impuso una vaga sensaci¨®n de fin de ¨¦poca, conviene leer El mundo de ayer, de Stefan Zweig, memo...
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Claro que no es una guerra, pero cerca debemos estar de lo que anta?o fueron algunas guerras. Por las cifras de fallecidos y por el percance econ¨®mico. Y, sobre todo, por esa idea inquietante de un corte con el pasado, un a?o cero que nos obligar¨ªa a comenzar de nuevo, una reconstrucci¨®n. La discusi¨®n versar¨¢ sobre c¨®mo debemos reconstruir, sobre los planos del pasado o con planos nuevos, los propios para un futuro que no repita los errores.
Desde hace tiempo, propiamente desde que se impuso una vaga sensaci¨®n de fin de ¨¦poca, conviene leer El mundo de ayer, de Stefan Zweig, memorias eleg¨ªacas que empiezan con una exaltaci¨®n de la seguridad en la que vivieron nuestras sociedades hasta 1914, cuando todo era s¨®lido y duradero. ¡°El siglo XIX, en su idealismo liberal, estaba sinceramente convencido de que se encontraba en la l¨ªnea recta e infalible del mejor de los mundos posibles¡±.
Como lectura para estos tiempos inquietantes, el libro de Zweig sugiere de inmediato los paralelismos. Al igual que el escritor suicida, no sabemos cu¨¢ndo, ni qui¨¦nes, ni c¨®mo, ni tan solo si saldremos de ¨¦sta. Los economistas, buenos top¨®grafos de la vida social, advierten un nivel m¨¢ximo de incertidumbre. Los epidemi¨®logos esgrimen el paradigma de la prueba y el error propio de la investigaci¨®n cient¨ªfica: se refieren a las intervenciones no farmac¨¦uticas, en las que todos somos conejillos de indias. Lo menos que podemos hacer, ante la vulnerabilidad de las personas y la fragilidad de las sociedades, es cuidarnos y ser responsables, de nosotros y de los otros, incluso cuando los Gobiernos no se atreven a asumir sus responsabilidades: mascarillas y distancia.
Cien a?os m¨¢s tarde, otro escritor centroeuropeo, Ivan Krastev, anuncia la pandemia de nostalgia que suceder¨¢ a la del virus una vez derrotado. ¡°Hay algo perturbador en el mundo de ayer ¡ªha escrito en ?Ya es ma?ana? C¨®mo la pandemia cambiar¨¢ el mundo (Debate)¡ª. La diferencia entre el pasado y el presente es que nunca podemos conocer el futuro del presente, pero ya hemos vivido el futuro del pasado. Y conocemos el futuro de nuestro pasado; es esta pandemia de covid-19 que hoy sufrimos¡±.
Primero, vencer a la covid-19, luego, al virus de la nostalgia. Es decir, construir el futuro. Para evitar la oraci¨®n del vencido entonada por Zweig: ¡°Europa, nuestra patria, para la que nosotros hemos vivido, estaba destruida para un tiempo que se extend¨ªa m¨¢s all¨¢ de nuestras vidas¡±.