Los dos reyes
Para que la historia de estos seres humanos poderosos y en parte descarriados se cerrase con plena justicia pero evitando el 'gore' de la venganza ayudar¨ªa un Shakespeare que captara en ellos su verdad profunda
?rase una vez un pa¨ªs donde reinaba un padre recto que hab¨ªa llegado al trono por v¨ªas torcidas y ten¨ªa un hijo que le sali¨® tarambana. Pero el viejo rey cay¨® enfermo, y el pr¨ªncipe, sin dejar su vida tabernaria y faldera, tuvo la presunci¨®n de la majestad y sent¨® la cabeza bajo la corona del padre, que estaba adormecido en su alcoba y se la hab¨ªa quitado. El padre muri¨® pronto, los compa?eros de farra del heredero, uno de ellos muy grueso, fueron apartados de la corte, el joven rey gan¨® una batalla y se hizo el monarca m¨¢s amado por su pueblo. Esos dos reyes existieron, y los cronistas de su ...
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?rase una vez un pa¨ªs donde reinaba un padre recto que hab¨ªa llegado al trono por v¨ªas torcidas y ten¨ªa un hijo que le sali¨® tarambana. Pero el viejo rey cay¨® enfermo, y el pr¨ªncipe, sin dejar su vida tabernaria y faldera, tuvo la presunci¨®n de la majestad y sent¨® la cabeza bajo la corona del padre, que estaba adormecido en su alcoba y se la hab¨ªa quitado. El padre muri¨® pronto, los compa?eros de farra del heredero, uno de ellos muy grueso, fueron apartados de la corte, el joven rey gan¨® una batalla y se hizo el monarca m¨¢s amado por su pueblo. Esos dos reyes existieron, y los cronistas de su verdadera ¨¦poca narraron sus hechos de guerra y sus controversias, que un poeta, el m¨¢s grande que hubo en aquel pa¨ªs tan ininterrumpidamente mon¨¢rquico, convirti¨® doscientos a?os despu¨¦s, con la bravura del drama hist¨®rico y el esp¨ªritu de la comedia, en tres obras maestras: las dos partes de Enrique IV y Enrique V.
Ahora mismo vivimos los espa?oles, que tambi¨¦n sabemos lo nuestro de reinas licenciosas y reyes arrebatacapas, un drama en el que hijo y padre intercambian papeles en un cast familiar con estrella invitada: un joven rey sensato, una discreta reina plebeya, un cu?ado preso, unas hermanas borrosas (o borradas), y dos princesas, todav¨ªa ni?as, pero ya con aplomo, que han visto a su abuelo en la picota y lo ver¨¢n, seguramente, hacer mutis o irse al destierro. Tampoco nos han faltado cronistas, no todos del mismo calibre; unos investigando pagar¨¦s, otros pescando en el l¨ªo revuelto de las s¨¢banas sucias. Para que la historia de estos seres humanos poderosos y en parte descarriados se cerrase con plena justicia, pero evitando el gore de la venganza ayudar¨ªa un Shakespeare que captara en ellos su verdad profunda, sus enga?os, los servicios prestados, dirigiendo una mirada final a los inocentes de una familia rica e infausta.