Merkel ante Putin
Europa necesita a Rusia, pero no al precio del miedo a ver morir envenenados a los adversarios del poder
La canciller alemana, Angela Merkel, fue clara e inequ¨ªvoca el mi¨¦rcoles por la noche. ¡°No cabe duda¡± de que el pol¨ªtico de oposici¨®n ruso Alex¨¦i Navalni ha sido v¨ªctima de un intento de envenenamiento y Rusia debe dar una respuesta sobre lo sucedido. La veterana estadista, posiblemente la dirigente europea que mejor capta el mundo pos-sovi¨¦tico, suele ser muy precisa en los t¨¦rminos que aplica cuando se dirige a Mosc¨². Esta vez, Merkel actu¨® en dos l¨ªneas paralelas. Por una parte, indic¨® que el suceso tiene un peso global y que estaba dispuesta a llevarlo a sus ¨²ltimas consecuencias internaci...
La canciller alemana, Angela Merkel, fue clara e inequ¨ªvoca el mi¨¦rcoles por la noche. ¡°No cabe duda¡± de que el pol¨ªtico de oposici¨®n ruso Alex¨¦i Navalni ha sido v¨ªctima de un intento de envenenamiento y Rusia debe dar una respuesta sobre lo sucedido. La veterana estadista, posiblemente la dirigente europea que mejor capta el mundo pos-sovi¨¦tico, suele ser muy precisa en los t¨¦rminos que aplica cuando se dirige a Mosc¨². Esta vez, Merkel actu¨® en dos l¨ªneas paralelas. Por una parte, indic¨® que el suceso tiene un peso global y que estaba dispuesta a llevarlo a sus ¨²ltimas consecuencias internacionales, es decir, a decisiones colectivas de la UE, la OTAN y la Organizaci¨®n para la Prohibici¨®n de las Armas Qu¨ªmicas en La Haya. Por otra, la canciller no acus¨® a las autoridades rusas del suceso y por tanto dej¨® a¨²n un resquicio de confianza al presidente, Vlad¨ªmir Putin, para que d¨¦ una se?al, investigue el caso y se distancie de ¨¦l, si es que puede.
La evoluci¨®n de esta crisis est¨¢ en manos del l¨ªder ruso. Su margen de maniobra es equivalente a la distancia menguante que todav¨ªa queda antes de que se inicie de nuevo la construcci¨®n consciente de otro muro, esta vez para separar a Rusia de sus vecinos europeos. En una ocasi¨®n, Merkel opin¨® que Putin viv¨ªa en ¡°otro mundo¡± y ahora la reacci¨®n de este indicar¨¢ en qu¨¦ medida entiende el de sus interlocutores de las democracias desarrolladas occidentales, y qu¨¦ representan para ¨¦l los valores que asumi¨® como dirigente de un pa¨ªs miembro del Consejo de Europa. El caso de Navalni y el de otros ciudadanos rusos envenenados plantea preguntas pertinentes: ?son los envenenadores parte de un entramado jer¨¢rquico estructurado o se trata de individuos y grupos hasta cierto punto independientes e incontrolados dentro de una estructura con ramas contradictorias?
Rusia es una potencia nuclear y el mundo tiene derecho a saber si las sustancias t¨®xicas, venenosas y radiactivas que posee est¨¢n bien guardadas y controladas o si, m¨¢s bien, resulta posible que bandas de fan¨¢ticos, resentidos y ofendidos vengadores usen estos recursos para actividades delictivas que crean una inseguridad global.
Hasta los pol¨ªticos m¨¢s moderados en Alemania piden una respuesta, aunque insisten en la necesidad de no cortar el di¨¢logo con Mosc¨². En Rusia son muchos los ciudadanos que muestran su descontento, su verg¨¹enza y su inquietud por un suceso que afecta sobre todo a la credibilidad de su propio pa¨ªs y de sus dirigentes. Contra toda l¨®gica y evidencia, las autoridades rusas rebotan sus sospechas hacia sus vecinos occidentales. Y estos no deben responder a los bulos, mentiras y enredos de anacr¨®nicos e irresponsables pol¨ªticos pos-sovi¨¦ticos. Europa necesita a Rusia, pero no al precio del miedo a ver morir envenenados a los adversarios de Putin.