La pasi¨®n turca
La soluci¨®n justa parece clara: restaurar la paz y evitar el en¨¦simo aplastamiento armenio. Enfrente, ceguera voluntaria
Un rasgo distintivo de la opini¨®n p¨²blica espa?ola es su insensibilidad ante los problemas internacionales, agravada en la izquierda por la miop¨ªa de un pensamiento autodenominado progresista. Tuvo que hacer Maduro muchas barbaridades para que las condenas no recayeran sobre los dem¨®cratas, y Cuba sirve a¨²n de asidero para hacer profesi¨®n de fe antiimperialista, olvidando el desastre econ¨®mico. Lo que no significa absolver la deriva ultraderechista de Brasil o la que asoma en Bolivia. Con frecuencia, lo contrario del infierno no es el para¨ªso, sino otro infierno.
?Para qu¨¦ ocuparse de O...
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Un rasgo distintivo de la opini¨®n p¨²blica espa?ola es su insensibilidad ante los problemas internacionales, agravada en la izquierda por la miop¨ªa de un pensamiento autodenominado progresista. Tuvo que hacer Maduro muchas barbaridades para que las condenas no recayeran sobre los dem¨®cratas, y Cuba sirve a¨²n de asidero para hacer profesi¨®n de fe antiimperialista, olvidando el desastre econ¨®mico. Lo que no significa absolver la deriva ultraderechista de Brasil o la que asoma en Bolivia. Con frecuencia, lo contrario del infierno no es el para¨ªso, sino otro infierno.
?Para qu¨¦ ocuparse de Oriente Medio, del Mediterr¨¢neo o del C¨¢ucaso? Salvo si hay una cat¨¢strofe, ejemplo L¨ªbano, noticia de actualidad por unos d¨ªas. Ni las dificultades de T¨²nez para conciliar democracia e Islam, ni los aspectos concretos de la tragedia siria, ni la partida que juegan Rusia y Turqu¨ªa all¨ª y en Libia suscitan atenci¨®n. Los hechos se suceden, aparentemente sin sentido. Y al Gobierno espa?ol, que no le obliguen a pensar. Menos si lo justo amenaza a inversiones en riesgo.
De ah¨ª la suma de desinter¨¦s y trivializaci¨®n que caracteriz¨® a los comentarios sobre uno de los acontecimientos relevantes del verano: el ascenso imperialista de la pol¨ªtica exterior turca. Primero, la conversi¨®n en mezquita de Santa Sof¨ªa, proclamando el desprecio a toda opini¨®n exterior y el enlace con una tradici¨®n de aplastamiento de lo bizantino o griego. Segundo, plasmaci¨®n de esa superioridad contra Grecia y Chipre al declarar plena soberan¨ªa sobre la ¡°patria azul¡±, el mar circundante, enviando barcos de guerra. Tercero, repliegue transitorio en el conflicto, para intervenir en el enfrentamiento sobre el enclave armenio de Nagorno-Karabaj, en nombre del expansionismo panturco: dos Estados ¡ªAzerbaiy¨¢n, Turqu¨ªa¡ª, una naci¨®n. Resultaban absurdas las adivinanzas sobre la autor¨ªa de la guerra, pues solo Bak¨² pod¨ªa atacar. La propaganda turca no ocult¨® nada sobre tales prop¨®sitos. Las miradas giraron hacia otro lado.
Los antecedentes cuentan: una situaci¨®n creada por Stalin de adscripci¨®n de un territorio mayoritariamente armenio, Nagorno-Karabaj, a la rep¨²blica sovi¨¦tica de Azerbaiy¨¢n, no ten¨ªa otra salida que su uni¨®n con Armenia al desaparecer la URSS. Los pogromos azer¨ªes de 1988-1990 disiparon toda duda. Azerbayan trat¨® de impedirlo por las armas. Armenia gan¨® la guerra (1991-1994) y Nagorno-Karabaj permaneci¨® independiente hasta hoy.
Negacionista pertinaz del genocidio de 1915, Erdogan impulsa abiertamente a Azerbaiy¨¢n en esta revancha, forjando su superioridad: milicianos procedentes de Siria, drones. T¨¢ctica azer¨ª: eficaces bombardeos sobre la poblaci¨®n civil en la capital de Karabaj, para vaciarla. Respuesta: misiles armenios sobre una ciudad azer¨ª. La soluci¨®n justa parece clara: restaurar la paz y evitar el en¨¦simo aplastamiento armenio. Enfrente, ceguera voluntaria.