El PP en busca de autor
Los delirios de D¨ªaz Ayuso simbolizan la ligereza de un l¨ªder de la derecha que no ha sabido comprender que un liderazgo de calado requiere mucho m¨¢s que alguna ocurrencia medi¨¢tica
¡°Madrid es Espa?a dentro de Espa?a. Madrid ?qu¨¦ es si no es Espa?a?¡±. El trabalenguas patri¨®tico de D¨ªaz Ayuso, sobre un tapiz de banderas entrelazadas de la naci¨®n y de la capital a la altura del peor kitsch, es el mejor ejemplo del momento en que est¨¢ atrapado el PP. Despu¨¦s de que una moci¨®n de censura echara a Rajoy del poder, incapaz de asumir responsabilidad pol¨ªtica alguna por la corrupci¨®n de su partido, el PP en particular y la derecha en general necesitan una gran refundaci¨®n como la que lider¨® Aznar, cuando ese espacio pol¨ªtico estaba deca¨ªdo en su traves¨ªa del desierto, desp...
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¡°Madrid es Espa?a dentro de Espa?a. Madrid ?qu¨¦ es si no es Espa?a?¡±. El trabalenguas patri¨®tico de D¨ªaz Ayuso, sobre un tapiz de banderas entrelazadas de la naci¨®n y de la capital a la altura del peor kitsch, es el mejor ejemplo del momento en que est¨¢ atrapado el PP. Despu¨¦s de que una moci¨®n de censura echara a Rajoy del poder, incapaz de asumir responsabilidad pol¨ªtica alguna por la corrupci¨®n de su partido, el PP en particular y la derecha en general necesitan una gran refundaci¨®n como la que lider¨® Aznar, cuando ese espacio pol¨ªtico estaba deca¨ªdo en su traves¨ªa del desierto, despu¨¦s del descalabro de UCD y la falta de pegada de la Alianza Popular de Fraga. En los a?os de Rajoy, el PP se fue empeque?eciendo, mientras a un bando le crec¨ªa la extrema derecha y al otro Ciudadanos. El delirio del sorpasso que aliment¨® la vanidad de Albert Rivera salv¨® al PP de la debacle. Pero solo una renovaci¨®n a fondo puede devolverle el estatus de alternativa de poder.
Pablo Casado, con el aliento de Aznar, se crey¨® elegido para el cambio, pero no ten¨ªa ni proyecto ideol¨®gico ni mimbres. Sin discurso de futuro, con los fantasmas de Catalu?a y Venezuela como fuente de cohesi¨®n ideol¨®gica, se limit¨® a alternar la normalizaci¨®n de Vox con aislados y t¨ªmidos ensayos de moderaci¨®n para contrarrestar la laicizaci¨®n de Ciudadanos. Nada suficiente para hacer regresar a la casa com¨²n al electorado de la derecha: los cabreados han encontrado el consuelo del vocer¨ªo patri¨®tico de Abascal y compa?¨ªa, al modo Trump, y los conservadores, despu¨¦s de una derrota, siempre tardan en despertar del mal sue?o. Pero, adem¨¢s, Casado se equivoc¨® en los mimbres al emprender una renovaci¨®n acelerada del personal. Los delirios de D¨ªaz Ayuso simbolizan la ligereza de un l¨ªder de la derecha que no ha sabido comprender que un liderazgo de calado requiere mucho m¨¢s que alguna ocurrencia medi¨¢tica. Y ah¨ª est¨¢, paralizado, a la espera de que el viento de la pandemia y la crisis econ¨®mica se lleven al Gobierno por delante. E incapaz de entender por qu¨¦ la coalici¨®n de La Moncloa avanza y todav¨ªa tiene margen paras consolidarse.
Aznar, siguiendo el viento de los a?os noventa, coloc¨® al PP sin complejos en la l¨ªnea de la ortodoxia neoliberal que ven¨ªa soplando desde Estados Unidos y Gran Breta?a, y reanim¨® el nacionalismo espa?ol a golpes de patriotismo constitucional. Ahora, entrados en otro ciclo, Casado no tiene nada nuevo que proponer a la derecha para que sume, salvo buscar cobijo en formas de trumpismo light. Por si fuera poco, le estalla la corrupci¨®n institucional en el Ministerio del Interior de Fern¨¢ndez D¨ªaz, y Casado se pone en modo Rajoy: yo no s¨¦ nada, yo no estaba ah¨ª. De modo que el PP vuelve a la busca de autor. Y S¨¢nchez avista la consolidaci¨®n de su mayor¨ªa.