Un bolchevique en la Casa Blanca
Los reiterados abusos de poder de Trump revelan un uso de las instituciones como si fueran su propiedad privada, con la exclusi¨®n absoluta de la idea de una alternancia
Ni una concesi¨®n. El objetivo es romper la coalici¨®n que pretende armar Joe Biden, abarcando desde Bernie Sanders hasta los republicanos moderados. No lo har¨¢ con gestos de reconciliaci¨®n y apaciguamiento. Menos todav¨ªa alentando la unidad nacional. Ni siquiera le servir¨¢ la compasi¨®n hacia las v¨ªctimas de la violencia policial. Todo esto le corresponde al candidato dem¨®crata.
Ley y orden es la consigna. Identificar la destrucci¨®n y los saqueos con las manifestaciones antirracistas. Solidarizarse con los propietarios de los negocios incendiados y dar esquinazo a las v¨ªctimas de la polic...
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Ni una concesi¨®n. El objetivo es romper la coalici¨®n que pretende armar Joe Biden, abarcando desde Bernie Sanders hasta los republicanos moderados. No lo har¨¢ con gestos de reconciliaci¨®n y apaciguamiento. Menos todav¨ªa alentando la unidad nacional. Ni siquiera le servir¨¢ la compasi¨®n hacia las v¨ªctimas de la violencia policial. Todo esto le corresponde al candidato dem¨®crata.
Ley y orden es la consigna. Identificar la destrucci¨®n y los saqueos con las manifestaciones antirracistas. Solidarizarse con los propietarios de los negocios incendiados y dar esquinazo a las v¨ªctimas de la polic¨ªa. Convertir en derecho al error las actuaciones policiales contra ciudadanos negros desarmados. Suscitar indulgencia con los cr¨ªmenes de las milicias de extrema derecha, cubiertos por el derecho a portar armas y a defenderse. Todo aderezado con teor¨ªas de la conspiraci¨®n promovidas desde la misma presidencia.
Esta estrategia incendiaria pretende desalentar al voto moderado, para que desista o le vote como ¨²ltimo refugio antes de la guerra civil. En vez de competir por la centralidad, desplazarse aparatosamente hacia la derecha, con el marchamo que ofrece la Casa Blanca, utilizada en contravenci¨®n de la ley esta pasada semana como escenario de la Convenci¨®n Republicana.
Donald Trump llega as¨ª con las manos vac¨ªas a su segunda cita electoral. Nada puede esperar de una s¨²bita recuperaci¨®n econ¨®mica. Su nula credibilidad respecto a la pandemia no tiene remedio, aunque persista en sus absurdas esperanzas de una vacuna para antes de noviembre.
Nada ha hecho, y nada pod¨ªa hacer quien solo sabe deshacer, excepto sentarse en el Despacho Oval y actuar como un mimo de gestos presidenciales. El ¨²nico balance digno de tal nombre, que le agradecen sus seguidores, radica en la concentraci¨®n de poder en sus manos, con elusi¨®n de la divisi¨®n de poderes, los controles y los contrapoderes, del Congreso, de los Estados, de las autoridades independientes e incluso de los medios de comunicaci¨®n, y el correspondiente incremento del poder republicano, especialmente en la justicia.
La derrota no entra en sus previsiones. Es expl¨ªcita su voluntad de obstaculizar el voto por correo, para dificultar la participaci¨®n en condiciones de pandemia, alargar el escrutinio y convertirlo en un embrollo de litigios judiciales inextricable. Nunca se ha comprometido a aceptar pac¨ªficamente unos resultados adversos. Sus reiterados abusos de poder hasta la Convenci¨®n Republicana misma, revelan un uso de las instituciones como si fueran su propiedad privada, con la exclusi¨®n absoluta de la idea de una alternancia.
Trump retrata como bolcheviques a los dem¨®cratas, pero concibe la democracia como la conceb¨ªa el bolchevismo, el espantajo que agita: un instrumento deleznable para alcanzar el poder, a liquidar una vez obtenido para no perderlo.