La conjura de los irresponsables
Algunos gobernantes est¨¢n m¨¢s tiempo evitando el coste pol¨ªtico de gestionar la pandemia que asumiendo la responsabilidad de hacerlo
Hace pocos d¨ªas se public¨® una encuesta comparada de Pew Research sobre la gesti¨®n de la pandemia. S¨®lo en dos pa¨ªses, Reino Unido y EE UU, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n piensa que su Gobierno lo ha hecho mal. Para Espa?a el sondeo dibuja una curiosa paradoja: hay una mayor¨ªa de los espa?oles, el 54%, que piensa que la crisis se ha gestionado bien, pero, al mismo tiempo, ocupa la tercera posici¨®n en evaluaciones negativas, el 47%. Unos datos parecidos, aunque con ligera ventaja de los cr¨ªticos, a los publicados por YouGov entre los meses de marzo y junio.
Los datos objetivos sobre l...
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Hace pocos d¨ªas se public¨® una encuesta comparada de Pew Research sobre la gesti¨®n de la pandemia. S¨®lo en dos pa¨ªses, Reino Unido y EE UU, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n piensa que su Gobierno lo ha hecho mal. Para Espa?a el sondeo dibuja una curiosa paradoja: hay una mayor¨ªa de los espa?oles, el 54%, que piensa que la crisis se ha gestionado bien, pero, al mismo tiempo, ocupa la tercera posici¨®n en evaluaciones negativas, el 47%. Unos datos parecidos, aunque con ligera ventaja de los cr¨ªticos, a los publicados por YouGov entre los meses de marzo y junio.
Los datos objetivos sobre la pandemia son incontrovertibles. Somos el pa¨ªs con mayor ¨ªndice de contagios de toda Europa. Por m¨¢s que la segunda ola se pudiera anticipar y se replique en el Viejo Continente, en Espa?a ha golpeado antes y con mucha mayor intensidad. Para explicar esta situaci¨®n se recurre a justificaciones perezosas, como la irresponsabilidad de los j¨®venes (debe ser que en Italia o Grecia no los hay), o se descarga todo sobre la responsabilidad individual (pese a que somos de los m¨¢s cumplidores en mascarillas o distancia social de Europa). Hay una percepci¨®n de administraciones desbordadas y en ninguna comparativa salimos bien parados.
Sin embargo, Espa?a sigue dividida por la mitad respecto a la gesti¨®n y sin apenas alteraciones desde el inicio de la emergencia sanitaria, algo que quiz¨¢ se relacione con dos elementos. El primero es la estrategia de la polarizaci¨®n pol¨ªtica. Los rechazos cruzados entre electores, alentados desde medios y partidos, son ideales para evitar la rendici¨®n de cuentas. De un lado, porque intensifican el uso de atajos partidistas e ideol¨®gicos para interpretar y filtrar la informaci¨®n de la crisis que estamos padeciendo. Del otro lado, porque mueven el debate p¨²blico hacia el qui¨¦n y no al qu¨¦. Es decir, discutimos mucho sobre el proponente y poco la eficacia de la pol¨ªtica concreta.
El segundo elemento es la propia estructura del Estado auton¨®mico, que facilita la dispersi¨®n de responsabilidades. La escasa coordinaci¨®n horizontal e intersectorial, la ausencia de lealtad federal, facilita comportamientos oportunistas. Hay incentivos para que los gobiernos de diferentes partidos acusen a otro nivel administrativo de la mala gesti¨®n. Gracias a esto, los votantes siempre pueden buscar un gobierno de signo pol¨ªtico contrario al que culpar del desgobierno y eso, de nuevo, permite reforzar el blindaje partidista.
Quiz¨¢ esta combinaci¨®n nos indique por qu¨¦ terminamos respondiendo a la pandemia con medidas m¨¢s efectistas que efectivas. Despu¨¦s de todo, algunos gobernantes est¨¢n m¨¢s tiempo evitando el coste pol¨ªtico de gestionar que asumiendo la responsabilidad de hacerlo. Debemos romper con esta trampa perversa. Hemos perdido muchas vidas. Sigue habi¨¦ndolas en juego. Por favor, ya basta.