El quebradero de cabeza ecol¨®gico de un pa¨ªs rico
Suiza no redujo en 2019 las emisiones derivadas de los carburantes con respecto al a?o anterior
Hablar de pol¨ªtica medioambiental en un pa¨ªs que parece salido de una postal es un arma de doble filo. La calidad de vida en Suiza descansa en la idea de una naturaleza intacta. El ¡°castillo de agua¡± de Europa concita envidias por la limpieza de sus fuentes. Las emisiones de gases de efecto invernadero se han reducido considerablemente en los ¨²ltimos 30 a?os gracias a las medidas adoptadas en todos los ¨¢mbitos, desde el municipal hasta el federal. La biodiversidad recibe un amplio apoyo de los planes de acci¨®n y de los recursos financieros. En resumen, Suiza es ese peque?o para¨ªso de marmotas ...
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Hablar de pol¨ªtica medioambiental en un pa¨ªs que parece salido de una postal es un arma de doble filo. La calidad de vida en Suiza descansa en la idea de una naturaleza intacta. El ¡°castillo de agua¡± de Europa concita envidias por la limpieza de sus fuentes. Las emisiones de gases de efecto invernadero se han reducido considerablemente en los ¨²ltimos 30 a?os gracias a las medidas adoptadas en todos los ¨¢mbitos, desde el municipal hasta el federal. La biodiversidad recibe un amplio apoyo de los planes de acci¨®n y de los recursos financieros. En resumen, Suiza es ese peque?o para¨ªso de marmotas y de ¨ªbices en el coraz¨®n de Europa, donde la degradaci¨®n del medio ambiente parece detenerse como por arte de magia en las fronteras de nuestros vecinos.
Pero Suiza es tambi¨¦n ese pa¨ªs rico con un elevado consumo de energ¨ªas f¨®siles que no alcanzar¨¢ el objetivo nacional establecido para 2020 de reducir un 20% sus emisiones de CO2 con respecto al nivel de 1990. En un amplio estudio que ha publicado hace poco la Oficina Federal del Medio Ambiente suiza se pone de manifiesto que, a pesar del creciente uso tanto de biocombustibles como de autom¨®viles el¨¦ctricos, el pa¨ªs helv¨¦tico no logr¨® reducir en 2019 las emisiones derivadas de los carburantes con respecto al a?o anterior. Los helv¨¦ticos poseen un acusado gusto por unos veh¨ªculos cada vez m¨¢s grandes y potentes. En Suiza, los todoterrenos representan casi la mitad del parque automovil¨ªstico, frente a un tercio de media en los dem¨¢s pa¨ªses europeos.
Somos tambi¨¦n uno de los Estados europeos que m¨¢s gas¨®leo consume en calefacci¨®n. En la actualidad, ¨²nicamente el 1% de las instalaciones se renuevan cada a?o. A este ritmo, se necesitar¨ªa un siglo para sanear todas las construcciones del pa¨ªs. A pesar del incremento de las bombas de calor, el potencial de reducci¨®n de las emisiones en este terreno es inmenso.
Si bien las presas hidroel¨¦ctricas generan la parte fundamental de la producci¨®n de electricidad (casi el 60%), Suiza solo cubre el 4,2% de sus necesidades con las energ¨ªas solar y e¨®lica, frente al 33% de nuestros vecinos alemanes o el 50% largo de los daneses. Todas estas cifras hacen que en los ¨²ltimos a?os nuestro pa¨ªs haya descendido hasta el puesto 16? de la clasificaci¨®n anual del ?ndice de Actuaci¨®n frente al Cambio Clim¨¢tico, una herramienta independiente para vigilar las actuaciones de los pa¨ªses en materia de protecci¨®n del clima. Falta ambici¨®n y se puede hacer mejor, dicen los expertos¡
El medio ambiente, promovido por la reciente marea verde de las elecciones federales, se ha convertido en un tema central para nuestro Gobierno, al que es preciso reconocer el m¨¦rito de mantener su compromiso con el Acuerdo de Par¨ªs y de colaborar en este sentido con la pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea, e incluso ir m¨¢s all¨¢. Mientras lleva a cabo estudios de valoraci¨®n del CO2 para retirarlo de la atm¨®sfera o transformarlo con el fin de neutralizarlo ¡ªtecnolog¨ªas que las empresas helv¨¦ticas de reciente creaci¨®n dominan¡ª, su principal objetivo sigue siendo limitar a 1,5 grados el aumento de la temperatura de aqu¨ª a 2050. La revisi¨®n de la ley sobre el CO2 que se est¨¢ debatiendo ahora propone imponer un tributo de hasta 100 euros a los billetes de avi¨®n. La gasolina se incrementar¨¢ en 10 c¨¦ntimos de euro. El impuesto sobre el gas¨®leo, limitado ahora a 110 euros por tonelada de CO2, pr¨¢cticamente se duplicar¨¢. Todas estas imposiciones fiscales nutrir¨¢n un fondo para el clima, uno de cuyos objetivos es asimismo lograr unas finanzas m¨¢s ecol¨®gicas. Sin embargo, la suerte de esta revisi¨®n, atacada ahora por los grupos de presi¨®n conservadores, estar¨¢ sin duda en manos de la poblaci¨®n, pues as¨ª lo exige la democracia directa. Y dado que estos impuestos perjudicar¨¢n a las regiones perif¨¦ricas (igual que sucedi¨® en Francia con los chalecos amarillos), el resultado de semejante votaci¨®n es m¨¢s que incierto.
Por ¨²ltimo, hay un punto crucial en la lucha contra el calentamiento global del que se sigue hablando muy poco en Suiza: lo mismo que todos los ricos del mundo, el pa¨ªs externaliza de manera masiva su huella ambiental. Es el pa¨ªs con las emisiones importadas m¨¢s altas en comparaci¨®n con sus emisiones territoriales. El CO2 emitido en el extranjero para producir los bienes de consumo que los suizos importamos representa, en efecto, el 70% de nuestra huella ambiental. Este es el lujo de un peque?o Estado de 8,5 millones de habitantes, pero cuya econom¨ªa tiene el tama?o de la de un pa¨ªs de 40 millones y est¨¢ basada en gran medida en los servicios y productos de alto valor a?adido. Desempe?ar un papel m¨¢s ambicioso en la lucha contra el cambio clim¨¢tico en el ¨¢mbito mundial inevitablemente exigir¨¢ decisiones m¨¢s radicales. Y esta es la paradoja de un pa¨ªs rico: c¨®mo lograrlo sin correr el riesgo de empobrecerse.
Virginie Taha-Lenk es periodista de Tribune de Gen¨¨ve.
Traducci¨®n de News Clips.
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)