Bueno, nadie es perfecto
Somos demasiados los que nos creemos importantes y opinamos sobre cosas sobre las que poca idea tenemos
Mi abuelo fue un hombre importante. Se lo he o¨ªdo decir a muchas personas. Yo solo tengo un recuerdo de ¨¦l, esos recuerdos de infancia con los que Freud me hubiera diagnosticado alguna represi¨®n o neurosis: su risa y las escaleras de nuestra casa, en Francia, en las que lo esperaba sentada con mis primos y hermanos. Yo ten¨ªa tres a?os. ?l volv¨ªa de esquiar. Era el a?o 1975.
Fue ingeniero. Inventor. Naci¨® en un peque?o pueblo del departamento del Yonne, y estudi¨® con becas y ayudas, siempre apoyado por profesores que vieron en ¨¦l su talento precoz. Se pas¨® la vida estudiando, aprendiendo...
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Mi abuelo fue un hombre importante. Se lo he o¨ªdo decir a muchas personas. Yo solo tengo un recuerdo de ¨¦l, esos recuerdos de infancia con los que Freud me hubiera diagnosticado alguna represi¨®n o neurosis: su risa y las escaleras de nuestra casa, en Francia, en las que lo esperaba sentada con mis primos y hermanos. Yo ten¨ªa tres a?os. ?l volv¨ªa de esquiar. Era el a?o 1975.
Fue ingeniero. Inventor. Naci¨® en un peque?o pueblo del departamento del Yonne, y estudi¨® con becas y ayudas, siempre apoyado por profesores que vieron en ¨¦l su talento precoz. Se pas¨® la vida estudiando, aprendiendo y ense?ando, y supongo que sigui¨® su instinto de hombre inteligente. Su compa?¨ªa invent¨® el primer sistema de suspensi¨®n de aire para un tren aerodeslizador, el A¨¦rotrain, del que el mundo entero se ha beneficiado. Su pa¨ªs lo apoy¨®, con reticencias. Un reci¨¦n llegado a la presidencia Giscard d?Estaing reconoci¨® que, si bien su tren era el m¨¢s r¨¢pido que se hab¨ªa construido jam¨¢s, no era en buen momento para apoyarlo, ¡°la gente quiere modernidad, pero no tanta¡¡±. Brotaron teor¨ªas de la conspiraci¨®n para desacreditar su trabajo y el de su compa?¨ªa. Mi madre lo tiene claro, lo dejaron solo y muri¨® de pena. Sus diarios as¨ª lo reflejan, en ¨¦l habla de ¡°mis dolores de cabeza¡± y de su frustraci¨®n. Ten¨ªa 58 a?os, un c¨¢ncer de cerebro lo mat¨® y un atentado que nunca se esclareci¨® calcin¨® el hangar en el que su tren esperaba salir a unir los pueblos de Francia.
Mi abuelo pescaba, ten¨ªa una relaci¨®n de amor y de respeto hacia la naturaleza. Me lo ha contado mi madre, que lo acompa?¨® tantas veces y desarroll¨® junto a ¨¦l esa excelsa paciencia del pescador. Ten¨ªa una sonrisa que a m¨ª me ha acompa?ado mucho y que solo puedo agradecerle a mi primera memoria y a ese invento que es la fotograf¨ªa. Hablaba con un acento de Borgo?a que no se consideraba elegante para un hombre de ¡°su importancia¡± y para un oficial de la Legi¨®n de Honor. Pero ¨¦l nunca se baj¨® de su acento.
Hoy me acuerdo de ¨¦l y de toda su importancia. Por este ruido insoportable que da dolor de cabeza. Supongo que somos demasiados los que nos creemos importantes como mi abuelo, y opinamos sobre cosas sobre las que poca idea tenemos. Estamos leg¨ªtimamente enfadados y nadamos en una sopa de opiniones contradictorias. Y es una mezcla explosiva.
Oigo decir a algunos que esta enfermedad mata a unos cuantos, pero ?qu¨¦ le vamos a hacer! mal de unos pocos, porque es m¨¢s importante ¡°mi libertad¡±. Otros dicen que no se pondr¨¢n la vacuna porque las vacunas son una gran mentira urdida por ¡°los poderes¡±. ?Ser¨¢n los mismos poderes a los que aluden los negacionistas, o esos son ¡°otros poderes¡±? Se dice que las vacunas ?matan¡! y muchos no se la pondr¨¢n (40% seg¨²n una encuesta), pero a la vez, muchos de ellos piden con m¨¢s fuerza salir a hacer vida normal ya. ?Han pensado a cu¨¢ntos tiene que matar esta asquerosa enfermedad para que se considere que no ponerse una vacuna es m¨¢s beneficioso que hacerlo? ?O es que los muertos por covid-19 cuentan menos que los posibles perjudicados por una vacuna? Lo cierto es que tienen m¨¢s valor los muertos que refuerzan nuestras teor¨ªas.
La culpa de la pandemia es de los gobernantes y de sus malas actuaciones y a m¨¢s pandemia m¨¢s Estado porque ¡°ellos tienen que sacarnos del l¨ªo¡±. Lo dicen tambi¨¦n liberales que quieren bajar impuestos y reducir la presencia del Estado en nuestras vidas, pero ?c¨®mo se pagan m¨¢s camas, m¨¢s m¨¦dicos, m¨¢s pruebas, si no es con dinero de cada uno de nosotros har¨¢ llegar de una u otra forma al Estado? ?O es que el Estado es unos u otros seg¨²n cada circunstancia? ?Pues consumamos!, se grita ?y que siga la fiesta! ?Pero no era malo consumir porque contamina y solo sirve al asqueroso capitalismo? ?La vida es lo primero y la econom¨ªa tendr¨¢ que esperar! O viceversa. ?De verdad no se puede organizar la vida pensando en la econom¨ªa y viceversa? Quiz¨¢s s¨ª pero hay que cambiar algo de esa vida, y algo de esa econom¨ªa. ?Las pruebas son la clave! ?Las pruebas no sirven para nada pero que me la hagan! Si esto afecta a los mayores ?que se encierren ellos! ?O quiz¨¢s podr¨ªamos ense?ar a nuestros j¨®venes que, como tantos otros que nos precedieron y fueron a luchar por sus mayores, su acci¨®n de hoy se ver¨¢ ma?ana como un gran gesto de generosidad y de responsabilidad que los ayudar¨¢ a crecer? Pero no, sigamos inculc¨¢ndoles el ¡°yo, yo, yo¡±, porque ¡°yo lo valgo¡±. Lo que no se puede negar es que los m¨¦dicos y el personal sanitario se est¨¢n dejando el pellejo. ?Pues que se pongan ellos la vacuna! Y lo har¨¢ la mayor¨ªa, porque sabe lo que est¨¢ en juego. ?Pero es as¨ª c¨®mo los tenemos en cuenta en nuestra ecuaci¨®n? Por favor, lean el manifiesto que han publicado 55 sociedades cient¨ªficas espa?olas con motivo del primer Congreso Nacional covid-19
?Somos acaso el paciente al que esta pandemia ha retrasado su operaci¨®n, por la ocupaci¨®n de camas, y que quiz¨¢s no viva para contarlo? Quiz¨¢s podr¨ªamos hacer algo para intentar evitar que se ocupe su cama por un enfermo de covid-19. ?Pero menudo aburrimiento! Porque resulta que para algunos salir menos, o no hacer su vida ¡°de siempre¡± es sin¨®nimo de confinamiento. ?De verdad renunciar temporalmente a hacer botell¨®n o a no reunirnos con todos nuestros amigos cuando nos da la gana es una restricci¨®n insoportable de ¡°mi libertad¡±? ?Podr¨ªamos pensar que quiz¨¢s ese esfuerzo aporte un bien mayor a la comunidad mientras dure la pandemia? Y es importante repetirlo: mientras dure la pandemia.
El Gobierno y las grandes corporaciones son responsables de muchos de nuestros males, clamamos. ?Pero acaso est¨¢ re?ido con que lo seamos a t¨ªtulo individual? Ser responsables con lo que hacemos con nuestra vida tiene la virtud de tener mucho que ver con qu¨¦ hacemos por nuestra comunidad cercana. No es poco.
Demasiados van por ah¨ª d¨¢ndose bombo con teor¨ªas que afirman que las redes, las pantallas y la tecnolog¨ªa son causantes de la pandemia, ?pero cu¨¢ntos de ellos se nutren y viven de esas mismas redes, pantallas y tecnolog¨ªa que demonizan seg¨²n lo que les viene bien? Podr¨ªamos empezar a pensar seriamente si estamos engordando con su mal uso la estupidez humana.
Yo no sal¨ª ingeniera, ni cient¨ªfica, me hubiera encantado. Sufro mis enormes limitaciones por no ser capaz de comprender c¨®mo act¨²an las transaminasas o c¨®mo funcionan el motor de un coche o las tripas de un ordenador que tanto bien traen a mi vida bien usados (y recalco ese ¡°bien usados¡±). Por eso admiro tanto a quienes tienen ese conocimiento. Pero no los coloco en el podio de los dioses porque no me parece ni sano ni responsable. Seguramente ellos quisieran poder escribir una novela, tocar como Jimi Hendrix o bailar La Bayad¨¨re. Yo tambi¨¦n, por cierto. ?Qu¨¦ tal si bajamos de nuestros peque?os altares a mucho diosecillo, aprovechados y vendevientos con buenas intenciones que las redes, y lamentablemente muchos medios de comunicaci¨®n, est¨¢n metiendo en nuestras vidas para su ¨²nico y propio beneficio, para que la sociedad est¨¦ polarizada, dividida en bandos cada vez m¨¢s manipulables y a su vez manipuladores? ?Cu¨¢ntas de esas teor¨ªas no existir¨ªan o no necesitar¨ªan un apostolado a gritos si en lugar de ir a las redes a informarnos lo hici¨¦ramos m¨¢s a menudo con libros que nos hacen pensar con mayor lentitud y art¨ªculos que han pasado muchos filtros antes de ser publicados, prensa escrita que no nos embute en la lectura de la noticia sus ¡°sugerencias¡± o anuncios y nos lleva por donde le interesa, y di¨¢logo que exige escuchar al otro exponer sus motivos en lugar de lanzarle los nuestros para confirmar nuestras teor¨ªas? Todos nos podemos aplicar el cuento. Este art¨ªculo es fruto de esta necesidad para quien lo escribe. Leamos lo que nos saca de nuestras ideas. Busquemos una coherencia de partida, serenidad, eso que por desgracia los pol¨ªticos no son capaces de mostrar porque ¡°no renta¡± como dicen los j¨®venes ahora, y hag¨¢moslo aceptando que, ¡°Bueno, nadie es perfecto¡±, como dice Osgood Fielding en Con faldas y a lo loco. Tanto en tan poco¡ Sabernos imperfectos no nos tiene que llevar a la necesidad de ¡°sentirnos importantes¡± a toda costa. Mi intuici¨®n me dice que mi abuelo nunca se sinti¨® as¨ª.
Hoy, m¨¢s que nunca, me acuerdo de ¨¦l. Me encantar¨ªa que sus dolores de cabeza no fueran los de todos esos m¨¦dicos, cient¨ªficos y personas que est¨¢n luchando por llevarnos, con tiempo, en silencio y con los errores que ellos mejor que nadie saben que hay que superar por el camino de la investigaci¨®n, hacia una vida libre de este virus. De momento en nuestra mano est¨¢ que el camino, que a¨²n ser¨¢ duro, sea m¨¢s sosegado, silencioso y coherente. Ya habr¨¢ tiempo para la fiesta. Ahora toca escuchar, ayudar y tener paciencia. Menudo aburrimiento.
Phil Camino es escritora y editora de La Huerta Grande. Autora de La memoria de los vivos (Galaxia Gutenberg).