Ceremonia de la confusi¨®n
La iniciativa desleal del PP incorpora unas dosis interesadas de inquietud que germinan entre la ciudadan¨ªa con facilidad en un entorno de complejidad como el que representa Europa
No comparto ni la forma ni el fondo de la iniciativa para modificar la elecci¨®n del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Me disgusta que los miembros del gobierno de los jueces con el mandato caducado sigan en sus puestos como si tal cosa. Y me averg¨¹enza el cinismo con el que el PP, tras negarse a cumplir con el mandato que exige renovar la composici¨®n de los ¨®rganos constitucionales, se atreva a trasladar a las instancias europeas, de forma tramposa, dudas acerca de la calidad de nuestra democracia.
Esta iniciativa desleal incorpora unas dosis interesadas de inquietud que germin...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
No comparto ni la forma ni el fondo de la iniciativa para modificar la elecci¨®n del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Me disgusta que los miembros del gobierno de los jueces con el mandato caducado sigan en sus puestos como si tal cosa. Y me averg¨¹enza el cinismo con el que el PP, tras negarse a cumplir con el mandato que exige renovar la composici¨®n de los ¨®rganos constitucionales, se atreva a trasladar a las instancias europeas, de forma tramposa, dudas acerca de la calidad de nuestra democracia.
Esta iniciativa desleal incorpora unas dosis interesadas de inquietud que germinan entre la ciudadan¨ªa con facilidad en un entorno de complejidad como el que representa Europa. Tambi¨¦n para los iniciados en la materia es f¨¢cil acabar atrapados en declaraciones, informes y procedimientos de una multiplicidad de ¨®rganos cuya cita atropellada al calor de la pol¨¦mica facilita una ceremonia perfecta de la confusi¨®n entre lo relevante y la mera an¨¦cdota. Prescindo ahora por ello de las referencias de mejora que se reclama a los sistemas judiciales nacionales desde m¨²ltiples instancias europeas, para detenerme en la irresponsabilidad de una acci¨®n encaminada a conectar a Espa?a, sin motivo real, con un escenario de preocupaci¨®n como el que existe en la Uni¨®n Europea por la deriva iliberal de los gobiernos de algunos Estados.
El fundamento democr¨¢tico de la Uni¨®n es, efectivamente, un imperativo que las instituciones europeas se han conjurado en garantizar y es en este contexto donde se encuadra el procedimiento que constat¨® la existencia de riesgo de vulneraci¨®n grave y persistente de deterioro de la democracia en Polonia y Hungr¨ªa. Un procedimiento condicionado por la unanimidad que hizo imposible articular sanciones a los afectados. Esta circunstancia no impidi¨®, sin embargo, que la Comisi¨®n Europea recurriera al Tribunal de Justicia tanto la ley polaca que jubilaba anticipadamente a los jueces del Tribunal Supremo, como la encargada de crear un ¨®rgano disciplinario de los jueces cuya composici¨®n y funciones podr¨ªa conculcar el Derecho europeo. En el primer asunto, el Tribunal conden¨® a Polonia por vulnerar la Carta de Derechos Fundamentales. El Tribunal tiene pendiente todav¨ªa la resoluci¨®n del segundo recurso, si bien el pasado mes de abril ya adopt¨® medidas cautelares para dejar en suspenso la actuaci¨®n del ¨®rgano disciplinario en tanto llegue el pronunciamiento definitivo. Pues bien, no hace falta tener demasiados conocimientos jur¨ªdicos para advertir la diferencia entre la gravedad de lo que ocurre en Polonia y el enredo que existe en Espa?a sobre la renovaci¨®n del CGPJ.
Volviendo a Espa?a, es oportuno recordar que los manuales de negociaci¨®n ense?an que los acuerdos pol¨ªticos llegan cuando los problemas est¨¢n maduros y ambas partes pueden presentar una victoria sobre el otro, adem¨¢s de una ventaja razonable con el acuerdo final. Todo invita a pensar que, tras el c¨²mulo de errores en torno al (y por el) CGPJ, ese momento ya ha llegado y, en consecuencia, la renovaci¨®n de conformidad con las reglas vigentes deber¨ªa ser la mejor opci¨®n para todos. Tambi¨¦n para la democracia.