Desnudos e invisibles
Con todos sus problemas, ?frica es asimismo el lugar donde una nueva forma de abordar el mundo todav¨ªa es posible
Han tenido que saltar los brotes de coronavirus en el Segri¨¢ o los incendios en los asentamientos de temporeros en Huelva para volver a fijarnos, fugazmente, en la realidad invisible de la inmigraci¨®n. A menudo es solo una fr¨ªa cifra de pateras, de personas sin nombre rescatadas en el mar, o, a¨²n peor, el objetivo descarnado de la inquina de alguna opci¨®n pol¨ªtica.
¡°Mal¨ª era tan lejano como Marte, un pa¨ªs extraterrestre donde no pod¨ªan regir las mismas reglas que aqu¨ª¡±, cuenta Francesc Ser¨¦s en La piel de la frontera. Un recorrido personal y geogr¨¢fico por las comarcas del Segri¨¢...
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Han tenido que saltar los brotes de coronavirus en el Segri¨¢ o los incendios en los asentamientos de temporeros en Huelva para volver a fijarnos, fugazmente, en la realidad invisible de la inmigraci¨®n. A menudo es solo una fr¨ªa cifra de pateras, de personas sin nombre rescatadas en el mar, o, a¨²n peor, el objetivo descarnado de la inquina de alguna opci¨®n pol¨ªtica.
¡°Mal¨ª era tan lejano como Marte, un pa¨ªs extraterrestre donde no pod¨ªan regir las mismas reglas que aqu¨ª¡±, cuenta Francesc Ser¨¦s en La piel de la frontera. Un recorrido personal y geogr¨¢fico por las comarcas del Segri¨¢ y del Bajo Cinca; por un territorio que en pocos a?os vio cambiar su paisaje humano con b¨²lgaros y rumanos, y malienses, senegaleses, marroqu¨ªes, argelinos, cameruneses, gambianos, ghaneses, marfile?os; llegados de lugares que muchos no sabr¨ªan colocar en el mapa.
Ser¨¦s, que ha recorrido palmo a palmo cada pueblo libreta en mano, retrata sin artificios ni juicios las esperanzas y los temores de gentes que dejan todo atr¨¢s en busca de una vida mejor, las penosas condiciones en las que viven, y la profunda transformaci¨®n de los lugares de su infancia. ?frica, tan cerca y tan lejos. No por repetir el t¨®pico es menos cierto.
En los ¨²ltimos a?os, la pol¨ªtica exterior europea y espa?ola han mostrado un renovado inter¨¦s por el continente. Detr¨¢s hay motivos de seguridad: la gesti¨®n de las migraciones, la expansi¨®n del terrorismo yihadista en el Sahel, la de las rutas de la droga y otros tr¨¢ficos ilegales. Pero tambi¨¦n hay un inter¨¦s por las ingentes oportunidades econ¨®micas de pa¨ªses en los que sigue casi todo por hacer, y en donde, adem¨¢s de las antiguas potencias coloniales, China y Rusia han ido tomando posiciones desde hace tiempo.
Con todos sus problemas, ?frica es asimismo el lugar donde una nueva forma de abordar el mundo todav¨ªa es posible. Con una arrolladora juventud y una ingente capacidad de innovaci¨®n ¡ªun ejemplo: m¨¢s del 90% de kenianos tiene acceso al pago por m¨®vil gracias a la pionera M-Pesa¡ª, su apabullante naturaleza y su impresionante cultura ancestral, ?frica podr¨ªa ser el laboratorio para otra forma de concebir y medir el crecimiento y el bienestar; m¨¢s sostenible y m¨¢s humana.
Es el papel que defiende con vehemencia para el continente Mamphela Ramphele, copresidenta del Club de Roma. ?El principal obst¨¢culo? Romper los modos de hacer y de pensar impuestos por otros. ¡°Seg¨²n un antiguo dicho zul¨², si llevas las ropas de otro seguir¨¢s estando desnudo¡±, afirma.
La lucha contra la pandemia podr¨ªa ser el detonante para que los africanos dejen de sentirse desnudos e invisibles. Una llamada de atenci¨®n y de socorro de la madre tierra.