Contrato social
Espa?a necesita forjar un compromiso nuevo contra los estragos de la pandemia
La pol¨ªtica espa?ola, como la de tantos otros pa¨ªses, afronta el nuevo curso pol¨ªtico con la responsabilidad de encarar una crisis cuyos efectos amenazan con arruinar el futuro del pa¨ªs. Este peri¨®dico inicia hoy una serie de reportajes que quieren contribuir al debate sobre las decisiones trascendentales que se habr¨¢n de tomar para forjar los cimientos de un nuevo contrato social, de todo punto necesario si queremos superar el desastre de la pandemia m¨¢s cohesionados, con unas instituciones m¨¢s estables y un sistema que no deje atr¨¢s a los m¨¢s vulnerables.
Hacer frente a la crisis econ...
La pol¨ªtica espa?ola, como la de tantos otros pa¨ªses, afronta el nuevo curso pol¨ªtico con la responsabilidad de encarar una crisis cuyos efectos amenazan con arruinar el futuro del pa¨ªs. Este peri¨®dico inicia hoy una serie de reportajes que quieren contribuir al debate sobre las decisiones trascendentales que se habr¨¢n de tomar para forjar los cimientos de un nuevo contrato social, de todo punto necesario si queremos superar el desastre de la pandemia m¨¢s cohesionados, con unas instituciones m¨¢s estables y un sistema que no deje atr¨¢s a los m¨¢s vulnerables.
Hacer frente a la crisis econ¨®mica y la emergencia social derivada de la pandemia requerir¨¢ un esfuerzo extraordinario. Este interpela a todas las fuerzas pol¨ªticas y tendr¨¢ su primera prueba de fuego en el debate sobre los pr¨®ximos Presupuestos Generales del Estado. En ellos deben sentarse las bases de una pol¨ªtica de transformaciones a largo plazo, as¨ª como quedar fijada la proyecci¨®n compartida de lo que debe ser el futuro del pa¨ªs.
Espa?a se incorpor¨® tarde al Estado de bienestar y aunque hizo un gran esfuerzo, nunca lleg¨® a equipararse al de los pa¨ªses europeos avanzados. Ahora le toca recuperar la brecha, en circunstancias especialmente desfavorables. En toda Europa, los sistemas de bienestar social ¡ªque aseguraron d¨¦cadas de progreso, paz social y estabilidad pol¨ªtica¡ª atraviesan una encrucijada, entre el desgaste del modelo, la presi¨®n competitiva del ultraliberalismo de mercado y la creciente dificultad de financiarse. Cabe resaltar el retraso relativo de Espa?a en estos ¨¢mbitos, lo que duplica las tareas: por una parte, evitar el destrozo que la pandemia y su correlato objetivo, la crisis econ¨®mica, puedan ocasionar en el sistema; y tratar de recuperar los rezagos hist¨®ricos respecto a Europa, por otra.
La pandemia ha venido a mostrar las carencias de un sistema sanitario (excelente en lo curativo, menos en lo preventivo) y de saturaci¨®n de servicios sociales que necesitan mejores dotaciones t¨¦cnicas y humanas, as¨ª como un incremento presupuestario. Lo mismo sucede con el sistema educativo, que no solo debe ser reforzado, sino revisado con profundidad para que pueda afrontar el cambio de paradigma digital en el que nos encontramos.
El ingreso m¨ªnimo vital recientemente aprobado es un gran avance, pero resulta tambi¨¦n necesario analizar con detalle esta y otras pol¨ªticas sociales para evitar posibles efectos colaterales indeseables, y que puedan as¨ª integrarse sin roces con las necesarias reformas estructurales de largo alcance. Financiar todo ello, as¨ª como cimentar la sostenibilidad de las pensiones, exige, m¨¢s all¨¢ de las ayudas europeas, una revisi¨®n a fondo de la fiscalidad que asegure la eficacia recaudatoria, la equidad contributiva, el fomento al crecimiento y a las empresas. No es tarea f¨¢cil. Nada peor, por tanto, que abordarla con anteojeras ideol¨®gicas o bander¨ªas partidistas.
Resulta imperativo aprovechar este esfuerzo para reorientar nuestro modelo econ¨®mico y productivo de manera que pueda hacer frente y superar las diferentes crisis que se solapan y se proyectan sobre el futuro inmediato, especialmente la emergencia clim¨¢tica y las transformaciones derivadas de la revoluci¨®n digital y la robotizaci¨®n. Todo est¨¢ relacionado y ser¨ªa un error plantear pol¨ªticas sectoriales como si fueran compartimentos estancos, sin visi¨®n de conjunto ni de largo plazo.
En demasiadas ocasiones, la discusi¨®n sobe los Presupuestos queda emborronada entre dos extremos: las grandes cifras ¡ªun arcano para la mayor¨ªa de los ciudadanos¡ª y la gresca partidista de l¨ªneas rojas y vetos cruzados. No es tarea de un peri¨®dico elaborar unos Presupuestos. Pero s¨ª contribuir con datos, opiniones y una visi¨®n de largo alcance al necesario debate. Nuestro prop¨®sito es aportar elementos para una conversaci¨®n serena, constructiva y alejada de las pugnas partidistas. Pero es ahora a ellos, a los partidos pol¨ªticos, a los que, desde las leg¨ªtimas diferencias program¨¢ticas, les corresponde tomar el testigo con responsabilidad. Solo as¨ª, tanto si est¨¢n en el Gobierno como en la oposici¨®n, recibir¨¢n el reconocimiento ciudadano.