Criticar sin compasi¨®n
Siempre he pensado que ladr¨®n no es el que roba sino el que se dedica a robar. Y lo pienso no por caridad, sino por justicia. Criticar a una persona por sus errores sin compararlos con sus aciertos es miserable e hip¨®crita. Hoy proliferan los difamadores, altavoces de las miserias ajenas que no buscan profundizar en las biograf¨ªas sino ensuciar. Ponen todos los focos sobre la mancha, sin preguntarse si esa mancha es la caracter¨ªstica principal del traje. Hemos llegado al punto de crucificar a personas al margen de que tengan o no sentencias judiciales en su contra; y que haya pruebas irrefutab...
Siempre he pensado que ladr¨®n no es el que roba sino el que se dedica a robar. Y lo pienso no por caridad, sino por justicia. Criticar a una persona por sus errores sin compararlos con sus aciertos es miserable e hip¨®crita. Hoy proliferan los difamadores, altavoces de las miserias ajenas que no buscan profundizar en las biograf¨ªas sino ensuciar. Ponen todos los focos sobre la mancha, sin preguntarse si esa mancha es la caracter¨ªstica principal del traje. Hemos llegado al punto de crucificar a personas al margen de que tengan o no sentencias judiciales en su contra; y que haya pruebas irrefutables o no de los hechos es lo de menos. Si en la amplia trayectoria de sus vidas cometieron alg¨²n error, ¡°lo justo¡± es resaltarlo, darle la m¨¢xima publicidad y, si es posible, reducir el valor y significado de sus vidas a ese oscuro episodio. Como si hubiese una sola persona en el mundo capaz de superar tan injusto escrutinio.
Pablo Gonz¨¢lez Caballero. Boadilla del Monte (Madrid)