El trumpismo se relame
El partido republicano tiene a tiro convertir al ¨¢rbitro constitucional en la garant¨ªa contra cualquier evoluci¨®n progresista en d¨¦cadas
?Lo que faltaba! Con la muerte de Ruth Bader Ginsburg, juez progresista del Tribunal Supremo, el trumpismo se relame. Tiene a tiro convertir el m¨¢ximo ¨¢rbitro constitucional, formado por nueve jueces vitalicios, en la garant¨ªa contra cualquier evoluci¨®n hacia la izquierda al menos en dos generaciones.
El nombramiento de los jueces explica el enigma del incondicional apoyo republicano a un personaje como Donald Trump. No importa el caos de su presidencia. El objetivo es deshacer el Estado social, las pol¨ªticas de igualdad y de protecci¨®n de las minor¨ªas adoptadas especialmente por Frankl...
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?Lo que faltaba! Con la muerte de Ruth Bader Ginsburg, juez progresista del Tribunal Supremo, el trumpismo se relame. Tiene a tiro convertir el m¨¢ximo ¨¢rbitro constitucional, formado por nueve jueces vitalicios, en la garant¨ªa contra cualquier evoluci¨®n hacia la izquierda al menos en dos generaciones.
El nombramiento de los jueces explica el enigma del incondicional apoyo republicano a un personaje como Donald Trump. No importa el caos de su presidencia. El objetivo es deshacer el Estado social, las pol¨ªticas de igualdad y de protecci¨®n de las minor¨ªas adoptadas especialmente por Franklin Roosevelt y Lyndon Johnson. Tambi¨¦n evitar el control sobre las armas de fuego y la abolici¨®n de la pena de muerte, y favorecer la prohibici¨®n y penalizaci¨®n del aborto.
Todo este programa cavern¨ªcola est¨¢ al alcance de la mano si Trump obtiene un segundo mandato en noviembre. En tal caso, adem¨¢s del sustituto de Ginsburg, que le dar¨¢ una mayor¨ªa conservadora de 6 a 3 en el Supremo, sus partidarios rezar¨¢n para que la providencia divina, siempre propensa a favorecer a la derecha, se deshaga de Stephen Breyer, ahora con 83 a?os, nombrado por Clinton como la fallecida Ginsburg. En tal caso la mayor¨ªa ultra ser¨ªa de 7 a 2.
El l¨ªder republicano en el Senado Mitch McConnell no quiere esperar a la elecci¨®n presidencial para asegurar este radiante futuro y se propone nombrar al sustituto de Ginsburg antes del 3 noviembre. No importa el antecedente desfavorable a tanta precipitaci¨®n, establecido por ¨¦l mismo cuando se neg¨® a aceptar la discusi¨®n del nombramiento por Barack Obama de un juez moderado a ocho meses de la elecci¨®n presidencial.
McConnell tiene ahora la oportunidad de alargar su brillante hoja de servicios. A sus maniobras contra el juez propuesto por Obama y en favor de los dos nuevos nombramientos de Trump ya se deb¨ªa la mayor¨ªa conservadora de cinco a cuatro. Habituado a utilizar la mayor¨ªa de bloqueo senatorial, que exige 60 senadores sobre 100 para determinadas votaciones, la elimin¨® para el nombramiento de jueces del Supremo. Sin contar con su habilidad para disciplinar a los senadores, eficaz contra el impeachment o destituci¨®n del presidente y ahora muy necesaria para los nuevos nombramientos.
La juez Ginsburg era el s¨ªmbolo feminista de la lucha por la igualdad. Hoy la sociedad progresista estadounidense teme que su muerte signifique tambi¨¦n un golpe mortal para la democracia.