Albertina

Alberto fue alumno m¨ªo el a?o pasado. Le gusta Chirbes y me recomend¨® Rewind de Tall¨®n. En marzo las clases presenciales se transformaron en virtuales. Alberto desapareci¨®. Me interes¨¦ por ¨¦l y me informaron de que era m¨¦dico en el centro de atenci¨®n primaria de Pe?a Prieta en Puente de Vallecas. Antes del verano, Alberto vino a verme a una librer¨ªa de viejo, La subterr¨¢nea. Aparentemente, hab¨ªamos superado lo peor. ?l, a trav¨¦s de su mascarilla, me explic¨® que viv¨ªa en una calma tensa. Serenidad previa al tsunami. Me imagin¨¦ una de esas escenas en las que alguien dormita mientras los c...

Alberto fue alumno m¨ªo el a?o pasado. Le gusta Chirbes y me recomend¨® Rewind de Tall¨®n. En marzo las clases presenciales se transformaron en virtuales. Alberto desapareci¨®. Me interes¨¦ por ¨¦l y me informaron de que era m¨¦dico en el centro de atenci¨®n primaria de Pe?a Prieta en Puente de Vallecas. Antes del verano, Alberto vino a verme a una librer¨ªa de viejo, La subterr¨¢nea. Aparentemente, hab¨ªamos superado lo peor. ?l, a trav¨¦s de su mascarilla, me explic¨® que viv¨ªa en una calma tensa. Serenidad previa al tsunami. Me imagin¨¦ una de esas escenas en las que alguien dormita mientras los cables de la electricidad empiezan a cortocircuitar, se queman, comienza el incendio imprevisible. Alberto comparti¨® conmigo su insatisfacci¨®n ante un trabajo que no se puede hacer bien porque no hay recursos. Antes de la pandemia, la sanidad en Madrid ya estaba precarizada por los recortes y privatizaciones de los ¨²ltimos a?os.

Hoy vuelvo a preocuparme por Alberto y le pongo un correo. ?l me da permiso para transcribirlo: ¡°En mi centro de salud trabajan 12 m¨¦dicxs, 10 enfermerxs, 4 auxiliares y 9 administrativos. Mi turno es el de tarde, de 14 a 21 horas, pero como hay que cubrir ausencias y yo soy un refuerzo a veces voy por la ma?ana: hago turno bisagra de 10 a 18... Ahora, con la vuelta al colegio, falta personal que pide excedencia para cuidar de su familia. En cada consulta vemos 60-70 pacientes por turno (el lunes pasado vi 100), entre llamadas y presencial. Tenemos que hacer visitas domiciliarias. Cada d¨ªa uno de nosotros se ocupa de lo presencial con sospecha covid. Enfermer¨ªa saca 45 PCR por la ma?ana y otras tantas por la tarde. Tambi¨¦n hemos estado haciendo las PCR de todos los contactos, porque salud p¨²blica no existe, hacemos rastreo, resolvemos problemas sociales... Hemos tenido que abandonar a nuestros pacientes cr¨®nicos. Compa?eros y compa?eras no pueden dormir, y se plantean ¡ªsobre todo los mayores¡ª dejarlo. Yo manejo todos los d¨ªas una ansiedad importante, porque Vallecas est¨¢ abandonada y la gente est¨¢ harta. Tengo la certeza de estar ofreciendo la peor asistencia sanitaria que he ofrecido nunca, y al mismo tiempo la seguridad de no haber trabajado nunca m¨¢s, ni renunciado m¨¢s a mi propia vida. (...) Es un relato amargo, pero es la realidad que vivo. Hace semanas, desde primaria se avis¨® de que nuestros pacientes de hoy ser¨ªan los pacientes hospitalarios de ma?ana y los pacientes de UCI de la semana pr¨®xima. Hay una percepci¨®n de que la tragedia solo llega cuando se llenan los hospitales, y la misma percepci¨®n de que en primaria no se est¨¢ trabajando porque los centros de salud est¨¢n cerrados. (¡­) Y la Comunidad de Madrid sin haber contratado los rastreadores que habr¨ªamos necesitado, sin protocolos decentes, construyendo guetos¡­ Hace ya tres semanas que la situaci¨®n en Vallecas es insostenible. Esa l¨ªnea no tan invisible que parte Madrid en dos nos tiene atrapados¡±.

Alberto debe de ser uno de esos ¡°m¨¦dicos sindicalistas¡± que atacan a una presidenta a la que deber¨ªamos preguntarle cu¨¢l ha sido el destino de los millones de euros que el Gobierno central ha transferido a Madrid. No se trata de sacar pistolas. Se trata, tanto en sentido recto como figurado, de salvaguardar la salud p¨²blica. Yo, ego¨ªstamente, quiero que Alberto pueda descansar y volver a clase.