Una pandemia sin techo
Si la nueva normalidad nos trae, como estamos viendo, nuevos riesgos y posibles confinamientos, ser¨ªa mejor dejarnos de relatos triunfalistas y ponernos a administrar el virus como lo que es
En mitad de una cat¨¢strofe inesperada, una de las primeras preguntas que el pol¨ªtico al mando le hace a la cient¨ªfica experta en el fen¨®meno es: ?cu¨¢ndo podemos esperar que acabe esto? El hurac¨¢n, ?cu¨¢ndo pasar¨¢? El incendio, ?cu¨¢ndo se extinguir¨¢? La pandemia, ?en qu¨¦ momento tocar¨¢ techo?
Seis meses llevamos busc¨¢ndolo, y nada que lo tocamos, salvo en ciertos puntos con una incidencia atroz (los miles de muertos que deja atr¨¢s la inmunidad de grupo no merecen otro adjetivo), el techo no parece existir para los pa¨ªses o las regiones: reabrimos Espa?a, Israel, Estados Unidos o M¨¦xico y ...
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En mitad de una cat¨¢strofe inesperada, una de las primeras preguntas que el pol¨ªtico al mando le hace a la cient¨ªfica experta en el fen¨®meno es: ?cu¨¢ndo podemos esperar que acabe esto? El hurac¨¢n, ?cu¨¢ndo pasar¨¢? El incendio, ?cu¨¢ndo se extinguir¨¢? La pandemia, ?en qu¨¦ momento tocar¨¢ techo?
Seis meses llevamos busc¨¢ndolo, y nada que lo tocamos, salvo en ciertos puntos con una incidencia atroz (los miles de muertos que deja atr¨¢s la inmunidad de grupo no merecen otro adjetivo), el techo no parece existir para los pa¨ªses o las regiones: reabrimos Espa?a, Israel, Estados Unidos o M¨¦xico y vuelven los casos. Casi siempre quedan susceptibles suficientes para producir rebrotes si no se implementan los cuidados necesarios. Pero tampoco para las personas: comenzamos a conocer casos de reinfecci¨®n, confirmando lo que siempre sospech¨® la inmunolog¨ªa. Efectivamente, la inmunidad existe, y parece que funciona, pero probablemente no es eterna ni completa.
En una pel¨ªcula de cat¨¢strofes, la respuesta de la experta al pol¨ªtico se ci?e a la necesidad narrativa de encontrar una soluci¨®n que produzca un desenlace definitivo, satisfactorio. Pero en la realidad, lo que la ciencia responde ante los incendios que han asolado California este mes, o el hurac¨¢n que en estos d¨ªas llega a Florida y Alabama, no lleva a una revelaci¨®n s¨²bita, tecnol¨®gica, que produce una conclusi¨®n de final feliz. La voz autorizada entona en su lugar un ¡°mira, esta ola acabar¨¢, pero llegar¨¢ la siguiente, quiz¨¢s con m¨¢s fuerza¡±; una predicci¨®n de reto constante, determinada por las nuevas condiciones que nos trae el cambio clim¨¢tico. Y la recomendaci¨®n resultante no es milagrosa. Es ingenieril, gris, aburrida, anticl¨ªmax, pero a su manera mucho m¨¢s dura e importante: prepar¨¦monos, cambiemos lo que tengamos que cambiar para reducir el riesgo y los da?os de lo que nos traiga el futuro inmediato.
Tambi¨¦n, creo, deber¨ªamos pensar y operar as¨ª con respecto a la pandemia. Hasta ahora, nuestra forma de enfrentarla se ha parecido a la de un alcalde heroico de Hollywood que espera el cielo azul tras la tormenta, la reapertura. Pero si la nueva normalidad nos trae, como estamos viendo, nuevos riesgos y posibles confinamientos, ser¨ªa mejor dejarnos de relatos triunfalistas y ponernos a administrar la epidemia como lo que es: una amenaza sin techo a la vista con la que, por ahora, tendremos que convivir. @jorgegalindo