La pen¨²ltima
De un longevo tenaz como Woody esperaremos la despedida serena y bienhumorada de los ¨²ltimos autorretratos de Agn¨¨s Varda o el acento eleg¨ªaco sin patetismos del ¡®Dublineses¡¯ de Huston
Hay que ir a los cines para no perderse lo que pronto podr¨ªa dejar de ser la ¨²ltima pel¨ªcula de Woody Allen. El cineasta, a punto de cumplir los 85, no para, y cuando salimos cada a?o de sus estrenos, por lo general en oto?o, ya un nuevo rodaje est¨¢ en marcha, con su promesa de jovialidad contagiosa, un virus este que no nos importa inhalar al re¨ªr. En cuanto a Rifkin¡¯s Festival, se trata de un vadem¨¦cum donostiarra menos lucido que sus antepen¨²ltimas obras maestras Irrational Man y Un d¨ªa de lluvia en Nueva York, y a sus admiradores nos gustar¨ªa que en la siguiente o sigu...
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Hay que ir a los cines para no perderse lo que pronto podr¨ªa dejar de ser la ¨²ltima pel¨ªcula de Woody Allen. El cineasta, a punto de cumplir los 85, no para, y cuando salimos cada a?o de sus estrenos, por lo general en oto?o, ya un nuevo rodaje est¨¢ en marcha, con su promesa de jovialidad contagiosa, un virus este que no nos importa inhalar al re¨ªr. En cuanto a Rifkin¡¯s Festival, se trata de un vadem¨¦cum donostiarra menos lucido que sus antepen¨²ltimas obras maestras Irrational Man y Un d¨ªa de lluvia en Nueva York, y a sus admiradores nos gustar¨ªa que en la siguiente o siguientes Allen se despidiera a lo grande de la historia del cine, en la que merece, m¨¢s que un nicho (en el sentido real de la palabra y no en el del bobo anglicismo que se ha colado en nuestra lengua), el pante¨®n glorioso de su monumental filmograf¨ªa. Claro que esos finales no siempre son premeditados, excepto si el artista ¡ªVirginia Woolf, Pavese, Alfonsina Storni¡ª pone fin a su obra a la vez que a su propia vida. De un longevo tenaz como Woody esperaremos la despedida serena y bienhumorada de los ¨²ltimos autorretratos de Agn¨¨s Varda o el acento eleg¨ªaco sin patetismos del Dublineses de Huston.
Rifkin¡¯s Festival cultiva el pastiche, un negociado de la s¨¢tira que gusta mucho a Allen. Aqu¨ª la caricatura de escenas de Fellini, Welles o Bergman est¨¢ muy bien lograda, siendo deslumbrante el remedo c¨®mico de la c¨¦lebre partida de ajedrez del Caballero y la Muerte en El s¨¦ptimo sello. El Bergman metaf¨ªsico y atormentado se presta bien a la burla (corrosiva la que en 1979 hizo Fernando Colomo en su divertid¨ªsimo filme corto K??ensonaten hablado en sueco macarr¨®nico), pero suele ser adivino social y marital. Y como El s¨¦ptimo sello transcurre en tiempos de peste, y nosotros sufrimos una, consuela, a la salida del cine, que el Caballero de Allen burle a la Muerte a orillas del Cant¨¢brico.