Buen lugar
En Asturias la conciencia y la urbanidad son considerables, y es la comunidad con menos infecciones de la pen¨ªnsula
Este mes de julio anduve por tierras asturianas para visitar de nuevo ese prado verde casi suizo, a pesar del inevitable destrozo de la codicia inmobiliaria y municipal. En Oviedo ya llevaban la mascarilla puesta antes de que fuera obligatorio. Eso, en la comunidad con menos infecciones de la pen¨ªnsula. Quiz¨¢s tal sea la causa. Tengo para m¨ª que el virus va siendo tanto m¨¢s destructor all¨ª en donde hay menos cabeza y m¨¢s alcornoque. En Asturias la conciencia y la urbanidad son considerables, s¨®lo la supresi¨®n de los cursos internacionales de m¨²sica Princesa de Asturias pone una mancha de secar...
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Este mes de julio anduve por tierras asturianas para visitar de nuevo ese prado verde casi suizo, a pesar del inevitable destrozo de la codicia inmobiliaria y municipal. En Oviedo ya llevaban la mascarilla puesta antes de que fuera obligatorio. Eso, en la comunidad con menos infecciones de la pen¨ªnsula. Quiz¨¢s tal sea la causa. Tengo para m¨ª que el virus va siendo tanto m¨¢s destructor all¨ª en donde hay menos cabeza y m¨¢s alcornoque. En Asturias la conciencia y la urbanidad son considerables, s¨®lo la supresi¨®n de los cursos internacionales de m¨²sica Princesa de Asturias pone una mancha de secarral en la impecable verdura.
Tanto Oviedo como Gij¨®n son ciudades guapas, peatonales, aseadas, arboladas con cientos de magnolios e igual n¨²mero de terrazas apenas ruidosas. Las mujeres son altas, atl¨¦ticas, caminan erguidas, prestan atenci¨®n a la vestimenta, pero sin vanidad, y van todas con mascarilla. La gran plaza Mayor de Gij¨®n la ocupa entera un concurso infantil de ajedrez con cientos de chavales. Los padres se han retirado a distancia y desde all¨ª observan con simulado desinter¨¦s. Es un lugar de gente poco pretenciosa, aunque consciente de su val¨ªa. Quiz¨¢s por eso, aqu¨ª no ha hecho mucho da?o el destructivo virus identitario. Alguna infecci¨®n hay, porque el amor a la patria crece sobre todo all¨ª donde se le abona con esti¨¦rcol administrativo, pero aqu¨ª s¨®lo vive te?ido de autoiron¨ªa, como si gui?ara un ojo. As¨ª leo en un chigre esta admonici¨®n: Nesta sidrer¨ªa pue cantase. La identidad da pie a la broma porque se toma en serio, pero con sobriedad. Y en un comercio de quesos, este bello juicio: Non ye fame ye viciu. Una invitaci¨®n al consumo de cabrales que ni siquiera el fantasmal ministro de la cosa querr¨ªa reprimir.