Estafas pol¨ªticas
Bannon no es un caso aparte. Son muchos los pol¨ªticos que se lucran personalmente con las mentiras con que enga?an a sus seguidores
La idea de que la pol¨ªtica es una estafa ha quedado superada, por antigua y manoseada, imprecisa incluso. Habr¨¢ que ir con cuidado a la hora de usarla, porque apenas sirve como met¨¢fora. Steve Bannon, que fue jefe de campa?a electoral de Donald Trump y luego consejero pol¨ªtico de la Casa Blanca, ha ido m¨¢s lejos que nadie en el arte de la mentira y la manipulaci¨®n, hasta organizar la pol¨ªtica como una estafa literal para lucrarse personalmente, en la que los estafados, a quienes ha sacado el dinero, son quienes antes se han dejado convencer por sus mentiras.
La idea mentirosa que vendi¨®...
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La idea de que la pol¨ªtica es una estafa ha quedado superada, por antigua y manoseada, imprecisa incluso. Habr¨¢ que ir con cuidado a la hora de usarla, porque apenas sirve como met¨¢fora. Steve Bannon, que fue jefe de campa?a electoral de Donald Trump y luego consejero pol¨ªtico de la Casa Blanca, ha ido m¨¢s lejos que nadie en el arte de la mentira y la manipulaci¨®n, hasta organizar la pol¨ªtica como una estafa literal para lucrarse personalmente, en la que los estafados, a quienes ha sacado el dinero, son quienes antes se han dejado convencer por sus mentiras.
La idea mentirosa que vendi¨® Bannon fue la construcci¨®n del muro con M¨¦xico mediante aportaciones en efectivo de los partidarios de la xenofobia trumpista. Era una mentira que pretend¨ªa remediar otra mentira: se trataba de construir un muro con aportaciones privadas, ya que no era posible construirlo con dinero p¨²blico, y menos todav¨ªa, tal como Trump hab¨ªa prometido, con el dinero p¨²blico de los mexicanos.
En la cuesti¨®n del muro con M¨¦xico la estafa metaf¨®rica, vulgar, conocida, fue la de Trump. No iba a cumplir su promesa, pero servir¨ªa para movilizar a los votantes de extrema derecha hostiles a los extranjeros. Trumpismo en estado puro, con sus m¨¢s de 20.000 mentiras presidenciales, a raz¨®n de 23 al d¨ªa.
Bannon ha ido m¨¢s lejos en el cl¨¢sico y ya vulgar arte de la mentira, aunque al final la justicia le haya pillado descansando en su soberbio yate en la costa de Connecticut. Su estafa puede producir rendimientos pol¨ªticos, pero lo sustancial es que produzca tambi¨¦n rendimientos cremat¨ªsticos. Sirve a su proyecto ideol¨®gico, pero alimenta la fortuna personal. Convierte a los cr¨¦dulos en incautos. Exige incluso una cierta fe del carbonero, pr¨®xima a la que las sectas y religiones han fomentado para esquilmar a sus seguidores. Los aires de grandeza ideol¨®gica del personaje, con su proyecto de una universidad ultraderechista en Roma, sus pretensiones de instaurar el populismo en la Uni¨®n Europea y sus delirios de salvaci¨®n de la civilizaci¨®n ocultaban a un mero estafador.
El descubrimiento de sus h¨¢biles manejos con los cubiletes pol¨ªticos no debiera conducir de ning¨²n modo a minimizar la envergadura del personaje ni su papel en la victoria de Trump. Tampoco a singularizarlo como un caso aparte. Aqu¨ª entre nosotros tambi¨¦n tenemos a gente como Bannon, que saben sacar provecho econ¨®mico personal de las aportaciones que hacen sus candorosos y enga?ados seguidores, movilizados en pos de causas imposibles.