¡®Ciao, bella¡¯
Rossana, aunque ella sigui¨® comunista, y los otros que lucharon por la democracia casi toda su vida, ahora lo har¨ªan contra Ayuso para matar al virus
Hay una foto en la que se ve a Javier Pradera, y Fernando Claud¨ªn y Rossana Rossanda, que miran a la c¨¢mara mientras el primero, que gana a los otros por goleada en coqueter¨ªa, est¨¢ a otra cosa, o lo parece.
Entre los tres re¨²nen en sus biograf¨ªas una buena parte de la decencia del siglo pasado en Espa?a e Italia. Rossana ha muerto ahora, a los 96 a?os, bastante m¨¢s tarde que sus compa?eros de instant¨¢nea. Esa mujer bien podr¨ªa ser la ¡°bella¡± a la que se refer¨ªa la canci¨®n de la resistencia italiana contra los nazis; siempre que la mujer hubiera participado en la pelea, como lo h...
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Hay una foto en la que se ve a Javier Pradera, y Fernando Claud¨ªn y Rossana Rossanda, que miran a la c¨¢mara mientras el primero, que gana a los otros por goleada en coqueter¨ªa, est¨¢ a otra cosa, o lo parece.
Entre los tres re¨²nen en sus biograf¨ªas una buena parte de la decencia del siglo pasado en Espa?a e Italia. Rossana ha muerto ahora, a los 96 a?os, bastante m¨¢s tarde que sus compa?eros de instant¨¢nea. Esa mujer bien podr¨ªa ser la ¡°bella¡± a la que se refer¨ªa la canci¨®n de la resistencia italiana contra los nazis; siempre que la mujer hubiera participado en la pelea, como lo hizo Rossana en los a?os cuarenta.
Los tres compartieron dos grandes venturas: su lucha por la democracia estuvo acompa?ada por el ¨¦xito; la otra es que no tuvieron la mala fortuna de ver triunfar su sue?o comunista en sus pa¨ªses.
La lucha de clases, dirigida por un gran partido comunista, no obtuvo ¡ªpor suerte para todos, pero especialmente para los tres de la foto, disidentes natos como eran¡ª la victoria ni en Italia ni en Espa?a. El pron¨®stico de Karl Marx result¨® errado. Aunque qued¨® lo mejor del alem¨¢n en su conocida tesis: ¡°Hasta ahora, los fil¨®sofos intentaban interpretar el mundo. Se trata de cambiarlo¡±. Y a algo tan sencillo como eso se dedicaron los tres un largo tiempo de sus vidas.
Ahora, Isabel D¨ªaz Ayuso, con el fuerte motivo de la pandemia, ha revivido, o lo intenta al menos, la guerra de clases.
En los barrios m¨¢s humildes de Madrid, en los que antes se hacinaba la clase obrera, se mezclan los nuevos madrile?os, que son casi todos emigrantes latinoamericanos, con los antiguos habitantes castizos de la zona. Y resulta que esa gente no es muy d¨®cil. La frontera del Arroyo Abro?igal que ahora se llama M-30, no es bastante si no se explica a la gente por qu¨¦ se tiene que quedar confinada en pisos de 30 metros cuadrados y hacer trabajos de limpieza con mascarilla, en las casas de N¨²?ez de Balboa, de donde salen a diario cientos de negacionistas para airear que ellos dieron golpes a las cacerolas cuando tocaba. ?Buena haza?a! Son los chicos de Ayuso.
Rossana, aunque sigui¨® comunista, y los otros lucharon por la democracia casi toda su vida, y ahora lo har¨ªan contra Ayuso para matar al virus.
?Ciao, bella!