La UE en Caracas
La acci¨®n diplom¨¢tica europea resulta esencial para los dem¨®cratas venezolanos
Venezuela se hunde a pasos agigantados en una dram¨¢tica crisis econ¨®mica, pol¨ªtica y de derechos humanos. Millones de personas han tenido que huir del pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os por la inepta, corrupta y opresora gesti¨®n del r¨¦gimen chavista, recientemente acusado por una misi¨®n de investigaci¨®n de la ONU de grav¨ªsimas violaciones de derechos humanos. Ante semejante escenario, la comunidad internacional no puede permanecer indiferente y debe tratar de facilitar una salida abriendo el camino a soluciones pol¨ªticas con los medios disponibles: por un lado, una acci¨®n diplom¨¢tica que ayude a los dem...
Venezuela se hunde a pasos agigantados en una dram¨¢tica crisis econ¨®mica, pol¨ªtica y de derechos humanos. Millones de personas han tenido que huir del pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os por la inepta, corrupta y opresora gesti¨®n del r¨¦gimen chavista, recientemente acusado por una misi¨®n de investigaci¨®n de la ONU de grav¨ªsimas violaciones de derechos humanos. Ante semejante escenario, la comunidad internacional no puede permanecer indiferente y debe tratar de facilitar una salida abriendo el camino a soluciones pol¨ªticas con los medios disponibles: por un lado, una acci¨®n diplom¨¢tica que ayude a los dem¨®cratas venezolanos a avanzar en el reestablecimiento de condiciones, precisamente, democr¨¢ticas; por otro, la perspectiva de sanciones que golpeen al r¨¦gimen sin afectar a la ciudadan¨ªa. No hay que ser ingenuos: dado el historial del r¨¦gimen chavista, es sumamente dif¨ªcil lograr avances significativos. Pero no hay duda de que nada ocurrir¨¢ sin una involucraci¨®n eficaz de actores exteriores. Por eso, la iniciativa de la UE, liderada por el vicepresidente de la Comisi¨®n y alto representante de Pol¨ªtica Exterior de la UE, Josep Borrell, para facilitar una salida pacifica y democr¨¢tica en el pa¨ªs est¨¢ m¨¢s que justificada.
La liberaci¨®n de un centenar de presos pol¨ªticos y la invitaci¨®n a la observaci¨®n internacional de Naciones Unidas y la UE en las pr¨®ximas elecciones legislativas por parte del r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro, aunque insuficientes, eran medidas que representaban una base para intentar negociar. Desgraciadamente, como cab¨ªa temer, Maduro no ha liberado a m¨¢s presos pol¨ªticos y, a pesar de las recomendaciones realizadas por la ONU y las peticiones de la UE, se ha empe?ado en mantener la fecha del 6 de diciembre cuando no se dan las garant¨ªas para permitir unos comicios transparentes y con la exigible igualdad de condiciones entre los candidatos. Adem¨¢s, la Asamblea Nacional Constituyente ¡ªun Parlamento paralelo exclusivamente conformado por el chavismo¡ª aprob¨® el jueves una ley que otorga a Maduro poderes ilimitados para firmar contratos con empresas petroleras nacionales y extranjeras. Es decir, pone sin posibilidad de control alguno en manos del mandatario un sector esencial para la maltrecha econom¨ªa venezolana.
En esta tesitura caben b¨¢sicamente dos opciones. La primera es dar por est¨¦ril cualquier intento dialogado de reconducir la situaci¨®n, resign¨¢ndose as¨ª a que Maduro celebre unas elecciones sin las debidas condiciones democr¨¢ticas. Esta votaci¨®n, s¨ª, quedar¨¢ completamente deslegitimada, pero a?adir¨¢ tensi¨®n social y mayor caos institucional en un pa¨ªs que necesita urgentemente entrar en una senda de entendimiento. La segunda es agotar las v¨ªas posibles que, sin comprometer los principios de respeto a los derechos y libertades de los venezolanos, persuadan al r¨¦gimen de la necesidad de aplazar los comicios y tratar de conseguir condiciones adecuadas para los mismos. Y esa es la senda elegida por Josep Borrell.
La estrategia est¨¢ justificada. La UE puede y debe tener un papel protagonista buscando, a trav¨¦s de la diplomacia, f¨®rmulas para acabar de una vez con el drama de Venezuela. El enrocamiento de Maduro no va a terminar si no es mediante una acci¨®n de la comunidad internacional que procure medidas efectivas y cre¨ªbles para reconducir la situaci¨®n. Y Europa debe asumir este reto, m¨¢xime en estos momentos en que EE UU no juega este papel.