Solidaridad y derechos
La UE necesita un pacto migratorio a la altura de sus valores y con un reparto justo
Tras cinco a?os de par¨¢lisis, la Comisi¨®n Europea ha alumbrado por fin un plan para afrontar el reto migratorio que tanta tensi¨®n provoca en el seno de la Uni¨®n. El plan trata de conciliar los intereses contrapuestos de los pa¨ªses del Este que se niegan a aceptar refugiados y los pa¨ªses fronterizos del sur como Grecia, Italia o Espa?a, que est¨¢n en primera l¨ªnea de las llegadas irregulares. La Comisi¨®n renuncia a imponer cuotas obligatorias de refugiados, pero prev¨¦ mecanismos de solidaridad a la carta para que todos puedan encontrar una forma de contribuir.
La propuesta inicia ahora el...
Tras cinco a?os de par¨¢lisis, la Comisi¨®n Europea ha alumbrado por fin un plan para afrontar el reto migratorio que tanta tensi¨®n provoca en el seno de la Uni¨®n. El plan trata de conciliar los intereses contrapuestos de los pa¨ªses del Este que se niegan a aceptar refugiados y los pa¨ªses fronterizos del sur como Grecia, Italia o Espa?a, que est¨¢n en primera l¨ªnea de las llegadas irregulares. La Comisi¨®n renuncia a imponer cuotas obligatorias de refugiados, pero prev¨¦ mecanismos de solidaridad a la carta para que todos puedan encontrar una forma de contribuir.
La propuesta inicia ahora el proceso de discusi¨®n con los 27 pa¨ªses miembros y la Euroc¨¢mara. No tiene el ¨¦xito asegurado, pero es un intento serio y posibilista de encauzar un problema que se hab¨ªa enquistado despu¨¦s de que la Uni¨®n fracasara en su proyecto de imponer cuotas obligatorias de refugiados en plena crisis migratoria. La negativa por parte de pa¨ªses del Este a cumplir el pacto de reparto adoptado por mayor¨ªa abri¨® una crisis sin precedentes en la que se puso de manifiesto que la UE era incapaz de implementar sus propios acuerdos. Las cifras de llegadas est¨¢n ahora muy lejos del mill¨®n y medio de 2015, pero la presi¨®n que ejerce la extrema derecha y el seguidismo de sus postulados por parte de algunos Gobiernos conservadores ha impedido consensuar una pol¨ªtica com¨²n de asilo y gesti¨®n de la migraci¨®n irregular.
Los pa¨ªses miembros tendr¨¢n tres v¨ªas para contribuir: acoger contingentes de refugiados, asumir la gesti¨®n del retorno de inmigrantes irregulares o contribuir a sufragar los gastos de las pol¨ªticas que se apliquen en los pa¨ªses m¨¢s afectados. La Comisi¨®n se reserva la capacidad de imponer su criterio final si en caso de emergencia no encuentra la cooperaci¨®n necesaria de forma voluntaria. Esta especie de carta blanca puede ser un escollo para la adhesi¨®n de los pa¨ªses m¨¢s reluctantes, pero sus Gobiernos han de tener en cuenta que si est¨¢n en la Uni¨®n Europea no es solo para obtener beneficios, entre ellos importantes fondos estructurales. Han de contribuir tambi¨¦n a las cargas, y la de la acogida de refugiados es una de las se?as de identidad del proyecto europeo.
El problema es complejo y una de las dificultades radica en distinguir entre desplazados con derecho a asilo y migrantes econ¨®micos. El plan pivota sobre dos ejes: blindaje de las fronteras exteriores y una gesti¨®n m¨¢s eficaz de las devoluciones de los inmigrantes irregulares. Este es un punto crucial, pues se estima que m¨¢s de dos tercios de los migrantes que llegan no tienen derecho a asilo. La mayor agilidad en los tr¨¢mites de acogida y devoluci¨®n han de estar en todo caso presididos por un escrupuloso respeto por los derechos humanos, algo que no siempre se cumple ahora mismo en la frontera griega, y tampoco cuando se niega el desembarco de los migrantes rescatados en alta mar. El resultado final deber¨ªa ser el alumbramiento de reglas y criterios claros y justos que desincentiven la inmigraci¨®n irregular. Pero para ello es imprescindible habilitar v¨ªas cre¨ªbles que canalicen la migraci¨®n regular y llegar a pactos con los pa¨ªses emisores de manera que aquellos que colaboren con la repatriaci¨®n de sus nacionales sean premiados con mayores cupos migratorios.